viernes, 30 de enero de 2009

Plan de escapada 10: "Testimony" (Neal Morse)

  1. Lugar: Mi habitación.
  2. Momento: Próximamente...
  3. Plan: Escuchar por primera vez el disco "Testimony" (2003) de Neal Morse, bajo similares pautas que en las anteriores escapadas musicales meramente auditivas. Hace mucho (diría años) que no hago la primera escucha de un disco bajo dichas pautas, es decir, entregado exclusivamente a la audición del álbum. Suele ser más fácil dicha entrega cuando ya conoces el disco, aunque depende de con qué disco se haga, lo cual, en el caso de una audición primeriza, es una auténtica sorpresa, y por tanto una escapada de las buenas, en caso de ser satisfactoria la obra. De esto tiene muchas papeletas, pues Morse es un músico progresivo a la vieja usanza setentera, aunque con los adelantos actuales, y con algunos momentos más hardrockeros o heavies, por lo que conozco de su disco "?" (sí, se llama así, "?", o "Question mark", para entenderse); vamos que tiene todos los elementos para gustarme. Pero ojo, es todo un reto, pues se trata de un doble disco, con un total de dos horas de duración (a ver cuándo saco tiempo sin que se me moleste...); es decir, que la escapada es más que completa: si resulta decepcionante, será difícil aguantarla, y seguramente tendré que abandonar a la mitad...; pero si resulta satisfactoria, puede ser uno de mis mejores momentos escapistas-musicales en mucho tiempo... veremos...

miércoles, 28 de enero de 2009

Propuesta para publicidad en autobuses.

De ¿Viviendo o escapando?



He tratado de plasmar en la imagen la idea que he visualizado mentalmente a raiz de estos asuntos:



Campaña ateista en publicidad de autobuses

Campaña cristiana en publicidad de autobuses

Y concluyo:

De ¿Viviendo o escapando?

martes, 27 de enero de 2009

Cumplido plan de escapada 9: "Siete Años en el Tibet"

De ¿Viviendo o escapando?



Finalmente, la película me pareció que, estando bien en su estilo, no tiene quizá el enfoque necesario para contar la historia en todos sus matices. Jean-Jacques Annaud, que por muy francés que sea, sabe cómo hacer una película "a la americana" para que tenga éxito, prefirió ese enfoque más superficial o de entretenimiento, que la profundidad que aparenta tener la historia que hay detrás. Definitivamente, me gustó, me entretuvo, y hubo momentos loables, sobre todo fotográfica y paisajísticamente, pero creo que tendré que leer el libro para poder llegar a escaparme del todo con la verdadera historia.

Centrándome en lo mejor que pude sacar de esa historia, hay varios aspectos paradójicamente escapistas; o eso, o que hacen difusa o contradictoria la idea del escapismo. En principio, Heinrich Harrer, siendo alpinista, es alguien que por su vocación parecería escapista (del mundo convencional, de las comodidades, de la urbe, etc.). Sin embargo, vista la interpretación de su personaje en la película, más bien parece prisionero de sí mismo, de sus obsesiones y de sus ambiciones deportivas. El montañismo, para alguien que ha alcanzado el éxito y la fama, tiene un enfoque competitivo; el alpinista así parace escalar mucho más por su propia vanidad que por el amor a la montaña. Alguien se lo dirá más tarde, ya en el Tibet, mientras exhibe sus facultades con la cuerda en la pared de un edificio: "Esa es una diferencia entre nuestras culturas: Vosotros (los occidentales) admiráis al hombre que fuerza su camino hasta la cima como meta en la vida. Nostros (tibatenos) admiramos al hombre que abandona su ego".

Volviendo algunas escenas atrás, el escapismo se convierte en necesidad, cuando Heinrich y sus compañeros tratan de huir del campo de concentración en que han sido reclutados por los ingleses. Una prisión inesperada y forzada, para unos alpinistas (civiles, no combatientes) que poco tienen que ver con la guerra ("no están del lado de nadie porque nadie está de su lado"). Resulta evidente ver la necesidad de escapar en un caso así (aunque esa prisión no suponga necesariamente condiciones infrahumanas), pero no de escapar de lugares más comunes y aceptados, como la propia sociedad o las propias prisiones interiores, con el ego como núcleo de las mismas; aquí se da por hecho que es lo que hay y se prefiere el conformismo más o menos resignado (aunque se juegue uno más la vida -o al menos de manera más directa- escapando de un campo de concentración).

Finalmente, la verdadera escapada llega no en un lugar físico, si no en la iluminación que supone conocer otra cultura radicalmente distinta a la propia. El Tibet. La humildad, el pacifismo, la sencillez en grado sumo. Faltan muchos minutos de película para poder llegar a reflejarlo todo. Aunque sirve la muy bien reflejada imagen esperpéntica de los tibetanos preparándose contra su voluntad para defenderse de otra guerra que (ellos tampoco) nunca buscaron. Y es aquí donde, abandonando su egoismo y acercándose por primera vez en la película al corazón de una persona (el joven Dalai Lama), Heinrich escapa al fin de su prisión interna. Y, paradójicamente (o no), da un sentido positivo a su afición al alpinismo: "Me gusta escalar por su absoluta simplicidad. Cuando escalas tu mente está despejada, libre de toda confusión; está concentrada en algo... Y de repente, la luz se vuelve más nítida, los sonidos más claros, y te invade una profunda y poderosa sensación de vida".

La última montaña que corona (literalmente) Heinrich en la película tiene un sentido radicalmente distinto a su éxito del Eiger o su fracaso del Nanga Parbat: Es la verdadera ascensión (metafórica) hacia el sentido de la vida.

Lo dicho, buscaré el libro, más tarde o más temprano.

lunes, 26 de enero de 2009

Plan de escapada 9: "Siete Años en el Tibet" (Jean-Jacques Annaud)

  1. Lugar: Aquí.
  2. Momento: Ahora.
  3. Plan: Ver la película "Siete Años en el Tibet" (1997), película ya vista por todo el mundo, pero en la que yo no me había interesado hasta saber, hace poco, que está basada en un relato autobiográfico de Heinrich Harrer, el alpinista autriaco que formó parte de la cordada vencedora pionera de la mítica cara norte del Eiger (Alpes, Suiza). Probablemente, en un futuro, la lectura del propio libro sea una escapada planeable. En cualquier caso, la historia tiene todos los elementos para una buena escapada durante las dos siguientes horas... ¡me voy un rato al Himalaya...!

domingo, 25 de enero de 2009

Cumplido plan de escapada 8: "Wind & Wuthering" (Genesis)

De ¿Viviendo o escapando?


