sábado, 25 de septiembre de 2010

92: Travesía Canfranc - Formigal, por los Ibones de Anayet.

  1. Momento: De mañana domingo al martes.
  2. Lugar: Pirineo oscense.
  3. Plan: Itinerario básico: Canfranc estación - Canal Roya - La Rinconada (previsible vivac) - Ibones de Anayet - Barranco de Culivillas (posible segunda noche en Glera de Anayet) - Formigal - Posible bajada a Sallent de Gállego por el GR 11. Posibles ascensiones y cresteos: Cuyalaret, Vértice de Anayet, Las Arroyetas, Punta Espelunciecha.

martes, 21 de septiembre de 2010

Cumplido 87: "The Final Frontier" (Iron Maiden)

Casi ha pasado un mes desde que me propuse aquí el plan de escuchar y comentar el nuevo disco de la mítica banda de Heavy Metal Iron Maiden. Desde luego, mi intención era darme algo de tiempo para hacer varias escuchas, pero no pretendía que fuera tanto. Lo que me ocurrió es que desde el principio quedé algo contrariado, más bien decepcionado, con el álbum, y quise darle más oportunidades. Y quise hacerlo así porque con el anterior disco, "A Matter of Life and Death", empecé teniendo alguna dificultad para acabar de cogerle el gustillo, pero luego me ha ido gustando cada vez más; bien es cierto que entonces percibía desde el principio que era un buen disco que necesitaba muchas escuchas, y efectivamente pronto empecé a notar el agrado de la insistencia. Con "The Final Frontier" no sólo me había decepcionado en su primera escucha, sino que no percibía tanto interés "oculto" como con el anterior, y al final de éste mes de intentos creo que puedo confirmar mi decepción (relativa, eso sí) como algo dificilmente pasajero.

Antes de nada, prefiero aclarar un par de puntos respecto de la discografía del grupo, para establecer un poco de relatividad en mis opiniones o gustos. Yo establezco una diferencia muy clara entre los discos que van de 1980 a 1988 y el resto: Aqullos siete primeros álbumes -unos más, otros menos- representan para mí la verdadera época dorada de Maiden, claramente por encima de lo demás (ni siquiera el tan cacareado "Fear of the Dark" está para mi gusto a la altura de ninguno de aquellos). Por otro lado, es algo habitual e inevitable en casi todos los artistas encasillados en un género: la creatividad no es infinita, y salvo que se repitan es difícil inventar sobre una misma idea, una y otra vez. Por lo tanto, es muy ilusorio esperar ya que vuelvan a aquellos tiempos, y un error comparar sus discos actuales con los primeros. Sin embargo, creo que, en cualquier caso, Iron Maiden siempre ha seguido manteniendo un mínimo de calidad más que digno o aceptable (unas veces más, otras menos); y eso incluye al último disco.

Y dentro de toda esa etapa "no dorada", creo sinceramente (y supongo que más de uno lo considerará un sacrilegio) que las dos obras con las que más ha llegado a brillar la banda de Steve Harris han sido las dos anteriores a la que nos ocupa, "Dance of Death" (2003) y la mencionada "A Matter of Life and Death" (2006). El primero (quizá mi favorito de la mencionada "etapa menor") entraba bien desde las primeras escuchas, y seguía aportando algo más en las siguientes; el segundo (uno de los discos más trabajados y complejos de la historia del grupo, aunque sin la chispa o el ingenio de antaño), ya dije que costaba más pero luego recompensaba. Hay en esos dos discos (sobre todo en el segundo) una arriesgada y meritoria apuesta en principio contradictoria, creo que lograda en buena medida: Que nadie pueda decir ni que han dejado de sonar a Iron Maiden ni que siguen haciendo lo mismo de siempre. Huyendo del abuso de los tics habituales del grupo, pero usándolos en pequeña medida, y añadiendo ideas nuevas pero prudentemente cercanas a lo de siempre, consiguieron crear una sensación de "suena muchísimo a Maiden, pero suena muchísimo a otra cosa distinta", o mejor aún "es distinto a Maiden, pero sólo puede ser Maiden".

