martes, 30 de diciembre de 2008

"Madurez" musical...

Hoy he estado escuchando un disco de la etapa más bien clásica de Genesis, "Wind & Wuthering" (1977). Lo que había conocido toda la vida de este grupo eran algunas canciones (pocas) de su etapa de los ochenta y noventa, aparte de algunas cosas (también pocas) de Phill Collins en solitario y, en general, no me llamaba demasiado la atención. Precisamente, la parte más conocida del grupo y de Collins. Tardé tiempo en saber -y más aún comprender- que ese grupo (con formación más o menos diferente) había recorrido los años setenta haciendo Rock Progresivo, y me costaba asumirlo. De hecho, pensaba que en todo caso sería, como mucho, Rock Progresivo del tipo de Pink Floyd, menos malabarístico instrumentalmente que, por ejemplo, el de Emerson, Lake & Palmer. Me equivocaba. El mencionado disco me ha vuelto a demostrar que los setenta fueron especiales para todos, y que algo pasó al llegar los ochenta, que al gran público agradó, y a los raros como yo no acaba de impresionar (salvo excepciones), después de la magia y la creatividad de los setenta. ¡Los Genesis de los setenta efectivamente son el espectacular grupo de Rock Progresivo que siempre oí mencionar a algún crítico independiente, en contra de la idea que tenía yo de sus etapas posteriores! Lo mismo que con Jethro Tull. Lo mismo que con Kansas. Incluso lo mismo que con Queen (salvo canciones concretas).

Seguramente sea cuestión de gustos. No soy yo un experto musical, ni tiene nadie el don de la objetividad para juzgar algo tan subjetivo. Y parece que en los setenta hay algo que me tira especialmente, y no me vale el hecho de haber nacido en ellos, porque eso no puedo ni recordarlo, a parte de que la mayoría de los nacidos en esa década prefieren los ochenta. No se trata de eso, porque hay más ejemplos, de otras épocas, de a lo que quiero llegar: Me suena poderosamente a camelo comercial cuando el periodista o crítico musical de turno dice aquello de: "...el artista parece haber alcanzado su madurez...". Malo.

Existe, casi siempre, una relación directa inequívoca entre dicha afirmación y el inminente o de hecho ya presente éxito comercial del susodicho artista, al que antes no había llegado. Esa es la cuestión. Eso es algo objetivo, al margen de lo que le guste a cada uno subjetivamente. Por lo tanto, podemos establecer, sin miedo a equivocarnos, ésta fórmula: "Madurez" musical = Éxito comercial. Las comillas las pongo para entender el tipo de madurez, adjudicada por la prensa, a la que me refiero.

Lo que está claro es que para tener más éxito comercial hay que llegar a un mayor rango de tipos de oyentes; es decir, mayores diferencias de todo tipo entre todas las muchas personas que escuchan ese nuevo éxito; es decir, mayores diferencias de niveles de interés por la música, de cultura musical, de oido, de preparación musical, etc, etc; es decir, el gran éxito llega tanto a los que tienen una gran cultura musical (los menos -y cada vez menos-) como sobre todo a los que simplemente escuchan música como entretenimiento (véase la frase de Robert Fripp que publiqué hace unos días), con su consiguiente menor nivel de adiestramiento en eso de escuchar (no oir), y que serán la inmensa mayoría, dado el nivel cultural actual de la música (se puede apreciar la irrisoria importancia que tiene la música en los sistemas educativos actuales, al menos en este pais; recuerdo que en el colegio e instituto, en historia estudiábamos literatura, pintura, arquitectura, escultura... ¿y música? nada de nada...). Es decir, en definitiva, el gran éxito músical del artista "maduro" se debe a la inmadurez musical del gran público. Esto no va en detrimento del hecho de que la gente, incluidos los cultos musicales, tienen perfecto derecho de escuchar también música de la que simplemente entretiene sin más, si les gusta. Por lo tanto, intento mantenerme fuera del error de objetivizar lo subjetivo. Hablo de nivel de dificultad y artístico de lo compuesto e interpretado, y como consecuencia de lo escuchado. Dicho de otra manera, lo que vende, normalmente, es lo más fácil, lo más sencillo, lo más asequible.

Y volvemos así al comienzo de este artículo, confirmándose el mismo: ¿Qué es más conocido y vende más actualmente de Genesis? ¿La enrevesada y compleja etapa progresiva? ¿O las canciones más cortas y pagadizas de los ochenta? La respuesta es evidente. Y lo mismo en el caso de Kansas. Es decir, lo mismo en todos esos grupos que comenzaron haciendo Rock Progresivo y se pusieron luego a hacer comercial y asequible Rock - Pop. ¿Y cómo se le llamó a aquello? Nada más y nada menos que A.O.R., siglas de "Adult Oriented Rock"... ¡Adult! ¡Maduro! ¡Tóma ya! ...