En primer lugar, debo decir que quizá el momento definitivamente elegido para llevar a cabo finalmente el plan (ayer sábado por la mañana) no fue quizá el más adecuado. Psicológicamente me apetecía mucho (una buena manera de comenzar el día libre), pero fisiológicamente no estaba en las condiciones adecuadas (con unas diez horas de sueño en la noche previa, y bajo los efectos secundarios de los medicamentos anti - alérgicos), y no había reparado en ello hasta bien comenzada la escapada. Sobre todo, porque el estilo relajado y evasivo del disco no era el más adecuado para esas condiciones, o viceversa. No es que me durmiera, pero no estuve todo lo necesariamente receptivo como para disfrutar de la escapada...

...o eso, o el disco realmente no me agrada tanto como en su primera escucha (léase el primer párrafo de "Madurez" musical). Entonces supongo que me sorprendió mucho que un trabajo de Genesis sonara tan progresivo, porque hasta entonces sólo conocía esa referencia de comentarios, mientras que sus canciones de los ochenta y noventa que había escuchado me parecían Pop - Rock comercial. Una vez asumida la personalidad original del grupo, quizá no veo muchas más virtudes asombrosas en el álbum. Me parece un buen disco, de calidad media cercana a notable, y agradable de escuchar de principio a fin, pero con pocos momentos que realmente me eleven mucho el estado de ánimo (que los hay, cosa que no se puede decir de nada que hubiera escuchado antes de Genesis). O así me ocurrió en la escapada de ayer (insisto, en las condiciones inadecuadas dichas)...

Ahora lo estoy escuchando de nuevo mientras escribo estas lineas, y saco similares conlusiones. Me parece un estilo de Rock bastante ligero y delicado (no es eso lo que me disgusta, ni mucho menos), con las constantes melodías propias del estilo Progresivo impregnando de magia cada minuto de cada canción, y con momentos instrumentales ambientales envolventes, como la introducción y cierre del primer tema, "Eleventh Earl of Mar". Un disco tranquilo, sólo roto en ocasiones muy concretas por intensificaciones brillantes. El mejor momento, en ese sentido, me parece el cambio de ritmo de la parte central del segundo tema, "One for the Vine", cuando a los 4 minutos y medio comienza una de esas vistosas, virtuosas y eufóricas secciones instrumentales tan carcaterísticas del Rock Progresivo: maravillosa y espectacular. La sección melódica vocal que más me gusta (y de hecho la única relamente vistosa, para mi gusto, del disco), son las dos estrofas "MOUSE" (hay que ver el libreto de letras para entender a qué me refiero) de "All in a Mouses Night", con un ritmo acompañante muy atractivo. También destacan dos de los tres temas instrumentales, "Wot Gorilla?", y sobre todo "...In That Quiet Earth", aunque estos me sorprenden menos que el mencionado interludio de "One for the Vine", quizá por un pequeño exceso de sobrecarga instrumental, que hace que el ritmo y la melodía no brillen tanto por si solos. El resto, sin dejar de ser bueno tanto en la composición como en la interpretación, ni llegar a desagradarme ni mucho menos, me acaba resultando algo soso, aparentemente por la poca variabilidad de ese caracter tranquilo.

El objetivo de si merecerá la pena o no hacerse con el resto de la discografía de los setenta, queda por tanto en el aire. En cualquier caso, tengo constancia de que este "Wind & Wuthering" pertenece a la etapa de transición entre su verdadera gloria progresiva (1970 - 1975) y su posterior etapa comercial y accesible, con lo que es de esperar que los discos anteriores a 1977 se acerquen más a lo que busco. Y, sea lo que sea, ya he podido comprobar que es muy dificil hacerse con esos discos, ya sea en las tiendas o a través de internet (donde se supone que está todo). Se agradecería alguna ayudita a alguien que, leyendo esto, pueda hacerme llegar de alguna manera esos álbums, o me diga en qué tienda los ha visto (me vale la caja que salió el año pasado con los discos entre 1970 y 1975, que he visto ya agotada en las tiendas). ¡Los necesito para escapar!

De ¿Viviendo o escapando?

jueves, 22 de enero de 2009

Prejuicios musicales...

Ya tuve tiempo de hablar aquí de lo que yo considero la mal llamada "madurez" musical. Me gustaría ahora tocar otro tema relacionado, los prejuicios musicales. Puede que sea una cuestión no muy original, o incluso ya manida, pero sin embargo creo que sigue siendo más habitual encontrarse con gente que no repara en dicha práctica, aún protagonizándola frecuentemente. Digámoslo claramente: en casi todos los temas en general, y en el de la música en particular, todos somos más prejuiciosos que sabios.

El motivo de esta entrada viene en realidad de cierta discusión que tuve en cierta ocasión con miembros de mi familia (primos/as y demás). En aquella ocasión me ocurrió lo que tantas veces, llegó un momento en que, aun siendo consciente de los errores de alguno de mis interlocutores, no encontré las palabras para rebatirlo, y luego las ideas ya me llegaron demasiado tarde. Es algo que me ocurre a menudo, y me da mucha rabia. Lo bueno es que ahora tengo este blog para resarcirme ligeramente.

El caso es que cierta persona había recurrido a las tópicas y -en mi opinión- trasnochadas críticas de siempre hacia el Heavy Metal: Que si es ruido, que si son gritos, que si son macarradas... Como yo por entonces ya llevaba muchos años oyendo dichos argumentos, normalmente provenientes de personas lejanas a ser conocedoras en profundidad del estilo, y normalmente los solía discutir con razonamientos que no acababan de convencer al ignorante (en Heavy Metal) rival dialéctico, he aquí que en esta nueva ocasión salí con un soliloquio bastante más diplomático y ecuánime: "Lo que nos ocurre a todos es que la música que escuchamos cada uno de nosotros nos parece siempre la mejor, y creemos que los demás escuchan mala música, o no saben apreciar lo que nosotros consideramos bueno"; más o menos fue lo que solté.