"The Final Frontier" ha querido seguir esa línea un paso más, pero para mi gusto esa intención estilística ha superado quizá lo más importante: Que el disco mole, que apetezca escucharlo de principio a fin. "Dance of Death" era complejo pero sobre todo pegadizo y atractivo, con esas melodías vocales que te obligan a cantar o tararear con agrado mientras lo escuchas. "A Matter of Life and Death", más complejo aún, no tenía esa chispa melódica, pero sus desarrollos instrumentales me resultan alucinantes y envolventes. En "The Final Frontier" la chispa melódica se queda a medio camino de ambos discos (algo más accesible que en "A Matter..." pero no tan brillante como en "Dance...") y la complejidad estructural queda más como una pretensión superficial inacabada, lejos de los dos predecesores; Probablemente éste sea el disco con media más alta de duración de las canciones de toda la carrera del grupo, pero sin embargo mis canciones preferidas del mismo son en general las más cortas: esto lo dice todo (en la época clásica del grupo siempre mi favorita era la o las más largas del disco). Ese progresivismo que siempre ha acompañado al grupo (en los 80 más disimulado, ahora más evidente), en "The Final Frontier" me parece más una pose que un logro, sobre todo en comparación con los dos discos anteriores ya mencionados. Desde otro punto de vista, quizá podría decirse que el grupo se ha vuelto demasiado serio musicalmente hablando, olvidando que el Heavy Metal, como ya he dicho, tiene que "molar", tiene que divertir. Esa es la chispa, el ingenio, que les hizo grandes en los 80, ahora irrecuperable, al margen de que siguen trabajando muchísimo todo el aspecto instrumental. Tanto dramatismo convierte al disco en algo soso para mi gusto, pero insistiendo en que la calidad del álbum vuelve a ser más que digna, sobre todo instrumentalmente. Por otro lado, no hay ninguna canción que se pueda considerar mala, si acaso una o dos algo mediocres; y hay momentos puntuales que sí son brillantes. Veámoslo canción por canción:

"Satellite 15... The Final Frontier": Desde luego, en la intención de sonar diferentes, pero ni siquiera parecidos a la idea de Maiden, se han superado en el comienzo del disco. La introducción o primera mitad de éste primer tema puede hacer sospechar que nos hemos equivocado de grupo al comprar el disco, porque parece más de los Queensryche de "Operation: Mindcrime": lo dicho, hay que sonar progresivos por narices, porque está de moda, porque vende. Sin embargo, no me parece que el resultado de esa introducción, por otro lado medio siniestra, sea demasiado atractivo, sobre todo porque se hace muy larga. Y también porque augura una segunda parte que se espera sea más llamativa, pero con la cual luego no pega ni con cola, además de ser una canción bastante simple para seguir a un prólogo tan pretenciosamente progresivo. Desde luego, es la que menos me gusta del disco, sin que sea completamente desechable. Por otro lado, el título de la canción da más pistas sobre el rumor de que éste podría ser el último disco de estudio del grupo: Es el número 15 de la discografía, y se dice que Steve Harris dijo que no pasaría de ese número...

"El Dorado": El comienzo de ésta bien podría ser el final explosivo de la anterior. Tras ese redoble, aparece con ímpetu y atractivo una de las señas de identidad de la etapa clásica de Maiden, bastante olvidada en los últimos años: el ritmo galopante rápido, marcado por bajo y una guitarra rítmica; luego las otras guitarras definen sobre las anteriores un riff más de medio tiempo, que ralentiza (y para mi gusto echa a perder) la ilusión de la energía inicial. En cualquier caso el ritmo de la canción es lo mejor que tiene. No es que melódicamente sea mala, pero tampoco es nada del otro mundo. La pena es que, para mi gusto, su comienzo prometía más.

