sábado, 31 de octubre de 2009

Plan 46: Corredor central de la Cuerda de las Buitreras (reconocimiento).

  1. Lugar: Vertiente oeste de La Maliciosa, Sierra de Guadarrama.
  2. Momento: Mañana domingo.
  3. Plan: Primera parte de la idea 12 de la lista de posibles planes montañeros: Reconocimiento, sin nieve, del corredor central de la cara norte de la Cuerda de las Buitreras, para hacernos a la idea de cómo puede ser con nieve: si es factible a nuestro nivel, posibles dificultades rocosas, cuestiones relacionadas con el mejor estado posible de la nieve, saber si la cima de La Maliciosa es accesible por la cuerda o bordeándola, etc. Una excusa como otra cualquiera para volver a salir a la sierra, pero conociendo un rincón nuevo.

jueves, 29 de octubre de 2009

Cumplido plan 45: Over The Rainbow en directo.

Pues ya no sé si es la calidad del concierto o soy yo. Quizá haya un poco de ambas cosas, pero el caso es que ayer tampoco es que me lo pasara en grande, a pesar de vivir una actuación que en varios aspectos supongo que debería considerarse memorable.

Despues de tantos y tantos años disfrutando del brillante y variadísimo repertorio de la clásica banda británica de hard rock Rainbow, y de dar por hecho que el fundador de la misma,Ritchie Blackmore, difícilmente volvería a juntar al grupo (ya no debe estar para mucho más que para Blackmore´s Night -que tampoco está nada mal-), el poder ver una reunión de otros ex - miembros de distintas épocas tal como ésta era una ocasión única. Y desde luego que poder disfrutar de un repertorio como el de anoche era todo un privilegio, algo con lo que yo mismo había soñado durante muchos años.

Y no cabe duda que el concierto fue emotivo, y el público en general respondió en consonancia. Pero yo me quedé algo frío. Desde luego, muy por debajo de lo que habría esperado de una ocasión como ésta. Supongo que de nuevo el sonido, aunque correcto (mejor que el de Dream Theater el viernes), estuvo lejos de mi idea de perfección. Esos temas que tantas veces he escuchado no me sonaban igual de bien que entonces. Otra vez volví a ser el tiquismiquis, parece.

Por ejemplo, el primer tema ("Tarot Woman", histórico, maravilloso), no tenía exactamente el poderoso ritmo del disco original. Por ejemplo, empezaba a sonar una de mis favoritas, "Eyes Of The World", y notaba con ello el primer subidón del concierto, pero pronto decaía al notar la sensible diferencia con lo que mi memoria recordaba de aquel, y más aún al quedar cortado por la mitad por un interludio guitarrístico aceptable pero no muy brillante de Jurgen Blackmore (bastante buen guitarrista, pero ni la enésima parte de carismático que su padre, ni en personalidad ni en técnica). Luego "Ariel" sonaba algo sobresaturada de teclados ambientales. Y así con casi todo: correcto, aceptable, pero lejos de la brillantez original: lo suficiente para emocionar, por lo exclusivo del grupo y del repertorio, a un público poco exigente, lo justo para dejar frío a este tiquismiquis que escribe, y que ya no se conforma con cualquier cosa (como si él en su vida hiciera gran cosa, ya ves tú... -aunque, eso sí, pagar los 35 euros de la entrada si lo hice, por eso me quejo, oye-)

Me parece que la que mejor me sonó de todo el concierto fue "Man On The Silver Mountain". Llegados a esa altura del concierto, ese tipo de riff tan característicamente setentero era lo que mejor cuajaba, frente al sonido de otros temas más acelerados o saturados de teclado. Hubo otras cosas que me llamaron la atención: La voz de Joe Lynn Turner tuvo momentos chillones poco convincentes, pero en general mostró brillantemente su capacidad de jugar con sus registros medios y melódicos, con mucho feeling (qué empalagoso me resulta ese anglicismo, pero bueno). También estuvo grande el batería Bobby Rondinelli, que además nos deleitó con un solo con detalles más originales de lo habitual: es la primera vez que veo en directo que alguien palmea directamente con sus manos la batería, a lo John Bonham de Led Zeppelin. Y el solo introdujo de manera muy vistosa la entrada de "Stargazer", otro clásico -¿cuál no lo era?-.

Y, bueno, por lo demás, creo que el repertorio no estuvo planteado de una forma todo lo apoteósica o espectacular que podía haberse esperado de lo que casi se entendía como una especie de regreso de Rainbow venido a menos: fue una mera recopilación de temas, con pocas improvisaciones (que las hubo) o escasos planteamientos de sorpresa, en mi opinión. Pero resultó efectivo, a la vista de la acogida del respetable. Por eso digo que no sé si fue el concierto o soy yo. O que lo de Momo el sábado me puso el listón muy alto. Sea lo que sea, cada vez me veo más como dice (o canta) J. C. Molina de Ñu: "Creyéndome que soy único, veo a los demás, que sin ese título se divierten más...". Pero no puedo evitarlo.


SET LIST (no necesariamente en ese orden):

"Tarot Woman"
"Kill The King"
"Can´t Let You Go"
"Death Alley Driver"
"All Night Long"
"Eyes Of The World"
"Jealous Lover"
"Ariel"
"Wolf To The Moon"
"I Surrender"
"Man On The Silver Mountain"
"Stargazer"
"Can´t Happen Here"
"Long Live Rock And Roll"
"Gates Of Babylon"
"Since You Been Gone"
"Spotlight Kid"

P.D.: Visto lo visto, creo que definitivamente descarto la idea de ir a ver a Asfalto el próximo viernes: demasiados conciertos, y relativamente pocas ganas ya. No creo que el rock en directo sea ahora mismo lo que más necesite o me apetezca.

martes, 27 de octubre de 2009

Plan 45: Over The Rainbow en directo.