El breve silencio parecía darme la razón, o al menos cierto aire de haber dado un paso más allá de hacia donde suelen ir estas discusiones. Pero he aquí que otra persona, que podría decirse que tiene el Heavy Metal interiorizado como una especie de pesadilla o trauma personal, no pudo reprimirse y, por supuesto, en esta ocasión necesitó recurrir a algo más sólido que lo de los pelos largos y los macarras, dada mi intervención anterior. Lo paradójico es que su argumento, muy bien trabajado, era una perfecta muestra de prejuicios musicales, que eran lo que yo acababa de criticar unos segundos antes. Esto fue lo que dijo:

"No estoy de acuerdo, Alberto, porque yo sé distinguir, entre las músicas que no me gustan, las buenas de las malas. Por ejemplo, el Jazz no me gusta, pero es buena música, y el Heavy Metal, ni me gusta ni es buena música".

Claro, ante tal discurso, poco podía decir, aun siendo consciente de su ignorancia al decir "el Heavy Metal no es buena música". Sólo se me ocurría balbucear: "no sabes de lo que hablas, no esntiendes de Heavy Metal", etc. ... es decir, el flojo argumento con que me había defendido siempre ante lo de los gritos y el ruido.

Más tarde lo vi claro: Es un prejuicio del género estereotipo. Si no te gusta ni entiendes de Jazz, ¿Cómo sabes que es bueno? Respuesta sencilla: Porque sabes que le gusta a gente culta, intelectual, sesuda, gente bien vista, gente con buena imagen social. Si no te gusta ni entiendes de Heavy Metal, ¿cómo sabes que es malo? Aplicando la regla de tres: melenudos, macarras, barriobajeros, e incluso drogadictos y delincuentes suelen ser, aparentemente, sus oyentes...

La respuesta que me hubiera venido en bandeja en aquel momento habría sido la siguiente: "¿Entonces cómo juzgarías, según tu sólido método de calificación, a un grupo que toca al mismo tiempo Heavy Metal y Jazz? Más que nada, te lo digo porque tal cosa existe": Véase el siguiente vídeo: The Dark Eternal Night - Dream Theater (especialmente entre el minuto 4 y 5).

¿Qué es, si no, el Rock Progresivo, un estilo por cierto tan antiguo como el Heavy Metal?: Jazz, Rock y Música Clásica. Y una de las bandas precursoras del Heavy Metal, Deep Purple, bebían de ese Rock Progresivo, y tenían a un batería con un estilo, por momentos, muy Jazz: Ian Paice. ¡El Jazz es, sin duda, uno de los géneros, directa o indirectamente, influyentes en el Heavy Metal! ¡Toma ya! ¡Y no es ninguna barbaridad, aunque a algún ignorante pueda parecérselo! ¿Qué decimos ahora de la separación entre la buena música (Jazz) y la mala (Heavy Metal)?

Pero hay más. ¿Qué pasa con los guitarristas de influencia clásica? ¿Qué hay del alma de J.S. Bach en los solos de Yngwie Malmsteen o de Timo Tolki de Stratovarius (son sólo una pequeñísima parte de los ejemplos totales)? ¿Qué ocurre con la técnica de horas y horas de ensayo de todos esos guitarristas, muchos de ellos tan de conservatorio como un buen violinista de orquesta sinfónica? ¿Sería capaz el 80% de los guitarristas de grupos Pop - Rock de éxito, admirados y bien vistos por todos, de tocar esos mismos solos? ¿Y qué pasa con el alma Blues del Heavy Metal? ¿El Blues es buena o mala música?

El perogrullesco y repetido hasta la saciedad -y no por ello incierto- dicho "sobre gustos no hay nada escrito" está, en relidad, mal formulado; debería ser: "sobre gustos no debería escribirse nada", porque en realidad hay escirto, y mucho (demasiado). Sobre lo que no entendemos, no deberíamos hablar nada, y con ello acertaríamos más a menudo.

Para cerrar el artículo, voy a hacer una comparación que quizá pueda sonar desafortunada, pero no por ello me parece que sea injusta. Si la sociedad superó a lo largo de la historia, o al menos trata de seguir superando ciertos prejuicios intolerantes, relacionados con la raza, con la condición sexual, etc., no veo por qué no puede tener madurez suficiente como para aceptar diferencias en principio menos cruciales para la convivencia como los gustos musicales. De verdad que lo de "está demostrado que el Heavy Metal es malo" me recuerda a "los negros son inferiores" o "ser gay va contra la ley de Dios". ¡Ya está bien, hombre!

martes, 20 de enero de 2009

Escapada planeada pero no reflejada antes aquí: Alto de las Guarramillas con esquís de travesía.

De Travesía Guarramillas


ADVERTENCIA: El montañismo es una actividad que supone riesgos. No debe realizarse sin la experiencia (o en su defecto guía / monitor) y el material adecuados. El autor se exime de toda responsabilidad sobre cualquiera de las posibles decisiones que pudieran tomar al respecto quienes lean esto, y por tanto de sus consecuencias.

De Travesía Guarramillas


En esta ocasión, la escapada estaba planeada, pero no me había dado tiempo a reflejarla aquí antes de llevarse a cabo. Además, tampoco tenía claro si tenía entidad como plan de escapada, pues más bien se trataba del aprendizaje de una técnica, de una clase práctica. Una vez realizada, sí que me transmitió sensaciones propias de una buena escapada.

De Travesía Guarramillas


Por una parte, en medio de la clase, buscando una buena ladera para practicar el descenso, no pudimos evitar (al menos yo) ilusionarnos con la idea de hacer nuestra primera ascensión (y primer dosmil) con esquís de travesía. Así pues, seguíamos subiendo, y subiendo, y subiendo... y hasta arriba. Y lo cierto es que me agradó la técnica (no tanto a mis espinillas). Tenía la sensación de que una nueva puerta se abría en mi afición por la montaña, con inimaginables (o sí) objetivos nuevos para el futuro.

De Travesía Guarramillas


Otro aspecto curioso fue el de percibir sensaciones muy nuevas en la enésima excursión por la sierra. Tantísimas caminatas por aquí, tras muchos años, con el familiar paisaje, los elementos de siempre (las fotos, el chocolate, la noche echándose encima...), y sin embargo, el regustillo final era el de haber hecho algo totalmente nuevo. No es que necesite ampliar mi repertorio para seguir deseando volver a la montaña, pero sin duda es un aliciente.