Pero entonces, ¿no será que la "madurez" a la que se refieren los críticos y peridistas no es artística si no más bien funcional, meramente vital? Es decir, el músico asume que, si quiere seguir viviendo dignamente de la música, debe hacer algo más comercial que lo que que viene haciendo? ¡Ah, vale! Ya no hace falta escribir madurez entre comillas... se referían a esa madurez... ¡y yo que pensaba que me querían engañar, para "dar de comer" al músico maduro sin darme cuenta, mientras yo creyera que estaba comprando calidad...!

En la vida hay que tomar decisiones. Pero una muy importante entronca con este tema: Madurar o ser tu mismo. Si tienes la suerte de que siendo tu mismo encajas en el mundo real, perfecto, madurarás sin trauma alguno, y vivirás dignamente de lo que te gusta. Pero si no... ¡ay, amigo!... Si no, te verás obligado, o bien a dejar de ser tu mismo (aceptar la realidad) o bien, si no llegas a madurar del todo, a escapar de vez en cuando de tu deprimente mundo real... ¿os suena de algo...?

Hay músicos que ayudan a escapar del mundo real (normalmente maduros artísticos pero muchas veces "inmaduros" vitales), y músicos que ayudan a pertenecer lo máximo posible al mundo real, creando para ello modas o adhiriéndose a modas ya creadas (éstos suelen coincidir con los "maduros" comerciales a que se refiere la prensa). Los segundos no suelen tener problemas económicos; están en su absoluto derecho: aunque no sólo de pan vive el hombre, de lo primero que tiene que vivir es de pan. Pero los primeros viven como pueden, y algunos de ellos necesitan venderse al mundo comercial un poco de vez en cuando para mejorar su situación. Como prima la opción comercial, la gran mayoría del público sigue estando acostumbrada a la inmadurez artística, y como es lógico dicha dirección tiende a aumentar, haciendo más y más dificil la situación del músico maduro artísticamente, y más complicada la reeducación del público. La cosa va a más, vaya...: ¡En los setenta los grupos progresivos aún vendían millones de discos! (insisto, ¿qué pasó después...?) Por supuesto, los medios de comunicación ayudan a potenciar esta tendencia, al seguir prefiriendo el "maduro", que da más dinero, al maduro (sigo usando las comillas, porque así me explico mejor). Y eso no ayuda precisamente a mejorar la cultura musical general. Pero claro, si la gente lo prefiere (y es justo que sea democrático), eso será lo que la gente tendrá.

Un buen ejemplo. Inmejorable. Mozart. Pertenece al género de música sobre el que menos dudas sobre valor artístico y cultural se pueden verter. Y aún así, también había diferencias. Existía arte y existía ARTE con mayúsculas. Los compositores menos brillantes se ajustaban a lo que esperaban de ellos quienes encargaban sus obras (reyes, instituciones religiosas, etc.), procurando no salirse de la norma y, por tanto, no evolucionando ni creando musica original o novedosa. Mozart no podía reprimir su genio. En su época, su música sonaba revolucionaria, quizá demasiado atrevida en sus innovaciones. Resultado: A pesar de lo muchísimo que compuso en tan relativamente poco tiempo de vida, su situación económica le acabó llevando a unas condiciones de vida y sobre todo de salud bien distintas de las que podrían haber evitado su prematuro final (al margen de la famosa leyenda, real o no, de que Salieri tuviera que ver o no en su muerte). ¡Eureka! ¡A este Mozart lo que le pasó es que fue un "inmaduro"! ¿Por qué no se limitó, como casi todos los demás, a hacer lo que se esperaba de sus encargos, aceptando el mundo real en que vivía? Pero lo que queda hoy en dia es que si Mozart no hubiera escapado del mundo real, su obra no tendría el inmensísimo valor que tiene actualmente, e incluso probablemente la música nunca habría llegado a ser lo que luego fue...

¿Qué valor tiene todo esto para la humanidad? En fin, que cada uno juzgue: entretenimiento o arte... es una cuestión de calidad... Pero imaginemos lo que pasa cuando hablamos de valores más vitales para el ser humano. Apliquemos todo lo dicho antes a las ideologías, a la política: la política que tenemos, la "madura", consiste en "¡pues tú peor!" ó "¡yo siempre tengo razón, y tú nunca!", porque es la política más fácil, y la que más vende... igual que en la música... y así nos va...

Finalmente, un ejemplo del cerco que se pone a músicas que no sean las "maduras" en los medios de comunicación. Es evidente la dificultad de encontrar emisoras de radio que ofrezcan música diferente de la establecida convencional o comercialmente. Es bueno que haya de todo, es aceptable que la mayoría sea comercial, es triste que las alternativas tengan una cobertura tan paupérrima, sería inaceptable que sólo nos quedase lo convencional. Pues bien, es fácil imaginar que esa sea la tendencia, como ya he explicado más arriba: la música plana, como el pensamiento único. ¡No habría a dónde escapar! Es la sombra que se cierne constantemente sobre, por ejemplo, Radio 3. Pongo un enlace a otro blog para comprender de qué estoy hablando:Salvar Radio 3

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