lunes, 23 de febrero de 2009

Cumplido plan de escapada 15: La Peñota.

De Peñota


ADVERTENCIA: El montañismo es una actividad que supone riesgos. No debe realizarse sin la experiencia y el material adecuados. El autor se exime de toda responsabilidad sobre cualquiera de las posibles decisiones que pudieran tomar al respecto quienes lean esto, y por tanto de sus consecuencias.

De Peñota


Hace ya algunos años que, además de sentir la montaña como una pasión (llamarlo "afición" sería menospreciarlo), percibo que me aporta mucho más de lo que nunca podré valorar ni devolverle. De hecho, es una especie de motor de mi ánimo, y lo ha mantenido vivo en momentos bajos o difíciles. Ayer pude ver ésto con más claridad que nunca. Y con efectos instantáneos, como una especie de medicina de acción rápida, nada más comenzar a caminar y saborear el campo.

De Peñota


Porque incluso ya en el tren, llegando a Cercedilla, aún cabizbajo, pensando hasta qué punto una excursión era lo que necesitaba realmente, todavía estaba preguntándome si esto de escapar no podía llegar a convertirse en una obsesión de la que también acabaré queriendo escapar; no sabía si huir de la realidad, ahora más difícil, me llevará a algún lugar. Algo que incluso antes de darse mi situación personal actual ya me había ocurrido, en la escapada 12.

De Peñota


Pero, como ya he expresado alguna vez en este blog, hasta que no estás en el campo no aprecias realmente lo que te transmite. Y de nuevo estaba equivocado en mis dudas previas. Ya paseando por el Camino Puricelli empezaban a despertar mis antes adormecidos sentidos.

El día fue muy completo y satisfactorio como actividad deportiva. Subimos hasta el Collado de Marichiva, practiqué la autodetención aprendida en el curso que había hecho la semana anterior con Iván, anduvimos por la pista forestal de la Calle Alta hasta la base de La Peñota, hicimos cumbre, y bajamos apresuradamente a Cercedilla para llegar a tiempo al tren de las 18:35. Todo ello lo disfruté con buen estado de forma, y con la consiguiente satisfacción que nunca falta cuando una ruta de montaña sale tan acorde al plan junto a sus improvisaciones. Y la travesía por la cuerda nevada de La Peñota, y la trepada final a su cumbre (que incluso repetí por otra "vía", de lo animado que estaba), y la rápida bajada por la Vereda de los Poyalejos, poniendo a prueba la agilidad (a pesar de algún tropiezo)... Realmente disfruté...

De Peñota


...y sin embargo, la verdadera escapada, el verdadero disfrute, está en el pequeño detalle de aquello que sólo en la naturaleza puedes percibir. El momento tumbado en una pradera, contemplando las vistas de Siete Picos mientras escuchas el murmullo del agua de la fuente de la que acabas de tomar el agua que estás bebiendo. O el regato que, sin hacer ruido, baja junto al camino bañando la pequeña vegetación acuática. O el familiar canto del carbonero. Nada artificial posee la magia de estos instantes. Incluso la jardinería japonesa, que imita a veces a la naturaleza con resultados muy agradables, se queda lejos de la sensación bucólica o incluso mística de esos instantes naturales, espontáneos como la vida; hay algo especial, imposible de explicar, en las sensaciones que se perciben en ellos; y es buena parte de la esencia del amor por la montaña; es un componente fundamental de su efecto balsámico.

De Peñota


Me siento infinitamente agradecido a la montaña por lograr subir mi estado de ánimo al optimismo que los míos necesitan de mí en estos momentos. E injusto sería no agradecer exactamente lo mismo a mis compañeros en esta excursión, Raúl y Fran.

De Peñota

sábado, 21 de febrero de 2009

Plan de escapada 15: La Peñota.