De Travesía Guarramillas


La conclusión final la comentamos Ángel y yo al final del día. Es un privilegio (y una suerte) haber podido ir descubriendo el mundo de la montaña durante tantos años de manera tan natural, tan paulatina, en absoluto forzada ni como parte de una moda. Descubrir tu amor por este ambiente poco a poco, iniciándolo movidos por la curiosidad, por el afán de explorar, por la atracción hacia la naturaleza y los paisajes, y ajenos a organizaciones o empresas de alpinismo, nunca entendiéndolo como actividades meramente deportivas o de enfoque anti - estress laboral, ni como pasarela de lucimiento de ropa de última moda en "flipatex", o salón de tecnología (que una cosa es aprovechar esos avances cuando y donde hacen falta, y otra es no salir a la montaña en épocas benignas de manera más sencilla). Y avanzando en la magnitud de lo conquistado poco a poco, difrutando de cada etapa como si coronásemos el Everest. Y pudiendo seguir disfrutando de Guadarrama tras haber conocido los Alpes. Y así, poco a poco, vamos añadiendo experiencias nuevas a nuestra vida montañera. A nuestra montaña particular, que esperamos no dejar de subir nunca... quién sabe qué cima nos espera... Es lo de menos; lo que importa es la vía.

De Travesía Guarramillas


Descripción técnica de la ascensión.

lunes, 19 de enero de 2009

Plan de escapada 8: "Wind & Wuthering" (Genesis)

  1. Lugar: Mi habitación.
  2. Momento: Próximamente.
  3. Plan: Escuchar el disco "Wind & Wuthering" de Genesis (1977), siguiendo las mismas pautas que con el plan de escapada 1, "Tubullar Bells" (Mike Oldfield). Objetivo (además de la escapada en sí): Confirmar que esta época del grupo me gusta, para ver si merece la pena hacerse con el resto de la discografía entre 1970 y 1975.

jueves, 15 de enero de 2009

Una imagen y una frase para expresar mi visión de la política.

De ¿Viviendo o escapando?

"Duelo a Garrotazos", Francisco de Goya.

"Yo no estoy del lado de nadie porque nadie está de mi lado."

"El Señor de los Anillos: Las Dos Torres", Peter Jackson, con permiso de J.R.R. Tolkien (me representa mejor la manera en que se dice en la película).


martes, 13 de enero de 2009

Cumplido plan de escapada 7: Cerro del Castillo.

De Cerro del Castillo


Lo mejor de la escapada esta vez fue volver a salir al campo con amigos, aunque fuera sólo durante media mañana, y a pesar de la ausencia final de Iván, baja por gripe. Además, es de esperar que esta excursión sea la antesala de un buen año, pues el grupo montañero al fin está al completo en Madrid. Hay buenos proyectos en el horizonte cercano, en lo que a nuevas técnicas se refiere, y a eso puede ayudar el que este año esté siendo, de momento, el dos mil nieve.

De Cerro del Castillo


Hay que reconocer, sin embargo, que el objetivo de contemplar una vista nevada especialmente espectacular de la sierra quedó quizá un tanto por debajo de lo deseable: No había tanta como yo hubiera deseado. Al final, el querer planear las cosas de manera demasiado reflexionada, pensando en varios factores, no siempre acaba por ser garantía de éxito.

De Cerro del Castillo


Me remontaré al momento en que la escapada empezó a forjarse. Éste fue durante la Escapada involuntaria, pasiva e inesperada, bajo la intensa nevada casi histórica de Madrid capital del viernes anterior. En ese momento, además de la sonrisa de oreja a oreja que reflejaba mi rostro, se empezaba a pasar por mi cabeza la imaginable imágen de toda la sierra y pie de sierra, absolutamente nevados, como estaba ocurriendo allí mismo. ¡Aquello había que verlo! Como quiera que ese fin de semana me apetecía descansar, me limité a idear una breve salida de media mañana, sin madrugar, a uno de los más vistosos miradores de la sierra, al mismo tiempo de rápido acceso (relativamente, teniendo en cuenta el transporte): El Cerro del Castillo.

¿Cuándo salir? ¿sábado o domingo? Factores como la elección del día para descansar, la durabilidad de la nieve, la posible presencia de nubes tapando la sierra, la disponibilidad de los amigos, etc., pasaban por mi cabeza barajando las dos posibilidades. Cuando comprobé en foros de internet que en la sierra no había caído prácticamente nada aquel viernes, me desilusioné bastante. Pero he aquí que el sábado, ya por la tarde, me enteré, por las mismas fuentes, que definitivamente había nevado allí por la noche. Finalmente, había que ir, y la única opción era ya el domingo, evidentemente. Bueno, ni había caído mucho, ni duró demasiado, así que lo ideal habría sido lo imprevisible: ir el sábado sin saber que era la noche anterior cuando iba a caer. Implanificable, vaya. A todo esto, los líos de horarios de trenes (informaciones contradictorias) puso más estress aún a la preparación de lo que sólo era un paseo (véase que en esta ocasión ni siquiera he puesto la habitual adevertencia inicial de otras rutas montañeras).

En definitiva, que creo que la conclusión en esta ocasión es que las escapadas campestres ofrecen más por lo inesperado que por lo planificado.

De Cerro del Castillo


Por otro lado, no se puede negar que el lugar es muy agradable, con unas muy bonitas vistas de la Sierra de Guadarrama, como muestran las fotos. Sin embargo, deslucen este tipo de paseos la frecuente presencia de elementos propios del mundo del que escapamos: el ruido de las motos de cross. Bueno, ellos también buscan escapar, pero de otra manera. No creo muy probable que se vayan a parar a contemplar poéticamente los perfiles atractivos de Siete Picos, La Maliciosa o La Pedriza que se otean desde aquí; o a relajarse en un ambiente más pacífico que el de la ciudad; o a respirar el aire puro del campo, con la fragancia de las jaras y las encinas que crecen por aquí... En definitiva, me parece que no vienen a entablar diálogo con la naturaleza; Y si yo cayera en tal desprecio, creo que me sentiría tan incómodo como me suelo sentir en una discoteca (donde lo natural es, en principio, bailar -por eso procuro no ir a estos antros-).

