viernes, 6 de abril de 2012

Cumplido 132: Intocable

Paradojas de la vida: Me he dado cuenta de que, mucha loa al escapismo y tal y cual y bla, bla, bla, y resulta que la mayoría de los libros que leo desde hace años cuentan hechos reales, nada de ficción (y menos aún novela fantástica o similares, porque eso casi lo tengo olvidado, salvo muy contadas excepciones). Lo de la literatura de montaña tiene más lógica, pero este libro autobiográfico de Philippe Pozzo Di Borgo nunca habría entrado en mis planes de este blog, salvo porque me lo regalaron, y porque, una vez en mis manos, pensé que lo que cuenta y su punto de vista podía tener cierto sentido en la temática general de este espacio. Y es que al fin y al cabo, no deja de ser la vida de otra persona, muy diferente en la mayoría de los aspectos a lo que yo haya podido vivir, y entrar en un relato narrado en primera persona te lleva a, al menos, imaginar otras realidades humanas. Cada vez creo más en la idea de que escapar no es sólo un objetivo de disfrute, sino también una necesidad de enriquecimiento, pues quedarse en uno mismo o en lo ya conocido no sirve precisamente para aprender. Y eso también conlleva conocer vivencias no especialmente agradables, pero que a su vez sirven de ejemplo de superación en situaciones mucho más difíciles que las de uno mismo.

En el caso de Pozzo Di Borgo se trata de una historia llena de contrastes, comenzando con la situación acomodada y privilegiada de alguien que nace en una familia aristocrática, que en su juventud conoce a la mujer ideal, pero que a partir de un momento de su vida comienza a vivir una experiencia personal especialmente dura por la grave enfermedad de ella, y más adelante él mismo sufre un accidente que le acarrea una tetraplejia, tres años antes de que su mujer fallezca. Es tras ello que decide escribir el libro con la ayuda de un magnetófono, y de ahí surge una historia autobiográfica cuya primera parte (inicialmente un libro publicado hace más de diez años titulado "El nuevo aliento") es, sobre todo, muy dura; no se regodea en el dramatismo al narrarla, pero por sí sola ya es bastante amarga. Y lo interesante no es sólo cómo afronta -a la hora de narrarlas- todas esas duras experiencias, y de qué manera explica la percepción de uno mismo y de su vida en su nada fácil situación, de la que en la mayoría de los sentidos es prácticamente imposible escapar; lo curioso es también cómo interpreta ahora la parte de su vida en la que podía disponer de su cuerpo plenamente, probablemente sin ser capaz de valorarlo entonces como habría merecido. Como deberíamos valorarlo todos, en la creencia de que nos cuesta escapar cuando en realidad estamos físicamente completos; los oficialmente sanos tenemos habitualmente otro tipo de discapacidad: la del ánimo o la actitud. Pozzo Di Borgo tiene una perspectiva de la vida que aporta el conocimiento de otra visión de la misma, no sólo en el caso de su enfermedad, sino sobre todo en el caso general de la vida misma, de cualquier persona, sea cual sea su estado.

En el segundo texto, "El demonio de la guarda", más breve y escrito más recientemente e incluido en el libro "Intocable", cuenta los años más recientes de su vida, que por cierto son los que se tratan en la exitosa película del mismo nombre, aún en cartelera. Es la parte más desenfadada e incluso humorística. Se une a su protagonismo el de Abdel, el ex-preso senegalés que se ocupa de su cuidado, y del contraste entre personas tan dispares surge tanto la salvación de ambos como las situaciones cómicas que arrancan las sonrisas del lector. Tanto Pozzo Di Borgo como Abdel logran escapar de una realidad en la que parecían irremisiblemente atrapados, y rehacen sus vidas logrando unas dosis dignas de felicidad. En esta parte también es interesante cómo cambia la visión de la sociedad por parte de Pozzo, que si bien nunca fue precisamente un conservador a ultranza, difícilmente habría imaginado años atrás llegar a conclusiones como que el Occidente mercantil es "un exceso de orgías, de paraísos, de frenesís, de ruidos y de olvidos". Desde su escapismo forzado, Pozzo percibe los males de la sociedad y sus posibles remedios. Y no olvidemos que él sufrió la escapada en el sentido contrario del de la búsqueda de la plenitud: Pasó de tenerlo todo a estar sólo y postrado en una silla. Y, también paradojas e ironías de la vida, el accidente había llegado como consecuencia del otro tipo de escapismo, el de tratar de disfrutar y sentirse libre en momentos difíciles, y que Pozzo había buscado mediante otra de esas actividades habitualmente alardeadas en blogs como éste: El parapente. Y es curioso cómo logra transmitir el poder evasivo de esos vuelos que con tanta destreza llegó a dominar, desde la perspectiva de su actual inmovilidad. Pasa igual cuando uno añora la montaña estando encerrado en casa: Escapar es también evocar.

No me atrevo a profundizar más. Por un lado, el tema o los temas tratados en el libro son bastante sensibles para lo que yo pueda aportar, y por otro lado hay en buena parte de sus páginas un estilo poético y profundo que unas veces no logro sentir, y otras ni siquiera llego a entender. No es que se me dé muy bien la poesía, pero aparte de eso supongo que por mucho que nos empeñemos en tratar de empatizar con alguien en la situación de Pozzo Di Borgo, no podemos ni hacernos a la idea.

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