  1. Lugar: Sierra de Guadarrama.
  2. Momento: Mañana domingo 21 de febrero.
  3. Plan: Tras examinar varias posibilidades, el plan básico elegido de momento es la subida a La Peñota desde Cercedilla, pero no hay que descartar otras opciones por la zona.

jueves, 19 de febrero de 2009

Cita de "El Sentimiento de la Montaña" (E. M. de Pisón y S. Álvaro). (Plan 13)

Obvia pero esencial para entender el escapismo en general y el montañismo en particular:

"Las miradas pragmáticas no dejan ver más allá de la necesidad o del aprovechamiento. La sensibilidad anida en otros niveles más cordiales del hombre o en posos culturales formalizados y esparcidos en su primer momento por los sabios y los poetas".

lunes, 16 de febrero de 2009

Plan de escapada 14: "The Book of Secrets" (Loreena McKennitt)

  1. Momento: Próximamente.
  2. Lugar: Mi habitación.
  3. Plan: Audición del disco "The Book of Secrets" (1997) de la cantante, compositora e instrumentista canadiense de New Age y Música Celta, Loreena McKennitt.

lunes, 9 de febrero de 2009

Plan de escapada 13: "El Sentimiento de la Montaña" (E. Martínez de Pisón y S. Álvaro)

  1. Momento: A partir de los próximos días, y durante las siguientes semanas.
  2. Lugar: Donde apetezca (será mayoritariamente en casa).
  3. Plan: Lectura del libro "El Sentimiento de la Montaña", de Eduardo Martínez de Pisón y Sebastián Álvaro, ed. Desnivel. Se trata del primer plan de escapada literario en el blog. No es que no haya leído nada desde que lo escribo. De hecho, estaba acabando los dos libros de Agustín Faus sobre la "Historia del Alpinismo", de cara precisamente a tener más conocimientos previos sobre el mismo tema, para disfrutar mejor de ésta obra, que trata la misma historia de manera supongo que más reflexiva y emotiva. Dos incisos sobre los planes literarios. Por un lado, su cumplimiento llevará más tiempo que el de los otros planes hasta ahora propuestos; seguramente iré ya por el plan 20 ó 30 y éste aún no se habrá cumplido totalmente. Sin embargo, es posible en este caso ir dando referencias parciales según vaya avanzando en la lectura del libro, sobre cosas que me llamen la atención, alguna cita curiosa, o simplemente como manera de ir reflejando lo que me está transmitiendo esta escapada por capítulos. En fin, ya vermos como lo voy plasmando.

sábado, 7 de febrero de 2009

Cumplido plan 12, con cambios y frustraciones: Senderismo al sur de Guadarrama.

De Guadarrama Sur



La de hoy ha sido una de las excursiones más raras y -para qué negarlo- decepcionantes que recuerdo. Aunque el sabor de boca final sea el de "mejor esto que haberme quedado en casa", es significativo que apenas una hora después de comenzar tuviera ganas e incluso casi decidido volver a Cercedilla para coger un tren y regresar a comer en casa.

Llegando a Cercedilla, desde el tren compruebo que toda la parte de la sierra que pretendía contemplar y fotografiar está, no ya culminada por nubes, sino completamente tapada por las mismas hasta su base. ¿Qué sentido tiene el plan con esas condiciones? Bajón de ánimo: Tantas ganas de poder contemplar la sierra nevada (segundo intento ya), tantas comprobaciones a través de los medios de cuánto ha nevado y de qué tiempo va a hacer, tantas ojeadas desde la capital (hay un punto en mi lugar de trabajo desde el que se puede ver La Maliciosa), tan pocas oportunidades de poder ver algo así, tan pocos días libres que coincidan con el tiempo adecuado y que además no se haya ido ya la nieve (como pasó con la excursión al Cerro del Castillo), tan pocos inviernos tan buenos como éste, sin saber cuándo va a ser la última oportunidad para lograr el objetivo, y al final, desde el primer tren de la mañana, que para cogerlo has tenido que levantarte media hora antes de un día de trabajo (que ya es), ves tu plan echado a perder antes de llegar al lugar en el que empieza la ruta. Aún habiéndome hecho a la idea de que podía pasar (véase la anterior entrada), no puedo evitar sentirme decepcionado.