De Cerro del Castillo


El otro inconveniente que me queda por comentar de esta escapada está realacionado con la poca disponiblidad de tiempo. Habiendo amigos, cosas de las que hablar, chocolate que comer, y fotos que hacer, al final me faltó ese rato contemplativo que no debe faltar en estos lugares, para que la escapada sea completa. Como el estar tumbado escuchando música, para no pensar en otra cosa que en la obra, o meterte de lleno en la historia de una película o novela. En este caso, fundirte con el paisaje que observas, sentirte insignificante y privilegiado ante ello. No hay que poner horarios a estas cosas para que salgan realmente bien. Aunque, vista la relativamente baja (y por tanto decepcionante) cantidad de nieve, espero poder cumplir este objetivo en una mejor ocasión (cosa que está claro que no es fácil). Pero habrá que seguir intentándolo... Una que me apunto (y esta sí es tela de difícil): Ver el Yelmo de La Pedriza bien nevado (y de cerca, desde su misma pradera en la cara sur)... Si la planificación de esta escapada 7 ha costado y el resultado no ha sido perfecto, imaginen lo improbable de ésta otra...

De Cerro del Castillo


Descripción técnica de la ruta.

domingo, 11 de enero de 2009

Plan de escapada 7: Cerro del Castillo.

  1. Lugar: Presierra de Guadarrama.
  2. Momento: Mañana por la mañana.
  3. Plan: Paseo al Cerro del Castillo desde Collado Mediano, con Isa y Ángel, para ver la última nevada recién caída sobre la Sierra y presierra. Tren de las 9 en atocha, para quedar con ellos en Collado Mediano a las 10:15. Hacer fotos, especielmente de La Maliciosa, y descripción para Pirineos 3000.

sábado, 10 de enero de 2009

Cumplido plan de escapada 6: "The Song Remains the Same" (Led Leppelin)

De ¿Viviendo o escapando?


Efectivamente, unos instantes despues de anunciar la escapada número 6, estaba viendo la película del concierto que los míticos Led Zeppelin dieron en el Madison Square Garden de Nueva York en 1973, que fue editada tres años después (no sé si estrenada en cines, supongo que sí).

Debo reconocer que hace años este grupo me entusiasmaba mucho más, y que de hecho actualmente son otras las bandas que me llaman la atención. Como instrumentistas, Led Zep eran muy buenos, pero sobre todo su magia radicaba en la autenticidad y la fuerza de su profundo sentimiento, lo que se potenciaba por su estilo de origen Blues. Técnicamente sonaban más enérgicos o sucios que cuidados o sofisticados, y yo ahora busco a los grupos perfeccionistas.

Sin embargo, viendo este video, llega un momento en que no puedes por menos que impresionarte ante lo que estos magos del Rock ofrecían sobre el escenario: un espectáculo digno de los más grandes.

Los increíbles solos de Jimmy Page, que él mismo negaba que fueran técnicamente depurados, pues estaba más interesado en la expresión de sentimientos, pero que en cualquier caso eran, además de sentimentales, muy ágiles y electrizantes. Gradioso está durante la interpretación de "Since I´ve Been Loving You", o en la de la misteriosa "No Quarter", en la que por desgracia una escena ajena al concierto y para mi gusto ridícula me impide disfrutar visualmente de lo que le estoy oyendo tocar al guitarrista. También es mágica la forma en que conversa con los tarareos de Robert Plant. Y su momento cumbre es durante la grandiosa "Dazed and Confused"; aquí, además de vaciles con Plant y de solos rápidos de diversas técnicas, disfruto de uno de los momentos estelares del concierto, cuando Page toca la guitarra con un arco de violín, ¡y logra un sonido mágico!; mientras, las cerdas del arco se van rompiendo, lo que visualmente queda muy resultón, casi elegante, como si fueran los flecos de ciertas chaquetas de cuero rockeras... Inolvidable también es la guitarra de dos mástiles -de doce y seis cuerdas- en, por ejemplo, la mítica "Stairway To Heaven".

Pero casi me gusta más ver cómo tocaba Jon Bonham, probablemente el miembro técnicamente más virtuoso del grupo. Es una gozada. Brutal en el solo de "Moby Dick", donde incluso sin baquetas, con las manos, machaca la batería de manera magistral.

El concierto está muy bien rodado. No he visto (de momento) un concierto tan antiguo mejor grabado visualmente. Podemos disfrutar de enfoques para lucimiento del virtuosismo instrumental (primeros planos de trastes, teclados y batería) y también de perspectivas meramente heróicas de las enérgicas y emotivas poses de los músicos. Especialmente efectiva resulta la cámara a pie de primera linea del escenario, engrandeciendo la poderosa imagen de la puesta en escena del grupo, casi épica. Aunque no me agrada precisamente el lucimiento visual del físico de Robert Plant de esa misma cámara (no diría lo mismo de tener contrario gusto sexual, supongo)... ¿eran necesarios esos pantalones tan ajustados...?

Además del concierto, la película incluye escenas de diversa índole, que bien se intercalan entre canción y canción, bien se mezclan con el sonido mientras el grupo toca; en el segundo caso, hay veces que me da rabia no poder ver al grupo (ya he puesto el ejemplo de "No Quarter"), pero también hay alguna en que me parece que no queda mal, como, sobre todo, durante la preciosa "The Rain Song", en la que hay paisajes que acompañan muy bien a esta maravilla de canción; Por cierto que en este caso mi gusto sexual si queda satisfecho, pues aparece en las escenas finales una bellísima princesa rubia de ojos azules (la escena es medieval). Pero, en general, la mayoría de esas escenas no me dicen nada, ni me interesan.

No cabe duda de que cuando hablamos de grupos legendarios, algo tiene que haber en su quehacer musical que les haya llevado a tal reconocimiento. En el caso de Led Zeppelin, eso está fuera de toda duda.

Gran escapada, que creo que me iba agradando cada vez más, según avanzaba el vídeo. Al final, mientras terminaba de sonar la versión original de estudio de "Stairway to Heaven", que acompaña a los títulos de crédito pero continúa tras terminar éstos, mientras un texto del DVD instaba a pinchar para finalizar el vídeo, evidentemente me resultaba imposible... ¡esa canción no se debe nunca cortar por la mitad!

viernes, 9 de enero de 2009

Escapada involuntaria, pasiva, inesperada... y maravillosa...