  1. Momento: Mañana.
  2. Lugar: Joy Eslava (osea), Madrid.
  3. Plan: Probablemente, lo más parecido a los legendarios Rainbow que voy a poder ver nunca en directo. Forman el grupo los ex - miembros de la clásica banda Joe Lynn Turner (voz), Boby Rondinelli (batería), Greg Smith (bajo) y Paul Morris (teclados), más Jurgen Blackmore (guitarra), que es el hijo del fundador de la misma Ritchie Blackmore. Lo dicho, la cosa va de conciertos, últimamente...

domingo, 25 de octubre de 2009

Cumplido plan de ESCAPADA 44: Momo: Tributo a Queen: Grandioso.

Qué diferencia. Qué subidón cuando un concierto de rock tiene el sonido adecuado, perfectamente mezclado. Hay veces que tengo la sensación de ser el tiquismiquis del grupo de amigos cuando vamos a ver bandas; Que soy tan exigente con el rock como si estuviéramos en un concierto de música clásica. Pero es que mi estado de ánimo depende tánto de la correcta reproducción de sonido...; Mi oído aprecia tantísima diferencia entre lo del viernes con Dream Theater y la maravilla de ayer con Momo versioneando a Queen... No puedo evitarlo, no me conformo con cualquier cosa, por mucho que antes de ayer en la Cubierta de Leganés hubiera tanta gente aparentemente emocionada.

Si a ese gran sonido, presente de la primera a la última canción, le sumas la enorme calidad técnica de todos los miembros de Momo, apaga y vámonos. No sólo reproducían perfectamente el sonido de los temas originales (en sus variados estilos), sino que probablemente sonaban aún más cuidados de como lo hacían los propios Queen; y no hablo ya de ese engañabobos ridículamente autodenominado "Queen + Paul Rodgers", sino incluso de la época dorada (y real) del grupo, con la única salvedad de que Freddie Mercury era -y es- insustituible. Es una auténtica gozada disfrutar de demostraciones de virtuosismo instrumental tan intachables como las de anoche, y al mismo tiempo estar sintiendo la energía que transmite el rock.

Daniel Gómez parece una versión sofisticada y perfeccionada de Brian May. Aunque quizá le falte la autenticidad del original, reproduce a la perfección el sonido de la guitarra Red Special (en esta caso con una réplica de la misma) que el propio May se fabricó en su día, e incluso lo hace con más perfeccionismo y muestras de habilidad aún superiores a las del británico. La forma de tocar del batería Juan Silva y del bajista Diego Miranda no son demasiado parecidas a las de Roger Taylor y John Deacon respectivamente, pero resultan perfectamente adecuadas al sonido de Queen y, de nuevo, aún más depuradas técnicamente que las de los originales, además de ofrecer más muestras de virtuosismo que ellos. Y las voces de Momo Cortés y su hermana Susana Cortés son privilegiadas y están muy bien trabajadas. Hablamos, en todos los casos, de músicos con muy buena formación musical, de conservatorio, preparación clásica, etc. El resultado es el perfecto acabado del que vengo hablando desde el principio. No faltan las improvisaciones instrumentales, las muestras de habilidad de conjunto, que en sus momentos más sublimes alcanzan el territorio de la música jazz.

Y el ingrediente definitivo es que estás asistiendo a una maravillosa recopilación de canciones de una banda legendaria e inolvidable como Queen. Para mí, que es mi grupo favorito de la adolescencia -y los sigo considerendo los más importantes, dado que me abrieron la puerta a todo lo demás, y me sigue emocionando revisitarlos de vez en cuando- es casi lo máximo que se puede pedir a un concierto. Es la actuación soñada, el concierto que nunca pude llegar a ver (insisto, lo de "Queen + Paul Rodgers" me parece un fraude). Además, es que dicha recopilación fue maravillosa, incluyendo aquellas canciones injustamente ninguneadas hasta por los propios Queen en favor de los éxitos de ventas (que tampoco faltaron con Momo); es una muestra de buen gusto, de que Momo es un verdadero admirador de Queen, no el típico pseudo fan que se compró los "Gretest Hits" y no pasó de ahí. Así lo demuestran la presencia de temas como "Ogre Battle", "Flick of the Wrist", "Lily of the Valley", "You Take my Breath Away", "Liar", "Spread Your Wings", "Was it All Worth it", "Princes of the Universe", "Death on Two Legs"...

Todo el concierto se mantuvo a un nivel muy alto de calidad y emotividad, además de con una estructura muy bien pensada para que el ánimo del público no decayera (como bien comentó Ángel). Pero para mí hubo tres momentos especialmente mágicos: el Medley inicial, absolutamente impresionante y emocionante; otro medley central con temas lentos clásicos (alguno más famoso que otros) que interpretó maravillosamente al piano y voz Momo Cortés; y el gran subidó final con "Bohemian Rhapsody": ahí es donde la intensidad alcanzó su punto álgido; lo que se siente en esos momentos justifica el precio de cualquier entrada.

En fin, menos mal que me decidí a ir a este concierto, porque cuando lo vi anunciado, inicialmente no me motivaba el hecho de ser al día siguiente del de Dream Theater... visto cómo fue uno y otro, vaya paradojas que tiene la vida... Por cierto, que en breve probablemente habrá más; no sólo es que me haya animado a regresar a los buenos tiempos: es que de repente le ha dado por juntarse a todo el mundo, y sobre todo por tocar en la misma semana: Rainbow, Asfalto...


SET LIST (no necesariamente en este orden)

Medley: "Innuendo", "Liar", "Spread Your Wings", "Filck of the Wrist", "Flash", "Was it All Worth it", "Princes of the Universe", "Death on Two Legs", "The Show Must Go On".
"A Kind Of Magic"
"Tie Your Mother Down"
"One Vision"
"Breakthru"
"Killer Queen"
"Under Pressure"
"Radio Gaga"
"Don´t Stop me Now"
"Somebody to Love"
Piano Medley: "Lily of the Valley", "Yoy Take muy Breath Away", "Love of my Life".
"Brighton Rock guitar solo"
"Who Wants to Live Forever"
"Crazy Little Thing Called Love"
"Ogre Battle"
"I Want to Break Free"- Improvisación.
"Another One Bites the Dust"- Improvisación.
"We Will Rock You"
"We Are the Champions"
"Bohemian Rhapsody"

sábado, 24 de octubre de 2009

Cumplido plan 42: Dream Theater en directo.