Pero hay que pensar. Estamos aquí, y hay que buscar una alternativa que no sólo justifique el día, sino que además lo haga disfrutable. Veo que hacia La Peñota hay menos nubes. Decido que voy hacia allá, y si veo que luego mejora por Siete Picos y La Maliciosa, vuelvo (doy por hecho que ya no me dará tiempo a llegar a La Pedriza con luz). Recorro la pista que se dirige hacia la falda sur de La Peñota. Todo está muy nevado, como hacia muchos años que no lo veía por aquí. No me da tiempo a disfrutarlo: pronto unas ráfagas de viento frías y desagradables, acompañadas de polvo de nieve, me empiezan a fastidiar, a lo que se une la incomodidad de andar por la nieve blanda (incluso a ésta poca altura ha caído un buen espesor), más el hecho de ver que las nubes empiezan a tapar también La Peñota. Es aquí donde llego a la conclusión de que esta excursión no merece la pena, y que tras llegar hasta el pie de La Peñota mejor me vuelvo al primer tren que pueda coger en Cercedilla.; Me siento decepcionado de tomar una decisión que hacía mucho tiempo que no tomaba en una escapada montañera. Más adelante, tras los muy cansinos (por la nieve) tramos de subida de la pista hacia la base de La Peñota (sudo pero tengo frío), parece que las nubes darán una tregua e irán despejando la montaña buscada. Saco la cámara. Le doy al "on". No se enciende. Abro el compartimento de la batería: Me la he dejado en casa, puesta en el cargador, dada mi preocupación de ayer de que no se me gastara... otra vez otra jugarreta de mi desordenada cabeza. Bajonazo y cabreo. Frente a mí, la cara sur de La Peñota, como nunca antes la había visto de nevada, y como no sé cuánto tardaré en volver a verla (si es que vuelve a haber un invierno así).

Es una pena que por culpa de la suma de decepciones no pueda valorar el hecho de estar viendo algo tan hermoso y privilegiado. Pero eso me ha ocurrido.

Cuando años atrás hacía excursiones sin cámara de fotos, no me importaba el no poder registrar lo que veía; lo valoraba in situ. Cuando después tuve una analógica, el poder hacer las 24 ó 36 fotos por carrete que se podían me parecía un lujo (aun teniendo que medir las que iba haciendo, y de hecho a veces me quedaba sin espacio para lo mejor). Ahora en la era digital, me resulta un fastidio, en algún viaje, quedarme sin espacio en la tarjeta de memoria ¡después de llevar cientos de fotos hechas! Y hoy resulta que me vengo abajo por no poder hacer ninguna. A mi favor debo valorar el hecho de haberme vuelto tan aficionado a la fotografía, lo cual no es malo, y es lógico que me provoque ésta decepción si no puedo hacer fotos. Pero la conclusión parece que vuelve a ser que el materialismo me esclaviza, psicológicamente. Al final, tuve que tirar del teléfono móvil, con el que saqué la foto de arriba de La Peñota.

Pero hay otro análisis de ésta decepción: tanta ilusión y tanto agobio por lograr el dificil momento adecuado para esta excursión, y al final es esa espectativa tan buscada la que hace que la escapada no sea tal; Ya lo expresé en la subida al Cerro del Castillo (ver enlace más arriba), pero ahora lo he visto más claro y lo he sufrido más.