"Mother of Mercy": Estamos en el sector de las canciones más cortas del disco, que aparecen todas seguidas. Y como ya he dicho para mi gusto es la mejor parte del álbum. Ésta primera es un medio tiempo bastante efectivo, sobre todo porque, aquí sí, la melodía resulta atractiva, sobre todo (y de nuevo) en el comienzo, más suave que el resto.

"Coming Home": La canción más tranquila del disco, y para mi gusto la mejor, y así me lo pareció, con claridad, desde el principio; quizá ahora ya no me sorprende tanto, pero sigo prefiriéndola al resto. Se abre con un muy buen riff de armonías de guitarra que luego se repetirá otras dos veces (a la mitad y al final). Entre medias del mismo, una agradable balada tirando a medio tiempo, al más puro estilo de las canciones lentas de Bruce Dickinson en solitario (se nota su mano en la composición de la misma, más que la de Steve Harris). Es decir, una estructura sencilla de estrofas y estribillos, típica, mil veces utilizada antes por mil grupos, pero con ingenio en la composición, eso que Maiden han relegado a un pequeño rincón frente a la ampulosidad dominante. (Ojo, si la ampulosidad funcionase como en "A Matter of Life and Death" hablaríamos de otra cosa).

"The Alchemist": Contrastando con la anterior, es la de ritmo más veloz del disco, y de hecho recupera una velocidad casi olvidada en Maiden desde tiempos de "Man on the Edge" o "Be Quick or be Death". Aquí la melodía está bastante bien trabajada, con varios cambios de tono sucesivos en las estrofas, que van añadiendo sensación trepidante creciente a lo anterior. Muy lograda. Y es la más corta del álbum.

"Isle of Avalon": A partir de aquí ya las duraciones van a ser extensas, pero casi siempre con la sensación de que tanto tiempo por canción está desaprovechado, musical y estructuralmente hablando. No es que sean malas composiciones, pero parece como que les falta algo, como que podría haber algún cambio de ritmo más sorprendente aquí o allá. Con todo, esta "Isle of Avalon" no es precisamente de las peores de esta parte. Su melodía es aceptablemente pegadiza (si acaso repetitiva al final), y la parte intrumental progresiva central, sin ser una maravilla, da el pego.

"Starblind": Siendo la más corta de las largas, es sin embargo la que se me hace más cansina. Ni su melodía ni su ritmo ni sus desarrollos instrumentales me convencen demasiado, salvo en algún momento concreto de cambio de tono. Sin ser mala, me parece de lo más flojo del disco.

"The Talisman": Esta, si no fuera porque el comienzo lento se me hace excesivamente largo, es otra de las que agradezco escuchar. La atractiva melodía vocal alterna muy bien con los típicos punteos de guitarra sobre ritmo galopante marca Maiden (aquí si). No es que sea muy original ni con grandes variaciones, pero mola.

"The Man Who Would Be King": Esta es quizá una de las que aun puedan necesitar más escuchas para un posible cambio de opinión. Creo que tiene buenos elementos (las estrofas enganchan, la parte intrumental progresiva de la mitad es algo rara aunque curiosa, el final deja un buen sabor), pero no acabo de estar conforme con la estructura general del tema.

"When the Wild Wind Blows": Cierra el álbum la más larga del mismo (como tantas otras veces en la historia del grupo). Y es de las más conseguidas (la melodía de las primeras estrofas es sencilla pero atractiva y muy efectiva), pero de nuevo me parece que sus 12 minutos podían haber dado más de sí. Antes de los cuatro minutos, la melodía inicial, ya con ritmo dinámico pero no veloz, deriva en un tempo más lento que sin estar mal me decepciona en comparación con lo anterior, y ya sólo tiene cierto gancho en algunos cortes instrumentales con punteos. Luego hay unas estrofas pasados los seis minutos que vuelven a recuperar algo de atractivo, esta vez con un tono menos optimista, cuya melodía tiene un cierto deje al "War Pigs" de Black Sabbath. El problema es que se va llegando al final de los 12 minutos sin grandes sorpresas ni alardes, todo muy correcto y bien estructurado, y al final te quedas con la sensación de que, como tantos otros inicios de temas anteriores del disco, ofrece menos de lo que prometía.