Anoche ocurrió en la Cubierta de Leganés lo que jamás habría imaginado con Dream Theater: Decepción. Esto es tan sencillo como recordar tres palabras de la anterior "entrada - plan" acerca del concierto en este blog, y pensar en cómo se desarrollaron ayer las cosas. En dicha entrada escribí: Garantía de calidad. Ahora ya no hay por qué dar por hecho tal cosa, ni con Dream Theater. Lo cual tampoco está mal del todo, porque da aún más valor (si cabe) a las increíbles actuaciones que había visto antes de éste grupo en Madrid.

Lo cierto es que hay una cuestión que hace muy delicado (en mi opinión) que el nivel de un concierto de éste grupo se mantenga en cotas deseables de calidad; por poco que esa cuestión esté ligeramente descuidada, la cosa ya no funciona (para mi gusto): Esa cuestión consiste en la inevitable asociación de Dream Theater con la idea de perfeccionismo; a poco que un concierto de este grupo se aleje sensiblemente de la sensación de perfección, pierde la gracia, carece del principal interés de su desorbitado virtuosismo.

Se lo comenté a Dani durante el concierto: La ingeniería de sonido que precisa éste grupo es un castillo de naipes tan grande como un rascacielos. Cualquier detalle de la mezcla que no funcione en el lugar en que se lleva a cabo el concierto -y la Cubierta de Leganés tiene muchas papeletas-, y el castillo se viene abajo. Para escuchar sencillamente ruido, o caña metalera, no me gasto 48 euros en este concierto, sino mucho menos en cualquier grupo de heavy metal o rock (si es que realmente merece la pena gastarse algo sólo en ruido y caña). Para apreciar cada detalle instrumental de Dream Theater (que es lo que les hace los mejores, técnicamente), son imprescindibles otras condiciones.

Ayer el principal problema era que los graves se lo comían todo. El bombo y el bajo provocaban un barullo de ruido excesivo. Dani apreció el efecto de reverb -inadecuado para un recinto con tanto eco- que usó Mike Portnoy en su doble bombo, y que probablemente desencadenó buena parte de los problemas, pero a mí me da que era una cuestión más general. De una u otra forma, lo desagradable de esos bajos machacones, embarullados, molestos y retumbantes se unía a su efecto sobre el resto de sonido: casi nada se apreciaba realmente limpio, a veces ni se notaba que Jordan Ruddes tocaba el teclado, y las veces que se escuchaban los solos de éste y de guitarra de Petrucci -gracias a la súbita y chapucera subida de volúmen desde la mesa de mezclas-, era sin poder quedar bien definidas las notas. En los mejores momentos del sonido, no dejaba de ser imperfecto, algo sucio, insuficientemente grato al oido; adjetivos que a lo mejor he perdonado en otras ocasiones a otros grupos, pero que me resultaba inconcebible en Dream Theater (quizá nos han malacostumbrado: no es el peor sonido que he escuchado en directo, ni mucho menos, pero sí el más decepcionante teniendo en cuenta el grupo). Por otro lado, echar la única culpa al empedrado (La Cubierta de Leganés) es erróneo, dado que hace cinco años tocaron en el mismo recinto y el sonido fue practicamente perfecto.

Otra cuestión decepcionante (sólo en parte, pues yo me lo temía), fue la duración. En 2002 y 2004 vinieron sin teloneros y tocaron tres horas: Épico, apoteósico. En 2007 trajeron a Symphony X y tocaron dos horas: Muy bien en duración, sublime en calidad. Ésta vez venían con dos grupos (el previo, Opeth), y era de esperar que la cosa menguase aún mas. Efectivamente, la hora y media se hizo muuuuy corta, salvo por el hecho de que con aquel sonido tampoco me dio tanta pena que acabara tan pronto. Entiendo (y esto va en consonancia con el nivel de dificultad que yo intuyo en el último disco, "Black Clouds and Silver Linings"), que definitivamente han optado por una línea que les lleve menos trabajo, menos horas de ensayo. Lo respeto, pues tienen proyectos musicales paralelos, tienen familias e hijos, y probablemente fuera una locura trabajar tan al dedillo una música tan extraordinariamente técnica y difícil. Pero espero y deseo que en un futuro vuelvan a echarle un par, porque ese espectacular nivel es lo que les distingue del resto. Incluso al nivel que están mostrando este año, siguen estando muy por encima de la media en grupos de Metal. Pero a mí me sabe a poco, despues de lo que nos han mostrado anteriormente.

Lo mejor, insisto, del concierto, es que me sirve para darme más cuenta de que el haber podido disfrutar de los cuatro conciertos anteriores en Madrid (de 2000 a 2007) con tan impresionante nivel de calidad es un privilegio que no tiene por qué hacerse posible siempre. Ésta decepción me acerca aún más a la idea de que aquellas actuaciones fueron casi milagros musicales. Incluso sabiendo que son Dream Theater.

Temo un cosa: Que con el nivel medio de apreciación y exigencia del público (incluso tratándose de un grupo para el que hay que hacer cierto esfuerzo de escuchar y no sólo oir), el éxito de la banda pueda ser el mismo que si se lo curraran al máximo, y se vuelvan conformistas. Ojalá me equivoque.


SET LIST

"A Nightmare To Remember"
"The Mirror"
"Lie"
"A Rite Of Passage"
"The Dance of Eternity"
"Solitary Shell"
"Pull Me Under"
"The Count Of Tuscany": Sin duda, lo mejor, especialmente en la parte lenta final (sobre todo cuando no sonaba la batería). El solo lento de John Petrucci fue la única escapada de verdad, en todo el concierto.

viernes, 23 de octubre de 2009

Plan 44: Momo: Tributo a Queen.