De vuelta a Cercedilla (seguir andando por esa pista nevada hacia el Puerto del León era tedioso), veo que La Maliciosa parece despejarse. Me llega otra absurda discusión psicológica: por supuesto, ahora que sé que no puedo hacer fotos en condiciones, llega Murphy y me quita las impertinentes nubes. Pero lo absurdo del tema es que se me pase por la cabeza la idea de que ver Siete Picos y La Maliciosa nevados como nunca y no poder fotografiarlos es decepcionante; pues sí, puede dar rabia pero, ¿no será más importante poder verlo, aunque no pueda hacer las fotos? ¡Hasta se me llega a ocurrir que mejor no verlo para no sentir esa rabia! La manera de animarme a seguir es casi igual de tonta: trataré de buscar, en alguna tienda de Cercedilla, una batería para mi cámara (cosa practicamente imposible en este pueblo dada la exclusividad de la cámara y su batería), y en su defecto hasta podría comprar ¡otra cámara! Con ésta tontería en la cabeza, parece que me vuelvo a animar (junto a la aparente reducción de la nubosidad), y decido volver con el plan.

Efectivamente, en ninguna de las cuatro tiendas (dos ferreterías, una relojería y una de informática) encuentro la batería especial mega guay de la leche. Como veo que las nubes no llegan a dejar ver del todo Siete Picos, tampoco cometo la chorrada de comprar una cámara (menos mal, vaya tela). Pero al menos la infantil de mi mente está distraída y casi medio ilusionada con la idea de seguir el plan...

Efectivamente, poco se ve de Siete Picos, difusos entre las nubes, aunque lo suficiente para comprobar que están hasta arriba de nieve, blancos incluso sus roquedos cimeros. Una lástima, de nuevo, no ser capaz de valorarlo. Decido seguir hasta el pueblo de Navacerrada.

Llegando a Navacerrada, la ilusión es otra: Hace frío, tengo los pies calados (me he traído las botas viejas), y por tanto no es día para comer al aire libre: Peguémonos un "homenaje" en algún restaurante. Tantas son las decepciones sendersitico - paisajísticas del día que creo que debo distraerme con otro tipo de disfute: Menú del día, revuelto de setas y chuletón (pero grande, grande), 20 euros. Y luego a casita, tranquilamente.

Pero no. Al salir del restaurante y moverme un poco por el pueblo, veo que La Maliciosa parece dejarse ver tímidamente. Está espectacular, como esperaba, como todo lo demás que he visto antes. Decido darle tiempo a ver si se despeja del todo. Me doy una vuelta junto al embalse, cosa que no había hecho nunca. Disfruto de las orillas nevadas, del sedante movimiento y sonido del pequeño oleaje (hace mucho que no voy a la playa), de las anátidas, gaviotas y lavanderas, y, en definitiva, de la inesperada escapada dentro de la ¿escapada?. Hago la foto de abajo, con una difusa, casi fantasmal Maliciosa. No se dejó ver más (aunque sí se veía mejor al natural que en esa foto, doy fe). Luego llego al trazado del GR 10, que va en paralelo a la carretera -pero por camino alternativo-, en la dirección inicial del plan (hacia Manzanares el Real). Veo la Cuerda de los Porrones también muy nevada, y -ésta sí- despejada y nítida, y pienso en La Pedriza. ¿Llegaré a tiempo? Son las cuatro. Nada pierdo por probar, pues en los pueblos intermedios también paran autobuses a Madrid. Sigue pues la improvisación (la mejor parte de toda la escapada).

Sigo el GR 10, que es también el Camino de Santiago de Madrid (aunque en sentido inverso). Continúa evitando la carretera por caminos paralelos; esto me agrada, parece seguir similares pautas que por León y Galicia: siempre que puede, evita carreteras; además, son sendas de Guadarrama que no conocía.

Llego a una rotonda aún muy lejana a Matalpino, y al ver la hora (casi las cinco) me convenzo de que probablemente se me hará de noche queriendo llegar al Collado de Quebrantaherraduras. En la rotonda tomo la dirección a Becerril. En este tramo, vislumbro El Yelmo asomando por encima de Los Porrones. Saco los prismáticos: ¡Está espectacularmente nevado en sus caras norte y oeste! Hacía tiempo (desde los Alpes) que no veía nieve en paredes tan inclinadas. De nuevo, una pena no haber podido verlo más de cerca y haberlo fotografiado. ¿Tendría que haber ido directamente a Manzanares en vez de a Cercedilla...? Pero, también de nuevo, una pena la sensación general frustrada del día, que una vez más me impide valorar lo que estoy viendo. ¡Con lo que suelo fliparme yo con cualquier cosa que vea en la montaña! Finalmente, cojo el autobus de vuelta en Becerril.