En fin, poco me queda por añadir a este estudio de paleontología... bueno no, eso sería si del dinosaurio sólo quedaran los huesos...: Esto no es lo que era, pero sigue siendo. Aunque, a decir verdad, por el formato de la caja del CD, que parece una lata sacada de una trinchera de vete tú a saber qué guerra (y eso que la temática del disco es futurista), tampoco ando desencaminado. Manda narices: para una vez que me compro un disco recién salido al mercado de estos "héroes" de mi adolescencia, y resulta que la portada no viene ni con las típicas letras del nombre del grupo...

...Sea lo que sea... Up The Irons!!*

*: Ahora lo han cambiado por "Come on You Irons!"...¿?

domingo, 19 de septiembre de 2010

Cumplido 91: Judith Mateo y J.C. Molina en directo

El de anoche me pareció un concierto atípico en varios sentidos. Por un lado estaba el marco; era la primera vez que veía un concierto sentado ante una mesa, como suele ser habitual por ejemplo en salas de jazz. Unido a esto, el hecho de que fuera un concierto de rock y música celta, bastante animado, hacía que esa situación del público en las sillas y mesas resultara un poco chocante. Pero sobre todo era un concierto atípico porque, después de tantos años yendo a ver a Ñu, estaba presenciando un concierto en el que su líder, José Carlos Molina, compartía protagonismo simultáneo junto a otro grupo, el de Judith Mateo.

La mezcla de estilos y personalidades del peculiar dúo resultaba curiosa. Es cierto que el ritmo habitual de un concierto con un sólo artista concreto (grupo o solista) quedaba algo truncado, debido al contraste al alternar temas de Molina y Mateo, pero por otro lado se ganaba en variedad; Hace tiempo que lo repetitivo de estar viendo hora y media a la misma banda no acaba de convencerme en bastantes conciertos (no todos), con lo que en esta ocasión era un problema menos.

Me gustó el estilo musical de Judith, más celta tradicional que el de Ñu, aunque con sonido rockero. Eran temas en general muy animados y pegadizos, la mayoría instrumentales, y bien trabajados. Hubo dos cantadas -por el marido de Judith, un irlandés-, una de las cuales fue una curiosa versión, con más ritmo, del "Dust in the Wind" de Kansas; bueno, curiosa, pero muy lejos de la original; por cierto, ¿alguien conoce más canciones de Kansas aparte de esa? (lo digo porque hay otros muchísimos temazos de aquel grupo). Por lo demás, ella toca muy bien el violín, y transmite mucha energía durante sus interpretaciones, aunque nos pareció que se le iba la pinza un poco al comunicarse con el público (la "gritona"...)

Y me encantó como sonaron las canciones de Ñu con estos nuevos músicos (la banda es la de Judith). Quizá es un grupo más disciplinado musicalmente que las formaciones habituales de Ñu, menos rockero y salvaje, pero lo cierto es que el sonido era Ñu 100% (si acaso ralentizado en alguna canción, como "Animales Sueltos"). También es cierto que Molina ha cambiado tantísimas veces la formación de su propio grupo, que ésta casi podría considerarse como una más.