  1. Momento: Mañana sábado por la noche.
  2. Lugar: Sala Cats, Madrid.
  3. Plan: Actuación en directo del grupo de Momo Cortés, que interpreta los temas de la legendaria banda británica Queen con una calidad y una fidelidad al original sorprendentes (lo que se oye al entrar en la página del primer enlace es el propio grupo de Momo, tocando en directo). Pero antes (enseguida voy para allá), a ver a Dream Theater...

jueves, 22 de octubre de 2009

Cumplido plan 43: "Adulterios"



Creo que me ha vuelto a ocurrir con Woody Allen en este blog lo mismo que cuando hace un par de semanas acababa de ver su última película, "Si la Cosa Funciona", y me puse a intentar escribir algo acerca de la misma: no me queda demasiado por decir, porque ya está todo dicho en la propia obra; sus escritos y guiones son tan dicharacheros, y con tantas ideas y reflexiones, que yo no creo que pueda profundizar más. Tampoco podría pretender ponerme al nivel del autor, ni de lejos.

La obra me pareció buena, y tanto o más la representación de la misma; muy buenas actuaciones, asombrosas en el caso del dúo protagonista femenino: impresionante María Barranco, que me resultó casi irreconocible -su personalidad- de lo metida que estaba en el papel. Y me divertí, pero me reí menos de lo que esperaba. Creo que las situaciones y los chistes son tan buenos y típicos de Woody Allen como es de esperar, y los actores tienen comicidad de sobra, pero quizá el tono de la obra es siempre tan álgido y exaltado, con los personajes en constante catarsis de tensión (se podría decir que la historia es un shock emocional de hora y cuarto, en tiempo real), que la falta de contrastes probablemente rebaje la capacidad de sorpresa (al menos para mi gusto).

Como resúmen a la posible filosofía de Woody Allen, que se puede extraer de los personajes que interpreta en sus propias películas, parece que la comedia es para él la forma de desdramatizar sobre la amarga realidad de la vida; la mayoría de las veces parece concluir que el ser humano está condenado a ser infeliz en mayor o en menor medida, y darle la vuelta de tuerca a los sinsabores para extraer su parte positiva mediante la risa es quizá la mejor manera de seguir adelante. Y no es fácil saber reirse de todos los temas sin herir sensibilidades; hay que ser muy bueno para lograr lo contrario: que esa risa sea sana, sea un bálsamo. Allen lo consigue (creo).

Ya sea con una temática u otra, está claro que el objetivo vuelve a ser el mismo, y por eso guarda relación esta entrada con el blog: Reir es una de las mejores escapadas posibles: Económica, sincera (fingir la risa no es reír, que diría Buenafuente), espontánea y saludable. Imprescindible, diría yo.

martes, 20 de octubre de 2009

Plan 43: "Adulterios" (Woody Allen)

  1. Momento: Mañana por la tarde.
  2. Lugar: Teatro Maravillas, Madrid.
  3. Plan: Ya que no hice aquí el merecido comentario a la última película de Woody Allen, "Si la Cosa Funciona", haré lo propio con la representación que de su obra de teatro "Adulterios. Tres Comedias de un Acto" se realiza acualmente en Madrid, dirigida en la adaptación española por Verónica Forqué (más conocida por su trabajo como actriz), y protagonizada por María Barranco y Miriam Díaz Aroca.

lunes, 19 de octubre de 2009

Obesidad y cambio climático.

¿Qué tienen que ver entre sí ambas ideas? Supongo que muy poco o nada. Pero a mí me sirven para hacer una especie de símil.

Leí hace unas semanas en el 20 Minutos que "el mundo necesitaría una inversión de al menos 45 billones de dólares (30 billones de euros) en tecnología hasta 2050 para reducir a la mitad las emisiones globales de CO2 en esa fecha, según un informe publicado el año pasado por la Agencia Internacional de la Energía(AIE)".

Por otro lado, todos conocemos o hemos oído hablar de la costosa tecnología a la que acuden muchos para adelgazar: medicina dietética, alimentos especiales que con poca ingesta reducen el apetito, programas especiales, gimnasios, entrenadores personales, psicólogos... un pastón... Y luego está el "sofisticado" y totalmente económico método divulgado por un famoso cocinero de la tele, y que -para quien pone voluntad en aplicarlo- funciona: la dieta CM = Comer Menos.

Creo que ya se puede entender el símil.

viernes, 16 de octubre de 2009

Plan 42: Dream Theater en directo.

  1. Lugar: La Cubierta de Leganés.
  2. Momento: Viernes 23 de octubre.
  3. Plan: Dentro de exactamente una semana, sobre estas horas en las que escribo, espero estar disfrutando nuevamente del grupo que mayor número de veces me ha impresionado en directo: Dream Theater: Garantía de calidad y espectacularidad instrumental.

martes, 13 de octubre de 2009

Cumplido plan 41: "Meet The Flower Kings"



Cuando el Rock Progresivo deja de ser una excusa o una etiqueta para convertirse en el objetivo o en la esencia, surgen regalos como The Flower Kings; Es entonces cuando las letras escapan de esas prisiones convencionales llamadas estrofas y estribillos y deambulan libres por un universo de estructura ilimitada, indefinida pero perfecta y armónica: como el universo mismo, vaya. No existen las barreras temporales, una composición puede durar todo lo que el ingenio pueda dar de sí. Comparar una canción de Rock convencional con una suite de The Flower Kings es como comparar un chalet adosado con una catedral barroca.

No hace falta mencionar el virtuosismo instrumental: es una orgía de técnica y espectacularidad. Los ritmos son complejos, las melodías y escalas, enrevesadas y poco asequibles. Y sin embargo, suena maravilloso, gratificante; No es un estilo tan psicodélico o denso como el de Yes o King Crimson: Sabe dulce (normalmente): Genesis sublimados (sí, aún más). La profesionalidad con que se cuidan todos los detalles, hasta el más imperceptible toque de percusión, hace que el acabado sea insultantemente perfeccionista. Un regalo para los oídos.

La cantidad y la calidad de obras creadas por la banda desde que Roine Stolt la fundó hace ya 15 años son tan abundantes que cabe preguntarse de dónde sacan genio y tiempo para tantas maravillas; máxime teniendo en cuenta lo relativamente poco rentable que debe ser actualmente hacer Rock Progresivo, (de lo cual ellos son plenamente conscientes desde el principio), incluso para la reputada como mejor banda europea actual del estilo (la mejor del otro lado del charco, Dream Theater, al menos tiene el beneplácito del mundillo Heavy Metal); en el DVD se puede ver que son ellos mismos quienes prueban sus instrumentos antes de las actuaciones: no llevan apenas asistentes; y ojo que el equipo instrumental y de sonido debe ser caro hasta decir basta; tanto tiempo, esfuerzo y dinero invertidos en algo que la mayoría de los grupos de rock resuelven con la quinta parte de material (y normalmente mucho más éxito comercial) sólo se explica de una forma: Amor al arte.