Madrid (capital), 9 de Enero de 2009:

De NevadaMadrid



Hoy si ha merecido la pena levantarme a las 6:30, y eso que no iba precisamente a la sierra. Hoy ha sido un dia diferente. Pero diferente de verdad, de manera natural, no por una artificial convención humana, como ocurre con las fechas señaladas en el calendario. Hoy ha sido un dia precioso.


De NevadaMadrid




De NevadaMadrid




De NevadaMadrid



¿Año de nieves, año de bienes? En otros tiempos sí; ahora el refrán casi hace reír. Como imagen significativa, alguien ha gastado monedas para que su muñeco tuviera nariz y ojos... 0,15 euros, en total... no está mal, para estar en tiempo de crisis...:

De NevadaMadrid


Cosas como estas, días como este, traen la escapada a las puertas mismas del mundo real,incluso entrando de lleno en él, transformándolo. Lo de todos los días deja de ser rutinario y se convierte en mágico.

jueves, 8 de enero de 2009

Plan de escapada 6: "The Song Remains The Same" (Led Zeppelin)

  1. Momento: Ahora mismo.
  2. Lugar: Aquí mismo.
  3. Plan: Pues ese mismo: ver el DVD del concierto de Led Zeppelin "The Song Remains the Same" .

miércoles, 7 de enero de 2009

Cita literaria:

"La vida es una bufonada: esa disposición misteriosa de implacable lógica para un objetivo vano. Lo más que se puede esperar de ella es un cierto conocimiento de uno mismo -que llega demasiado tarde- y una cosecha de remordimientos inextinguibles".

(El Corazón de las Tinieblas, Joseph Conrad)

No he leído el libro, y no puedo estar seguro del contexto al que se adscribe la cita, pero intuyo que se trata del escepticismo del viajero que, tras volver de una gran escapada, se choca de nuevo con la vulgaridad del mundo real. Si es así, expresa lo que pretendo.

Sea lo que sea, la lectura de este libro es una posible escapada futura, aunque con ese pesimismo me da algo de miedo, la verdad.

lunes, 5 de enero de 2009

Cumplido plan de escapada 5: Siete Picos.

ADVERTENCIA: El montañismo es una actividad que supone riesgos. No debe realizarse sin la experiencia y el material adecuados. Tampoco es del todo recomendable en solitario. El autor se exime de toda responsabilidad sobre cualquiera de las posibles decisiones que pudieran tomar al respecto quienes lean esto, y por tanto de sus consecuencias.

De Siete Picos


Empezaba a pensar que ella seguía enfadada conmigo, pues parecía no quería que la viese. En los muchos días libres del último mes, la meteorología había convertido mis planes de dos salidas de dos días cada una en una sóla salida de un día. Pero ayer se había vestido para mí con sus mejores galas, el vestido blanco de invierno. Y qué guapa estaba...

De Siete Picos


Desde que relato en este blog mis escapadas montañeras, pareciera que me estuviera saliendo el tiro por la culata, en lo que al comienzo de las excursiones se refiere. ¡Me ocurren cosas diametralmente opuestas a la idea del escapismo! Y, no sé hasta qué punto me gusta, pero casi me sale más interesante el relato por culpa de estos incidentes, me temo... La vida son contrastes, y esos contrastes ayudan a preparar el camino buscado, por descarte (no lo olvidemos, para escapar, tiene que haber algo de lo que escapar...)

Al menos esta vez no ha sido culpa mía. Hablaba, en la escapada a La Maliciosa, de los vigilantes del mundo real que tratan de impedir mi fuga. Entonces era una metáfora. Ayer casi fue literal. Me ocurrió lo que nunca en el tren de Cercedilla a Cotos, e incluso lo que nunca en Madrid: ¡La Guardia Civil haciendo registros y cacheos a todo el mundo en los vagones, en plena marcha del tren! Más allá de lo incómodo e incluso algo desagradable de la situación (no me voy a poner a hacer un discurso ideológico, moral, filosófico o social), vuelvo a asustarme de hasta qué punto la sierra sigue convirtiéndose en un lugar cada vez más multitudinario, en el que te puedes encontrar con cualquiera de las cosas de la urbe de las que huyes. Desmoralizante, para mi gusto. ¡No me dejen sin escondites, por favor, que necesito seguir escapando!

Afortunadamente, arriba seguía estando el paraíso...

De Siete Picos


En primer lugar, me temía más afluencia de senderistas por la cuerda de Siete Picos, y lo cierto es que apenas me crucé con cuatro grupos, estando casi todo el tiempo completamente solo. ¡Qué privilegio! Parece que con nieve no se atreven tantos por aquí, ni en un domingo de buen tiempo.

Por otro lado, las nevadas de los últimos días habían dejado una nueva capa de unos cinco o diez centímetros, y estaba todo francamente precioso. Nunca había transitado por aquí con tanta nieve, y por lo tanto pude cumplir la principal intención de esta escapada.

De Siete Picos


Antes la nieve me gustaba menos. Sobre todo, desde el punto de vista de la incomodidad para el montañismo; pero también he tenido siempre mis reticencias paisajísticas al respecto. No cabe duda de que la montaña, si está nevada, es mucho más espectacular, y la primera impresión resulta muy sorprendente. Sin embargo, todo el día viendo blanco, blanco y más blanco puede terminar por saturarme (y no es por cuestiones futbolísticas, aunque tal vez...). El caso es que tengo más apego al policromismo que a la simplificación colora del manto nevado. Los distintos tonos de verde de la vegetación, los amarillos y ocres del otoño, las flores en primavera, el mismo color de la tierra, de la roca... frente al manto blanco que todo lo cubre... Sin embargo, siempre hay algo mágico en la aparente sencillez de ese blanco, y ayer lo percibí como pocas veces. Y las formas: suavizadas en las ondulaciones perfectas del terreno amable, una curvatura casi erótica; y salvajes en las pendientes pronunciadas, dando a la montaña un aspecto más poderoso, más agresivo, más desafiante... en suma, más atractivo.