La verdad es que no tuve sensación de nostalgia, de "esto ya no es lo que era", por aquello de pensar en José Carlos tocando junto a otro grupo, no propiamente Ñu, para seguir actuando en directo. Los temas sonaban como siempre, y por momentos me parecía un concierto más, de los muchos que he visto del grupo desde hace casi 15 años (Sala Canciller, diciembre de 1995, primer concierto de rock duro al que asistí en mi vida). Una gozada, como siempre, "No Hay Ningún Loco", "La Granja del Loco", "La Danza de las Mil Tierras", "De Fiesta" o "El Flautista". Curiosa quedó la ligeramente progresiva "El Teatro de la Suerte", y contrastada por su caracter rockero para el tono general, "El Tren".

Por otro lado, al perder protagonismo, creo que Molina se sentía más cómodo, más liberado, y eso le permitía mostrar su cara más amable y divertida sobre el escenario. Podría decirse que estuvo sembrado, por encima de su nivel medio de "vis cómica". Desde luego, mostró las tablas que tiene, también compartiendo escenario con otro grupo (aspecto no muy conocido en él).

En cuanto a la interacción José Carlos - Judith, era muy vistosa cuando se producía, con una buena mezcla de flauta y violín (el sonido general, de toda la banda, fue bastante bueno). Pero lo cierto es que no estaba excesivamente aprovechada, limitada a algunas canciones concretas. Quizá la más curiosa fue el clásico "The House of the Rising Sun" de The Animals.

En definitiva, estuvo muy bien, aun a pesar de lo corto que se hizo. Al ser algo menos de la mitad la parte proporcional correspondiente a Molina, quedó bastante alejado de lo que fueron aquellos conciertos inolvidables que pude presenciar de Ñu, que además solían acabar en plan emotivo, dejando un gran sabor de boca a la salida. Pero a cambio pudimos disfrutar también de la buena música de Judith Mateo.

sábado, 18 de septiembre de 2010

91: J.C. Molina & Judith Mateo en directo

  1. Momento: Esta noche.
  2. Lugar: Sala Galileo Galilei, Madrid.
  3. Plan: Actuación conjunta en directo del líder del mítico grupo de rock duro español Ñu y de la violinista de rock celta Judith Mateo. A parte de conocer la música de ésta nueva representante de la música celta, el aliciente para mí es poder volver a escuchar en directo a José Carlos Molina tantos años después, ya que no puede ser con su grupo de toda la vida; Aunque ésto último probablemente tampoco sea malo del todo, ya que aportará otra visión a su estilo.

martes, 14 de septiembre de 2010

Cumplido 90: Garganta de Navamediana



En esta ocasión, el "objetivo excusa" de la excursión que daba título al plan fue lo menos interesante. De hecho, diría que, salvo por la mayor presencia de abedules en las orillas del cauce con respecto a otras gargantas de Gredos, ésta de Navamediana es quizá la que menos me ha gustado, paisajísticamente.

Junto a ello (y supongo que influyendo en ello), me acompañó en la primera mitad de la subida el calor propio de las horas centrales del día, consecuencia de los horarios del autobús y de la idea de hacer la ruta en dos días, que me obligaba a no perder demasiado tiempo en la ascensión.



De esta manera pude comprobar, como pocas veces, de qué manera influye en la percepción del cansancio la relativa falta de alicientes, o la dificultad para disfrutarlos si al mismo tiempo estás sudando "la gota gorda". Realmente tenía la sensación de estar en muy baja forma en medio de aquella solanera y aquel paisaje algo agostado, simbolizado en un roble seco (paradójicamente, la suya era una de las pocas sombras que me permitieron un respiro).



Más arriba comprobé que, a pesar de sentirme tan cansado, los horarios que estaba haciendo iban mejorando los que yo mismo había calculado previamente, lo que significaba que tan bajo de forma no estaba, y posibilitaba la idea de descansar un rato en uno de esos "oasis" de abedules junto al arroyo, mientras dejaba que el sol bajara un poco.