“Alive Recording 2003: Meet The Flower Kings” es un directo preparado especialmente para ser grabado en DVD, con un privilegiado público reducido, y en el que el grupo toca exclusivamente temas largos o suites, que al fin y al cabo son la mejor expresión del otrora mal llamado Rock Sinfónico. Me ha parecido una auténtica maravilla, y poco más soy capaz de describir de tan sublime demostración sonora: Sin duda, el mejor grupo que he descubierto últimamente. Y desde luego, de lo mejorcito que debe existir actualmente en el Rock (sí, en general) en cuanto al nivel académico musical.

Por último, qué mejor que unos estractos del DVD para explicar, mejor que yo, la elegancia y la espectacularidad de este grupo (aunque al estar incompletas las canciones no se pueden apreciar en su verdadera dimensión, además de ser pobre la calidad de sonido respecto del DVD):







Los dos siguientes, al ser más cortos, muestran mejor la calidad de sonido del directo:



lunes, 12 de octubre de 2009

Plan 41: "Meet The Flower Kings"

  1. Lugar: Aquí.
  2. Momento: Ahora.
  3. Plan: El título entrecomillado lo dice: encuentro con la banda sueca de rock progresivo The Flower Kings. Se trata de un DVD en directo, faceta en la que aún no les conozco, de ahí lo apropiado del título.

viernes, 9 de octubre de 2009

Poca motivación y menos ideas...

Cuando ya veía con la imaginación los Picos de Europa orientales (Ándara), en su defecto las Sierras de Neila y La Demanda (Sistema Ibérico) y como reserva no precisamente desdeñable el Pirineo Aragonés, me quedo finalmente con las ganas en un puente de tres días con casi inmejorables previsiones meteorológicas (en el próximo me fustigaré cuando esté todo en marcha y se venga abajo por el mal tiempo)... Lo peor es que la desesperada idea final de sólo dos días (incluyendo en ellos el desplazamiento en transporte público) al Circo de Piedrafita, la desecho no por exagerada en logística para el poco tiempo, sino por falta de motivación, debida al cansancio de tanta decepción: me imagino en Pirineos y ya me da igual: Malo.

Me llega una iniciativa en contra de los recortes en I+D, sobre los que me quedé perplejo cuando lo leí en el periódico y, aparte de la falta de tiempo debida la preparación de lo anterior (que finalmente fue inútil) no se me ocurre nada que escribir al respecto, estando además tan desmotivado por lo otro que no me da la moral para ponerme a pensar en otros temas. Malo.

Me pongo a escribir un entrada sobre "Si la Cosa Funcina" de Woody Allen, que ví ayer con agrado, y que además es una película con mucho jugo en su argumento para relacionar con algunas de la típicas comidas de tarro de éste blog, y en esta ocasión no se me ocurre qué ni cómo plasmarlo. Malo.

Lo peor de todo es que, habiendo aceptado que la parte obligatoria o rutinaria de la vida no me motiva (de momento), es desalentador que tampoco lo haga, últimamente, aquello con lo que intento distraerme. En fin, delegaré en los amigos, que ahí no hace falta hacer esfuerzos, pues todo suele salir espontáneamente. Pero la excursión que voy a hacer con ellos el domingo por el Puerto del Reventón no me motiva reflejarla aquí (menos aún después de haberme imaginado en los lugares antes mencionados); lo de menos es esa excursión, lo que importa es quedar con ellos.

lunes, 5 de octubre de 2009

Cumplido plan 39: "Ensayo Sobre la Ceguera"



Supongo que ya se habrá dicho mucho acerca de esta obra de José Saramago, y de todas formas yo no me considero demasiado bueno como lector, por tanto menos como crítico de lo leído, así que no voy a ponerme a expresar una opinión sobre aquella, sino simplemente a tratar de plasmar una pequeña reflexión que he tenido leyéndola.

Desde luego, la lectura de este libro no es precisamente un plan escapista en el sentido lúdico, pues aunque la historia sea una fantasía, lo que plasma metafóricamente son realidades muy duras de la sociedad en que vivimos, llevadas a un extremo casi apocalíptico. Podría decir que es el libro que más crudeza me ha transmitido nunca, junto a "1984" de George Orwell. Es una historia que enfrenta al lector con el mundo real.

Pero desde otra perspectiva si que existe otro tipo de intención de escapar: De la ceguera de la conciencia. En los capítulos más truculentos de la novela (quien la haya leído sabe a qué me refiero), al margen del mal cuerpo que se me iba poniendo durante su lectura, notaba durante el resto del día una sensación de haber recibido un impacto de sensibilización que pocas lecturas me habían producido antes.

Este tipo de escritos, novelas, documentos del tipo que sea, a veces incluso experiencias vividas, crean realmente la sensación de haber recuperado un tipo de vista, de haber escapado por momentos de la ceguera con que normalmente observamos el mismo género de barbaries cuando las vemos en los telediarios, donde han quedado normalizadas por la costumbre.

Pero luego volvemos a nuestros problemas personales (unas veces -pocas- más importantes que otras -la mayoría-), de los cuales nos distraemos escapando al estilo de lo que suelo reflejar yo en este blog: música, cine, viajes... Y esos otros momentos para la reflexión social quedan normalmente como pequeños alivios para la conciencia, como ridículas penitencias inútiles que, probablemente, nada van a cambiar (ésta entrada podría ser una de esas "flagelaciones").

Sin embargo, no creo que vengan mal las escapadas musicales, montañeras, etc. Porque muchas veces, desde la belleza percibida en las mismas, se aprecia mejor el contraste con la fealdad de la sociedad. Al fin y al cabo, cuando se quiere escapar del mundo real, es porque algo hay en el mundo real que no nos gusta.