De Siete Picos


En los muchos momentos de soledad, atravesando el cordal, con aquel maravilloso paisaje, con la niebla que iba y venía, sin duda me sentí en una verdadera escapada, en un verdadero paraíso. Qué gozada cuando, de repente, sin pensarlo ni poder evitarlo, en medio de la caminata, te quedas parado, ensimismado, percibiendo toda la belleza que, en forma de paisaje perfecto mas silencio, se muestra ante tí. Desde luego, el plan quedó cumplido con creces.

De Siete Picos


Más tarde, ya bajando hacia Majalasna (directamente desde el collado entre los picos segundo y tercero, en vez de por Collado Ventoso), me caía una singular lluvia: la que el sol provocaba sobre la nieve acumulada en los pinos. Y más abajo, pude disfrutar de los demás colores que no son el blanco. En realidad, esa es la excursión ideal, la que te ofrece ambas perspectivas paisajísticas.

De Siete Picos


Finalmente, regreso a Cercedilla por la Senda de los Poetas. Aquí se ha grabado sobre las rocas versos de diferentes autores. Me parece que no es mala idea, pero tampoco es necesaria. En un libro de poemas que hablasen de montañas no quedaría mal incluir fotos o dibujos de montañas, pero tampoco sería necesario, pues es el poeta el que evoca esas imágenes. En la montaña, la poesía ya está recitada por la propia naturaleza.

De Siete Picos


Yo, como no soy poeta ni lo pretendo, me explico mejor con la ayuda de imágenes, que en realidad no hago yo ni mi cámara: se las robo a mi querida Sierra de Guadarrama. Con un modelo así, cualquiera parece buen fotógrafo.

De Siete Picos


Seguiré escapando, así me lo impida la Guardia Civil, la Policía, el Ejército de Tierra o quien sea...

sábado, 3 de enero de 2009

Plan de escapada 5: Siete Picos.

  1. Lugar: Sierra de Guadarrama.
  2. Momento: Mañana, 4 de Enero.
  3. Plan: Tren de las 8:00 al Puerto de Navacerrada. Ascensión normal a Siete Picos, por el Cerro del Telégrafo. Travesía de toda la cuerda de la montaña (subiendo o no a algunos de sus picos). Bajada a Collado Ventoso. Desde aquí, o bien regreso al Puerto de Navacerrada por el Camino Schmid, o bien (más probable) bajada a Cercedilla; en el segundo caso, o por el Puerto de la Fuenfría (Collado Ventoso - Camino Schmid - Senda de los Cospes), o bien por Majalasna y Senda de los Poetas; todo ello dependiendo de la meteo, del tiempo y del estado de la nieve (otras alternativas de Collado Ventoso a Cercedilla, no descartables pero improbables).

jueves, 1 de enero de 2009

Cumplido plan de escapada 4: "Deep Purple in Concert With the London Symphony Orchestra" (1999)

De ¿Viviendo o escapando?

En una cosa fui un poco impreciso al redactar el plan de escapada (dos entradas atrás). Es cierto que nunca había visto este vídeo, pero no es cierto que nunca hubiera visto una interpretación en directo de la obra "Concerto for Group and Orchestra". De hecho, la ví en vivo y en directo, estando presente. Y de hecho, hoy sigue siendo mi concierto favorito de toda mi vida (a pesar de Dream Theater). Fue el 20 de octubre de 2000, en el Palacio de los Deportes de Madrid, formando parte de la gira europea de Deep Purple con la Orquesta Sinfónica de Rumanía y Ronnie James Dio. Un recuerdo imborrable que marcó un antes y un después en mi vida de oyente musical.

No había escuchado previamente el Concerto antes de acudir aquella tarde - noche al Palacio de los Deportes. Todo el concierto fue increíble, espectacular, mágico, sublime... Pero sobre todo el Concerto for Group and Orchestra me pareció una sorpresa majestuosa, que superaba cualquier sensación que jamás hubiera vivido en directo. Sin conocerlo previamente, me atrapó desde el primer instante hasta el último, estuve concentrado en cada nota sin dejar de sobrecogerme en ningún instante. Una sinfonía de la fusión entre el Rock y la Música Clásica, con un poder y una emotividad que colmaban todas mis capacidades de captación de sensaciones positivas. En otras palabras, ¡me pasé todo el rato (el primer y tercer movimiento, que fueron los que interpretaron) embobado, excitado hasta el extremo, con los pelos de punta!

Cierto es que la capacidad de impresionarme podía estar influida aquel día por la poca costumbre que tenía de escuchar orquestas sinfónicas en directo, menor aún en el caso de hacerlo junto a un grupo de Rock, por cierto de mis favoritos (dicha fusión, de hecho, ni la había presenciado antes ni la he vuelto a presenciar después). Pero posteriormente he escuchado muchas veces el CD de la grabación que en el Royal Albert Hall se había realizado el año anterior de la misma obra (de la que aquí se comenta el DVD), además de otros muchos ejemplos de dicho género de fusión, y siempre ma ha parecido (y así sigue siendo) que mi composición favorita de toda la historia del Rock Sinfónico sigue siendo este Concerto for Group And Orchestra. Tiene una emotividad muy especial para mí, por muchas razones, y una poderosa magia que me atrapa desde los primeros compases. Probablemente a oídos de un experto en Música Clásica no sea para tanto, pero en mi modesto nivel es una obra impresionante.

Así pues, la visión de este DVD no ha estado exenta de emotividad, por recordarme aquel inolvidable concierto que tuve el privilegio de presenciar, pero también por el valor que tiene en sí mismo. Ver, desde los primeros minutos, al otrora enérgico y salvaje teclista Jon Lord (por cierto compositor del Concerto, gracias a sus estudios en Música Clásica), que en otras épocas parecía pelearse físicamente con el órgano Hammond, ahora recogida su ya blanca melena en una muy discreta y minúscula coleta, luciendo traje (aunque sin corbata) y elegancia gestual propia de un músico "serio", interpretando al piano las dos relajadísimas y emotivas baladas "Pictured Within" y "Wait a While", ganándose el respeto y el aplauso de una audiencia con más pinta de ir a ver un concierto de rock que la música melódica ligera que destilan esas dos canciones. O a Ronnie James Dio, la voz del Heavy Metal, cantando dos temas tan poco (o nada) hardrockeros como "Sitting in a Dream" o "Love is All". Son ejemplos de que los músicos de Hard Rock pueden ganarse el respeto de quien no ve más allá de los mal llamados "ruidos" o "gritos", haciendo una música sublime a cualquier nivel.