Así pues, me refresqué un poco, comí algo, disfruté de la tranquilidad de aquel acogedor rincón, y luego me puse en marcha con mejor ánimo. Y entonces pude comprobar el reverso de lo que había percibido antes: Ahora probablemente tenía más cansancio acumulado y el camino tenía más desnivel, pero el calor ya no era tanto, y sobre todo el paisaje empezaba a tener un caracter más agreste, más rocoso, más montañoso, más atractivo para mi gusto. Y, efectivamente, yo me sentía más en forma.



Llegué a uno de esos lugares de montaña en los que ya te sientes realmente evadido de la civilización; uno de esos paisajes singulares, que sólo descubres tras un gran esfuerzo (tuyo o, a veces, de la ingeniaría, como en los Alpes). Las Hoyuelas es una nava o pradera llana en medio de afloramientos graníticos; un lugar en el que se une lo bucólico con lo espectacular, lo acogedor con lo vertiginoso.

Allí ya no sentía cansancio alguno. No pensaba en mi estado de forma. Mi idea era la de conocer rincones nuevos. Un cartel indicaba "fin de la ruta". Pero una senda continuaba subiendo hacia la cabecera de la Garganta. Pero ni siquiera por esa senda iba a subir yo. Quería progresar por el Arroyo del Gargantón, que desembocaba en la Graganta a la altura de aquel lugar, para llegar de la manera más directa posible a la cima del Meapoco (2.416 m.). Sin senda, sin hitos, sólo con el mapa, la brújula y el sentido de la orientación, para recorrer un lugar nuevo para mí. Me sentía libre, y animado.



Y allí, con el sol declinando, en medio de la más absoluta soledad, y del más absoluto silencio, ni siquiera roto por el rumor de unas aguas, pues el Arroyo del Gargantón estaba prácticamente seco, viví uno de esos momentos mágicos que sólo se viven en estos lugares. De repente el silencio se vio perturbado por un rumor suave pero evidente. Alcé la vista arriba, por encima de la vertical pared sur del vallecito, y vi el cielo colmado de buitres leonados, unos 30 ó 40, que acababan de alzar el vuelo desde lo alto de aquellos mismos roquedos. Más que la visión, me impresionó el efecto del sonido en aquel ambiente inhóspito.



Seguí subiendo hasta que decidí que la luz no era la conveniente como para continuar. Mi idea era haber hecho cima para poder disfrutar desde allí de la puesta de sol, pero no tuve tiempo para eso. Escogí para vivaquear una pradera de las muchas que se encuentran por allí, y me acerqué al Berrueco de Bohoyo para contemplar desde ahí el ocaso.





La noche, de luna nueva, fue una de las más estrelladas que recordaba haber visto desde hacía mucho tiempo. Dicen que el cielo de Gredos es uno de los más limpios en ese sentido; aquella noche no pude estar más de acuerdo. Incluso la cámara pudo registrar la Osa Mayor sin más problema que el uso de la exposición prolongada, y sin quedar eclipsada por la luz de aquellas dos lejanas poblaciones que se veían en el horizonte.



Al día siguiente finalicé la ascensión, con las bonitas combinaciones de luces y sombras de las primeras horas de la mañana, y descubriendo nuevos paisajes en los primeros tramos de bajada, como el Circo de las Lagunillas. Eso sí, al disfrutar relajadamente de estos momentos, el tiempo fue pasando a un ritmo lento de marcha, y la parte final la tuve que hacer medio corriendo y, de nuevo, pasando calor y sudando. Alguna fuente providencial apareció para mi rescate, y finalmente me sobró tiempo para un bañito en las gélidas aguas del Tormes, como ya había hecho antes un par de veces en Navalperal.