Pero ahí seguimos, atados a ese sistema, mamando de él, mientras lo ponemos a parir. Nos da miedo abandonar la seguridad que nos proporciona. Dos entradas mías de hace ya tiempo reflejaban parte de estas ideas: Son distracciones y ¿Cobarde o hipócrita?. Las escribí en momentos anímicos impotentes y enrabietados, pero ahora, más tranquilo, no me atrevo a negar lo que dicen.

jueves, 1 de octubre de 2009

Cumplido plan 40: La Covacha, al fin.

(Viene de Plan 38).

ADVERTENCIA: El montañismo es una actividad que supone riesgos. No debe realizarse sin la experiencia y el material adecuados. El autor se exime de toda responsabilidad sobre cualquiera de las posibles decisiones que pudieran tomar al respecto quienes lean esto, y por tanto de sus consecuencias.



Quizá alguno haya pensado que eso de volver a intentar la misma montaña apenas dos semanas después tenga cierta pinta de obsesión. Bueno, puede ser, pero el hecho es que, una vez realizado este cuarto y definitivo intento, creo que ha merecido la pena; me he quedado agusto. No sólo se trata de haberme quitado la espina. Es que, aunque se tratara de la misma cima, era un itinerario absolutamente nuevo para mí, con nuevos paisajes (como en los anteriores intentos), y eso casi equivale a lo que habría sido ir a otro lugar completamente distinto... Eso sí, con el aliciente de que el punto culminante volvía a ser La Covacha, con las ganas que había ido acumulando en anteriores tentativas.

Además, se puede decir que la ruta escogida parecía ser la ideal para la conquista definitiva; sobre todo su cuerda culminante, desde el Mojón Alto, era como un emocionante paseo triunfal por lo alto del Circo de Galín Gómez, desde donde, para mayor aliciente, podía ir contemplando desde lejos, y recordando desde la distancia temporal, los lugares por los que había subido en las anteriores intentonas, en una suerte de gratificantes flashbacks muy adecuados a tan perfecto final. Por cierto que iban apareciendo esas imágenes en el mismo orden en que había hecho sus respectivas excursiones. Ni que estuviera programado así desde el principio, oye. Lo que me habría perdido si me hubiera salido a la primera...



Pero la ascensión definitiva no podía ser un paseo de rosas, en consonancia con el hecho de haber tenido que acumular tantas intentonas. ¡Qué poca gracia habría tenido haber vuelto con la sensación de que en realidad estaba chupado! Y es que La Covacha no es precisamente una montaña muy accesible: Se haga desde donde se haga, exige largas rutas de aproximación, y eso conlleva largas excursiones, que hace falta que no se tuerzan demasiado en su prolongado desarrollo.

Si las anteriores tentativas habían comenzado, en general, bastante bien, tanto en el desarrollo del plan como sobre todo en eso tan importante que es sentir que estás disfrutando, y luego se fueron torciendo o se llegó a un punto que hubo que renunciar, en esta cuarta ocasión parecía que iba a ocurrir lo contrario, con el matiz de que cuando no se empieza bien del todo, no es fácil esperar un mejor final...



Primero fue una tediosa subida de Tornavacas al Puerto del mismo nombre. Un primer kilómetro del GR 10 por cansina pista cementada (ideal para los pies, con el peso que llevábamos), y con una desalentadora pendiente uniforme que no parecía acabar nunca, bajo un calor de justicia (y eso que no pegaba el sol, gracias a las nubes); el bonito paisaje del Valle del Jerte al darnos la vuelta no animaba lo suficiente: sus cerezos ahora no están ni en flor ni en fruto (lacias sus hojas), y tanto la pista como alguna infraestructura o solar artificial hacían que las panorámicas de momento no resultaran, ni de lejos, tan agradables como esperaba de este tramo; la vegetación, muy sosa (más llamativa nos había parecido antes junto a la carretera). En el resto de subida al Puerto de Tornavacas, la cosa no mejoró, salvo en el hecho de abandonar cemento por tierra; el calor aumentó al despejarse el cielo, y el tramo final estaba cubierto de alto y denso matorral: sangre, sudor y lágrimas. Un tostón, vaya.

Al llegar a las inmediaciones del puerto tendríamos que haber encontrado un camino que subiera directo hacia la Loma de los Sillares (comienzo occidental de la cuerda principal de Gredos), al este: ni rastro de él. Vale. Cogimos una pista forestal que, según el mapa, nos llevaría a dicha loma más adelante, dando un rodeo por el norte. Pero he aquí que, minutos más tarde, el acceso estaba cortado por la valla de una finca ganadera, cuya puerta cerrada a cal y canto avisaba en un cartel que el paso estaba prohibido. Vale. Rodeamos el muro de la finca hasta encontrar un lugar "discreto" por el que saltar (ya estamos, como tantas y tantas veces). Seguimos subiendo ya hacia la Loma de los Sillares junto a un arroyo (inlcuído en la finca, así da gusto apropiarse de terrenos), y volvemos a saltar otra valla para salir del cercado. Luego, campo a través por un monte bajo de roble melojo, llegamos al fin al camino de la Loma de los Sillares. Hasta ese momento (unas tres horas desde el comienzo de la caminata), yo no había tenido aún la sensación de haber empezado ninguna excursión para subir hacia La Covacha. Lo que cuesta a veces escapar de la civilización, incluso de la rural... Yo procuraba ser positivo: Pasadas las zonas agrícolas, ya no habría problemas. Además, si los demás intentos comenzaron perfectos y acabaron truncados, esta vez bien podía ser al revés.



Ya por terreno más propiamente montañero, subimos el primer desnivel considerable, y yo me empecé a notar más cansado de lo habitual: la sudada llegando al Puerto de Tornavacas parecía haber hecho mella. Al calor se unía otro hecho inquietante: ¿Cómo estarán los manantiales en ésta época, más aún considerando que la ruta, siendo tan larga, va por una cuerda y no por una vaguada? En otras palabras, ¿vamos a encontrar agua? ¿Vamos a poder beber más de la que llevamos ahora? Desde luego, donde el mapa indica la Fuente de la Mina yo no encontré nada de nada, y eso que estuve dando vueltas por la zona. Más arriba, sí vimos la Fuente del Regajo del Guarro, pero con su caño totalmente seco. Se trata de un manantial típico de zona de pradera, al que se le ha puesto un tubo de plástico para "tranquilizar" a escrupulosos a la hora de beber, y ahora sólo salía ya agua por debajo del mismo, directamente de la tierra; lo malo no era eso, sino que el agua manaba directamente a un charco que, si bien no era completamente estanco, tenía bastante suciedad: algas, lodo, excrementos, insectos... vamos, que sólo faltaba allí el guarro que daba nombre al la fuente, pero en el sentido porcino de la palabra.

