sábado, 17 de diciembre de 2016

Todas las montañas son inagotables, otra cosa son los montañeros...



Pocas semanas después de volver a comprobar cómo la exploración de formas de subir a La Maliciosa parece no tener fin, pude corroborar lo mismo en la cara sur de Siete Picos, a pesar de ser un terreno bastante más incómodo por la proliferación de vegetación entre los roquedos y en la base de los mismos.


Por lo tanto, y aunque es verdad que hay montañas y hay montañas (y los dos ejemplos mencionados ofrecen orografías propicias para lo inagotable), me veo obligado a tomar la parte por el todo, extendiendo lo expresado en la anterior entrada a la generalidad: Su título se quedaba corto, parecía hacerse exclusivo de La Maliciosa; mientras que el de la presente, aunque pueda sonar categórico, hace más justicia.



Y efectivamente, luego está lo de los montañeros, cuyo paso por las montañas no deja de ser un efímero encuentro en medio de la mucho más que milenaria existencia de aquellas. Pero no quería yo ponerme poético en este punto, sino más bien referirme a esos momentos en los que se llega a una necesidad de bajar la intensidad montañera, tras una etapa especialmente prolífica en ascensiones y rutas.



Este año, siguiendo con lo que la segunda mitad del anterior ya era una realidad (tras recuperar la isla del montañismo), ha sido el de mayores desniveles y distancias sumadas que he vivido nunca. Como en otras ocasiones, el reto de seguir sumando valía como excusa (tonta, pero efectiva) para mantener la motivación. Pero esa dinámica también ha acabado por exigir una nueva pausa, ya que en las últimas ocasiones me costaba más animarme.



Próximamente, mi intención es que la nueva motivación sea dar prioridad en las excursiones a la fotografía, para ver si voy aprendiendo a perfeccionarla y sobre todo a disfrutarla más. Así pues, las salidas, los lugares, los itinerarios y todo el planteamiento general estará basado en buscar las situaciones propicias para poder hacer buenas fotos, dedicando la mayor parte del tiempo (o al menos la parte principal de cada excursión) a esos momentos. Lo que no quita que, de vez en cuando, siga buscando ascensiones interesantes, sobre todo ahora que empieza la época invernal. Tampoco descarto animarme con la escalada, pero esto ya tengo que mirarlo con más calma.