Descripción técnica de la ascensión

miércoles, 8 de septiembre de 2010

90: Garganta de Navamediana

  1. Lugar: Sierra de Gredos.
  2. Momento: Jueves 9 y viernes 10.
  3. Plan: Conocer esta garganta de la vertiente norte de Gredos.
  4. Recorrido: La Aliseda de Tormes, Navamediana, Garganta de Navamediana, Hoya de Meapoco (si es accesible -posible piornal-), cima del Meapoco. Para la bajada, mi idea es ir a Navalperal de Tormes por la Cuerda de los Barquillos ; no por la cuerda en sí, sino por el camino que baja por los "Barquillos" que le dan nombre, que son pequeños rellanos sucesivos en la ladera oriental de la cuerda, que da a la Garganta del Pinar. Otras alternativas, si la accesibilidad está complicada por la razón mencionada del piornal (muy habitual en Gredos), pueden ser: El Callejón de los Lobos y la Garganta del Pinar; la Cuerda de la Majada Peña; la Garganta de la Solana; o bien la Cuerda de los Copetes (en los dos últimos casos, volviendo a La Aliseda de Tormes).

lunes, 6 de septiembre de 2010

"Cumplido a medias" 89: Mägo de Oz en directo

No, no llegué a la mitad del concierto ni nada parecido. Lo de "a medias" se refiere al objetivo marcado en la entrada preparatoria del plan: Desquitarme del bodrio de Vista Alegre en noviembre de 2008. Pues bien, esta vez no fue tan terrible como aquello, ni de lejos, pero lo cierto es que tampoco guardaré un gran recuerdo de esta actuación de Mägo de Oz en Alcorcón.

No puedo contar nada del primer grupo, -ni si quiera la transcripción correcta de su nombre (qué vago soy, podría buscarlo en la red, pero no me apetece...)-, pues no lo vimos. De Jorge Salán puedo decir que sonó muy bien y que mostraron ser bastante buenos músicos; del propio Salán ya lo sabía, no así del teclista y guitarra ocasional de la banda, que me sorprendió con vistosos solos de teclado de sonido Moog al más puro estilo progresivo setentero. Y que en general el público no parecía muy agradado con la capacidad vocal del propio Salán, que yo creo que se defendió decentemente, aunque lo digo sin conocimiento de cómo suenan sus discos cantados por colaboradores de mayor valía y prestigo en ese apartado. Y poco más; no era a esto a lo que íbamos...

...Aunque quizá habríamos hecho bien en aprovechar mejor la actuación de Salán. Porque la de Mägo de Oz comenzó con un cierto barullo de sonido en los primeros temas, de corte especialmente cañero en general. Al mismo tiempo, y probablemente relacionado con ello, al cantante José le costaba seriamente controlar su chorro de voz, que tan pronto desentonaba como rozaba el gallo, pasando por momentos de exageración en los berridos más heavies. Creo sinceramente que la cosa se debía a que probablemente ellos tampoco se escuchaban bien en el escenario, porque cuando el sonido mejoró él también dio muestras del gran cantante que en mi opinión es. Mientras tanto, además, su micro subía y bajaba como los precios (cuando éstos subían y bajaban, claro), con lo que o no se le escuchaba en absoluto, o sólo oíamos los coros, o su descontrol vocal destacaba especial y vergonzosamente sobre lo demás.

La cosa tardó en arreglarse, pero se arregló, y pudimos disfrutar de algunos de los momentos brillantes a que nos tiene acostumbrados este grupo, sobre todo cuando tienden al sonido celta y acústico. Así quedó demostrado en la instrumental "Fuerza y Honor (El Dorado)", que me estaba pareciendo lo mejor del concierto, musicalmente hablando, hasta que Murphy evitó que acabara de disfrutarla del todo (cuestiones personales que no vienen al caso).