No quería resignarme. Tras buscar más abajo en la misma vaguada otros posibles manantiales (infructuosamente, y de nuevo me volví a dar otra paliza innecesaria añadida a mi cansancio, como en la Fuente de la Mina), aparté las algas del punto de entrada de agua en el charco, y esperé a que se aclarase. Más tarde, ese trocito del charco en el que se veía movimiento del líquido elemento parecía muy limpio. Tumbé una botella de plástico de medio litro en la casi superficial masa de agua, con el cuello ligeramente metido en el hueco de la roca por debajo de la que brotaba. Debido a esa profundidad, apenas pude llenar poco más de la mitad de la botella. Le eché un vistazo a trasluz, y vi que no había podido evitar que entrasen algunas impurezas, algún trozo de alga, unos granitos de tierra, un insecto. Lo volví a intentar, y lo mismo. Desistí, pero concluí que, en caso de gastar la que llevaba en la cantimplora, ese sería mi recurso final, mi reserva salvadora, a costa de una posible diarrea. Sin embargo, y a pesar de la opinión de Iván, que no quiso saber nada de coger agua de ahí, yo creía que el agua, recién salida del manantial, no en la parte sucia del charco, debía ser buena. Y empecé a probarla en sorbos pequeños, mientras vigilaba a través del plástico transparente de la botella que las impurezas no se acercaran al cuello. Y parecía estar en buen estado, sin ningún tipo de sabor extraño, como había imaginado. Así, a lo tonto, me bebí casi medio litro, de dos recogidas de agua diferentes. Volví a coger más, y guardé la botella.

Tal y como lo he contado (ahora que he releído el anterior párrafo), parece que estoy preparando al lector para una posterior historia de diarreas y fiebres con vómitos, pero el caso es que nada de eso ocurrió, como yo suponía. El problema es que no era mucha más agua de la que llevábamos, y que Iván, que bebe más que yo, no quiso coger. Quedaba mucho itinerario por delante, y cuanto más arriba, menos probabilidad de encontrar más. ¿Nos daría la que teníamos para llegar a La Covacha? Tal vez, pero, ¿y para volver? La posibilidad de cumplir el plan volvía a resultar algo inestable. La cosa era, rectificar a tiempo, o arriesgar yendo a por todas...

Al mismo tiempo, la nubosidad en esos momentos era considerablemente mayor de lo que habían dicho los pronósticos... Nada parecía seguro, y tratándose de la Covacha, yo ya empezaba a tener la mosca detrás de la oreja... Volvía la incertidumbre.



Después hubo que superar otro incómodo tramo de matorral en la subida al Mojón Alto, pero en la llegada a la cima del mismo llegó al fin un momento emotivo: la vista espectacular del Circo y Laguna de Galín Gómez o del Barco. El momento paisajístico esperado, que activa el espíritu montañero en toda excursión que se precie. Aquí ya oteábamos el resto del recorrido hasta La Covacha. Y, en medio de la siempre sobrecogedora puesta de sol, nos dirigimos al inesperadamente inmejorable paraje del Tapadero, pradera al pie de la vertiente norte del Alto de Castilfrío, que elegimos, por su completa idoneidad, como lugar de vivac. El típico lugar de montaña que es, al mismo tiempo, bucólico y espectacular. Una buena noche de vivac en un sitio así era otro elmento anhelado en toda excursión de dos o más días. Parecía que, aún sin desaparecer la incertidumbre de los otros problemas, al menos las cosas empezaban a salir bien.



La madrugada siguiente el cielo apareció completamente despejado, con las estrellas adornando el aún oscuro techo. Recogimos todo rápidamente, desayunamos, escondimos los sacos y demás y, con mucho menos peso, nos dispusimos al ataque final.

Y fue una auténtica gozada. Ese recorrido, espectacular por sí solo, ganaba en la soledad y la paz de las primeras horas de la mañana, con unas vistas adornadas con luces vistosas del sol madrugador. La cuerda es accesible y emocionante al mismo tiempo. Es terreno abrupto, escabroso, pero no incómodo sino entretenido, con trepadas fáciles, con momentos de exploración de la mejor vía posible u otras alternativas, y sin exposición directa pero sensación de desnivel importante. Otra de esas crestas rocosas gratificantes, como la de la cima del Posets, o la arista este del Espigüete: No ha sido mal año en ese sentido; parece que ya le he perdido el miedo del todo, y ahora lo disfruto plenamente; me hace ilusión la idea de subir el nivel de dificultad para el futuro.

Además, es una cuerda larga, cambiente, y que con sus derivas de orientación va ofreciendo perspectivas nuevas a cada nuevo risco que se supera. Y en ese sentido, iban llegando además las panorámicas retrospectivas de los anteriores intentos. Hacia el sur, la primera ascensión por la Garganta de Galín Gómez (entonces nevada), con la Laguna Negra abajo, en cuyas inmediaciones renunciamos entonces:



Hacia el norte, el segundo intento, por esa cuerda infernal de matorral casi impenetrable, finalizando en el visiblemente prominente risco de Canchal Moreno o Mesas Altas, en cuyo destrepe norte, entonces también nevado, lo llegué a pasar tan mal:



Y luego ya desde las laderas orientales de la cima de La Covacha, hacia el este, viendo el paraje de la Garganta de los Caballeros con su laguna homónima, donde me había vuelto a quedar con cara de tonto por culpa de una inoportuna tormenta en el momento clave; cómo se me había quedado de grabada la imágen inversa (segunda foto de la entrada del Plan 38) a ésta que ahora contemplaba, con la cima ya conquistada:



Todo era realmente gratificante. Del momento de hacer cima ya no hablaré mucho más, por ser difícilmente explicable el sentimiento de plenitud en la misma, las ganas de correr de un lugar a otro de esa cumbre, de sentarme a disfrutar del hecho de estar allí, en ese punto geográfico concreto tan anhelado... Parece una tontería, tanta historia por unas meras coordendas x, y, z, pero... Gracias, Covacha, por lo que me diste.