Pero el núcleo importante del vídeo son evidentemente los tres movimientos del Concerto. Es mágico ver un espectáculo de fusión de orquesta sinfónica y grupo de rock interpretando una obra especialmente compuesta con tal propósito. No es lo mismo que orquestar canciones de rock a posteriori, que tantas y tantas veces se ha hecho; es buscar la esencia misma de dicha fusión. Y el resultado me parece maravilloso.

En lo visual (que es lo que hace especial este plan de escapada respecto de cuando lo haga como audición solamente), evidentemente resulta muy curioso observar al grupo de Rock, con sus ademanes enérgicos, con los pelos largos, con los pantalones vaqueros, etc., con la orquesta sinfónica detrás (trajes, elegancia, contención...). Sin embargo, en las partes en que toca sólo la orquesta, observo en muchas ocasiones la respetuosa e incluso tal vez emocionada atención que los miembros del grupo de Rock ponen en la orquesta; especialmente sobrecogedora resulta la casi embelesada actitud de Ian Gillan, Steve Morse y Ian Paice en la parte lenta final del segundo movimiento. Y viceversa, en alguna enérgica sección del grupo en solitario, algún que otro músico de la orquesta no puede reprimir moverse un poco al ritmo del Rock. Y cuando ambas partes tocan simultáneamente, el apoteósico sonido queda reforzado por la sugerente y curiosa imágen; curiosa por inédita pero, si queda tan bien, tan coherente, ¿por qué no aceptarlo finalmente como una fusión más o menos natural? Supongo que por costumbre seguirá pareciendo lo cusrioso, lo excepcional, pero no dejan de ser instrumentos sumados para una misma causa -la música-, sean cuales sean las formas.

Me llama la atención (hasta cierto punto) que los miembros de Deep Purple también manejan partirura sobre un atril. No se acoplan "de oído" a la obra, si no que forman parte, como dije, de la misma misión. Por supuesto, incluso en las partes en las que alguno de ellos no toca, se observa, por ejemplo a Jon Lord, pasando la página de la partitura mientras toca la orquesta, como un músico más de la misma. En un momento dado, Morse a la guitarra, Paice a la batería o Lord al teclado, realizan solos improvisados, saliéndose de dicha partitura; me gusta entonces como Lord observa con un gesto al director de orquesta, Paul Mann, para indicarle que le va a dar pie para recuperar la partitura de nuevo, y que así la orquesta vuelva a entrar en escena. En otro momento, tras un solo de guitarra de Morse, es más adelante un clarinetista de la orquesta el que parece impregnarse del espíritu Rock para efectuar un solo más o menos improvisado. Son muchos los detalles que hacen de este tipo de conciertos algo realmente especial.

Fuera del hecho de la fusión en sí, hay otros detalles que me llaman la atención. Por un lado, el virtuosismo del guitarrista Steve Morse, técnicamente lleno de recursos; Es impresionante ver los solos que es capaz de hacer mientras imita el solido del violín, girando la rudecita del volumen con el meñique de la mano derecha, la misma con la que al mismo tiempo toca las cuerdas con la púa, por ejemplo; Alguno dirá que Purple sin Ritchie Blackmore no es Purple; es posible, pero, sea lo que sea, con Morse no es peor, es distinto, e igualmente espectacular y recomendable de ver. Por otro lado, me decepciona Ian Paice en su solo de batería; Me impresionó en su día en el concierto del Palacio de los Deportes, pero aquí me resulta simple, en comparación con su propia exhibición del Concerto de 1969; yo no controlo demasiado, y no puedo juzgar hasta qué punto y en qué dirección han evolucionado las técnicas de los bateristas, pero el caso es que en general me suele llamar más la atención el estilo con que se tocaba en los setenta que ahora; A lo mejor, en este caso concreto, es más bien cosa de la edad de Paice, pero lo cierto es que normalmente me parece que ahora se toca la batería de forma más artificial y menos apasionada que entonces; No sé, puede que sea una cuestión de gustos, nuevamente. Otro de los detalles que me encantan es el viejo órgano Hammond de Jon Lord; cuando digo viejo, es que es viejo, porque en los planos cercanos se aprecian los arañazos y muescas en los bordes de la madera; no me extrañaría que fuera el mismo que utilizó en la versión de 1969, por cierto interpretada en el mismo escenario, el Royal Albert Hall de Londres. Y, desde luego, la emocionada reacción del público; Se aprecia que vivir algo así en directo es muy, muy especial; Doy fe.

Es admirable que los músicos de diferentes géneros nos den lecciones de hermanamiento como éstas, desprovistas de convencionalismos prejuiciosos. Más allá de las formas de expresión, está el lenguaje universal de la música, y la extereorización de sentimientos comunes a todas las personas; como mucho, sólo el nivel académico o instrumental podría suponer una barrera, lo que explica que cuando se es bueno, puede haber entendimiento con otros estilos, y lo que demuestra que también se pude ser un gran músico haciendo Hard Rock. Al público esto parece costarle más. Aún sorprende (y no debería, a estas alturas) que la misma persona que disfruta de la "Novena Sinfonía" de Beethoven, "Las Cuatro Estaciones" de Vivaldi o el "Quinteto la Trucha" de Schubert, pueda hacerlo también del "Peace of Mind" de Iron Maiden, del "Master of Puppets" de Metallica o del "Painkiller" de Judas Priest. Sin embargo, si esto es posible, me parece igual de natural que una música que reúna la energía y la potencia del Rock con el lirismo y la épica de la Música Clásica pueda ser perfectamente aceptada. Hace falta que quienes aman la Música Clásica no pequen de elitismo intelectual y exceso de seriedad, así como que los seguidores de las diferentes vertientes del Rock no teman perder su espíritu rebelde ni se cierren en banda. Quienes logren superar dichos prejuicios, admirarán una fusión mágica, y ampliarán sus horizontes hacia nuevas formas de escapada musical. Merece la pena (aunque, por supuesto, no es obligatorio; allá cada cual...)

Cuando lleve a cabo la escapada meramente sonora, con la versión original del Concerto for Group and Orchestra (1969), lógicamente me fijaré más en la obra musical en sí, y así trataré de reflejarlo aquí.