En cualquier caso, como ya dije, y al margen de los problemas iniciales de sonido, a mi no me resultó un concierto demasiado disfrutable porque el repertorio me pareció mal repartido (valga el juego de palabras). Si, ya sé que esto es siempre algo subjetivo, etc., etc., bla, bla, bla, pero es que no se puede admitir que no tocaran ni un sólo tema de "Jesús de Chamberí", o sólo uno de "La Leyenda de la Mancha" (el de siempre, ya sabéis los que conocéis al grupo), o, admitiendo que esos discos pertenecen a épocas menos populares de la banda en lo que a apariciones en Los 40 se refiere, ¡sólo una canción de "Gaia II", no sólo un bombazo de ventas sino quizá el disco musicalmente más currado y de mejor sonido de su discografía, y encima van y tocan el "churro - single" de "La Posada de los Muertos"! A cambio, siete de Gaia III: "Dies Irae", "Für Immer", "Vodka´n´Roll", "Fuerza y Honor", "Siempre", "Que el Viento Sople a tu Favor", "La Soga del Muerto (Ayahuasca)" (psicodelia a más no poder, incluyendo aquella versión de los Toy Dolls, "Resacoxis en Hispania"), cinco de Finisterra: "Satania", "Hasta que el Cuerpo Aguante", "Fiesta Pagana", "El que Quiera Entender que Entienda" y "Astaroth", dos de Gaia I: "Gaia" y "La Costa del Silencio", la mecionada "La Posada de los Muertos" de Gaia II, "Molinos de Viento" de La Leyenda de la Mancha y "El Hijo del Blues" del primer disco; tampoco nada de La Ciudad de los Árboles. Lo que menos me agrada es la tendencia general a lo fácil y a lo complaciente; el hecho de haber optado por singles "de serie" (o de "churro", como dije antes), todos al mismo ritmo y estilo de "Molinos de Viento", les obliga, si todos tienen éxito, a tocarlos todos... cualquiera que no conozca demasiado al grupo se preguntará: ¿ésta canción no la han tocado ya dos o tres o incluso cuatro veces antes...? Es más, si hay que cerrar el concierto tocando seguidos tres de ellos, ¡pues ningún problema, faltaría más! Si lo hubieran hecho en forma de medley hasta les habría quedado gracioso (podrían haber intercambiado estribillos y estrofas, a ver si alguien se daba cuenta)...

En fin, no quiero quejarme más, que al fin y al cabo el concierto era gratis. Por otro lado, si expreso tales críticas es precisamente porque les considero unos grandes creadores de canciones, de lo mejorcito que ha dado el rock patrio, y por tanto un concierto suyo puede dar mucho más de sí; Y también porque, de hecho, he asistido a unos cuantos conciertos suyos muy, pero que muy superiores al que comento. Pero también podía haber sido peor, como en Vista Alegre...

P.D.: Paúl, reconozco que, visto lo visto, y oído lo oído, no estoy muy por la labor de repetir en Fuenlabrada (¡serían 10 Molinos de Viento en menos de una semana! ¡y eso ya hace parque eólico...!).

viernes, 3 de septiembre de 2010

Cumplido 88: Circo de Piedrafita



Esta vez el objetivo no era conquistar una cima, ni improvisar rutas nuevas o relativamente poco transitadas. Tampoco me importó quedarme sin contemplar el Balaitus (por falta de tiempo); en ocasiones anteriores me habría supuesto una decepción estar en el Circo de Piadrafita y no llegar a ver tan popular montaña (y de paso abrir boca para posibles ascensiones futuras), ahora es una cuestión insignificante. Esta vez había cosas más importantes por las que merecía la pena volver al Pirineo y dejarse sanar por sus paisajes y ambientes.







Y el objetivo quedó plenamente cumplido. Estoy bastante contento, porque mi padre disfrutó, y yo con él. Y estoy seguro de que mamá se habría alegrado de que hayamos hecho este viaje. Poco más me queda por añadir. Poco más puede haber ahora que sea más importante.



























jueves, 2 de septiembre de 2010

89: Mägo de Oz en directo

  1. Momento: Mañana viernes.
  2. Lugar: Pues donde tántas veces antes: en las fiestas de Alcorcón...
  3. Plan: Desquitarme del bodrio de sonido del concierto de hace un par de años en Vista Alegre.