Pero había que regresar. ¿Y del agua qué? Bueno, yo había bebido más bien poca, y de hecho seguía teniendo relativamente poca sed. Pero Iván había bebido bastante, le quedaba un culín en la botella, y aun así se notaba cada vez más deshidratado. Pronto el sol empezaba a pegar con fuerza. Convenía regresar rápido (sin provocar exceso de cansancio), para poder bajar a algún arroyo a reponer.

En el Alto de Castilfrío Iván ya no tenía agua y estaba sediento y muy cansado. A mí me quedaba menos de medio litro en la cantimplora, pero seguía sin notar demasiada sed, y me sentía en plena forma (que es como había estado todo el día, al contrario que la jornada anterior). Así pues, le pasé a su botella todo el agua que me quedaba, y me limité desde ese momento a lo que había recogido yo en el manantial del Regajo del Guarro y que tenía guardado en la botella de medio litro junto a las demás cosas en el lugar de vivac. Aun con eso, hay que reconocer que la cosa no pintaba demasiado bien. Yo contaba con el arroyo del Cardiel, cerca del cual pensábamos bajar hacia Puerto Castilla, pero para eso aún nos quedaba más de una hora...

...Pero he aquí que bajando por la vaguada norte del Castilfrío me topé con algo que no apreciamos en la subida: Escuché el ruido de un chorrillo, y cuando miré hacia el suelo, pude ver un manantial con caño de plástico y, éste sí, surtía agua por el propio tubo: Estamos salvados. Nunca una fuente fue tan inadvertida y providencial en nuestras excursiones. ¡A 2200 metros de altitud, en una elevación (Castilfrío) con sólo 100 metros más de desnivel de terreno por encima, y tras un verano especialmente seco! La verdad es que aquí el tal Murphy, el de la famosa ley, se cayó con todo el equipo. Y sí, en momentos así también puede decirse que se alimentan ideas creyentes...



El resto del descenso (que era casi todo), ya con Iván repuesto (física y psicológicamente), y con todo el peso de nuevo a la espalda, los nuevos problemas eran, inicialmente,dos: Aquello empezaba a estar intensamente nublado (y para ese día sí había predicción de chubascos); y queríamos coger el autobús de las 16:20 en Puerto Castilla (había otro, pero nos habría dejado en Madrid casi a las 23:00, con el lunes acechando tras la noche...). Ambas circunstancias nos incitaban a bajar lo más rápido posible, y así lo hicimos...

...Hasta que, ya en las pistas forestales que bajan al pueblo (pero aún muy arriba), nos encontramos con otra circunstancia inesperada: una montería: con la caza hemos topado. Hablando con uno de los cazadores (mucho más educado y amable de lo que nos hemos encontrado en otras ocasiones similares), nos enteramos de que la cacería estaba organizada por toda la ladera que nos separaba del pueblo. Vale. Volvemos a la "civilización". Las prisas con el autobús, las aficiones que obstaculizan prohibitivamente al resto de inofensivos "usuarios" del monte... Nos comentó el hombre que faltaba una media hora para que acabase (bueno, al menos podríamos bajar esa tarde), en el momento en que se empezaban a retirar los puestos de aquella zona. En el instante de subir el cazador a su todoterreno para recoger a otros, mientras nos recomendaba que esperásemos o que bordeáramos por otro lado, empezó a llover...

La tormenta acechaba, y no sabíamos si era más probable que nos alcanzara un rayo o un tiro. La Covacha parecía gritar desde lejos: ¡Vale, por fin lo has logrado, pero lo vas a pagar caro! El caso es que, con la sensación de que parecía que la montería había finalizado antes de lo que decía el hombre (tal vez por la incipiente lluvia), nos pusimos a bajar por un tramo de pista. Si nos veían ahí, difícilmente nos podían confundir con jabalís... No puedo negar que cierta sensación de tensión si llevaba... ¡esto es lo que se debe sentir en una guerra!

Parecía que efectivamente la montería había finalizado... cuando empezamos a escuchar lo que parecían gritos de jalear a bestias a lo lejos, en la dirección que nos llevaba la pista. Decidimos atajar hacia otro tramo más bajo, para no dirigirnos hacia allí, y para recortar el trayecto hasta el pueblo. Ahora bien ¿no era aún más probable ser confundidos con animales si nos metíamos entre matorrales...? La tensión continuó unos minutos más.






Cuando estuvimos ya seguros de que la montería había acabado, o estaba demasiado alejada de nosotros como para ser peligrosa, el único reto ya era no perder ese autobús de media tarde. Llevábamos dos horas bajando sin descansar, a un ritmo rápido, en ocasiones casi al trote en los atajos, y combinando campo a través de incómodo matorral con tramos de pista de duro suelo. Estábamos reventados (yo al menos, sobre todo en los pies), pero seguíamos tratando de que la excursión saliera finalmente perfecta, a pesar de todos los inconvenientes...



...Y salió perfecta. No porque nos sobrara cuarto de hora para coger el autobús (que también); no por la sensación de haber administrado razonablemente todos los problemas que habían surgido en la excursión (que también); no por la sensación de dominio montañero, de experiencia bien aplicada (que también); no por haber conquistado al fin La Covacha (que también).

La excursión había salido perfecta porque había justificado aún más todos los intentos, éste incluido, de subir a La Covacha; había vuelto a dar sentido al objetivo marcado, vistas las experiencias vividas como consecuencia de ello. Incluso en la cima, contemplando desde arriba el lugar en que me había sentido frustrado dos semanas antes, sentí que merecía la pena haber pasado por aquel sentimiento de bajón, para ahora saborear mejor el éxito. ¿El éxito de haber hecho cima? No: Él éxito de haber insistido hasta hacer cima.



Descripción técnica de la ascensión.