Creo que debería revisar seriamente el concepto de escapada montañera, por lo que pueda pasar en el futuro en cuanto a acumulación de desencantos...

...Y espero que no me carcoma la rabia cuando la semana que viene, desde el lugar de trabajo, vea la imágen nevada y despejada de La Maliciosa, en el que debería ser el día perfecto para haber hecho ésta escapada, pero que no podrá serlo porque así lo exige el estricto calendario humano.

De Guadarrama Sur

viernes, 6 de febrero de 2009

Plan de escapada 12: Senderismo al pie de la vertiente sur de Guadarrama.

  1. Lugar: De Cercedilla a Manzanares el Real.
  2. Momento: Mañana sábado.
  3. Plan: Recorrido en paralelo a la Sierra de Guadarrama en su vertiente sur, comenzando a eso de las 8:30 en Cercedilla, y hacia el este, hasta llegar -en principio- a Manzanares el Real. El itinerario será aproximadamente el del GR 10, aunque con un par de variaciones: Acercamiento a La Barranca con paso posterior por el Embalse de La Maliciosa, y subida al Collado de Quebrantaherraduras. El objetivo vuelve a ser el del plan del Cerro del Castillo (para ver su realización pinchar aquí). En aquella ocasión pretendía obtener una vista nevada de la sierra, pero para cuando llegamos ya no quedaba demasiada. Éste es un nuevo intento, sabiendo que ésta vez ha vuelto a caer bastante y que aún perdurará mañana casi toda. Como hacer montaña por arriba será incómodo por estar recién caída, opto por esta alternativa mucho más "light" (aunque larga: cerca de 25 km), cuyo principal inconveniente son los muchos tramos de carretera y calles que tendré que hacer, pero que evitaré en lo posible. La ventaja, que la perspectiva es aún más cercana que en la anterior escapada respecto de los puntos fuertes a contemplar y fotografiar: Siete Picos, La Maliciosa y La Pedriza: Verdarderamente infrecuentes serían las imágenes que podría llegar a obtener de esta cara sur tan esquiva para la nieve. Sin embargo, hay una alta probabilidad de que las nubes tapen esos paisajes, pues se anuncian nieblas en cotas altas, así que nuevamente el éxito del objetivo principal es complicado; en cualquier caso, es una oportunidad que hay que aprovechar: pocos días libres va a haber que sean tan cercanos a la última nevada como mañana. Si no, habrá que seguir intentándolo en el futuro, y en cualquier caso mañana habré salido al campo, que es lo más importante.

jueves, 5 de febrero de 2009

Cumplido plan de escapada 11: "Revolutionary Road"

De ¿Viviendo o escapando?



En esta ocasión, salvo mencionar que la película me pareció moderadamente buena y que me gustó aunque sin entusiasmarme en exceso, no voy a profundizar en mi opinión o crítica respecto de su calidad. Lo que me interesaba (y tras verla sigo pensándolo) es el trasfondo de su historia, que es lo que guarda relación con la esencia de este blog.

La conclusión final es que, en la enésima revisón del tema "elección entre pragmatismo o disconformidad", todo vuelve a quedar en el aire. Salvo para unos pocos afortunados (y valientes) a los que les ha ido bien escapándose, y para unos muchos cuya simplicidad o conformismo les hace sentir felicidad en un mundo real cómodo y superficial, para la mayoría de los mortales en sociedades del "bienestar" la vida seguirá siendo más bien vacía, aunque muy pocos de ellos tendrán el valor (o la lucidez) de reconocer que dicho vacío es irremediable (una de las afirmaciones más brillantes del guión). Pero, ¿quién es realmente tan talentoso como para atreverse a vivir de manera sincera y al margen del dictado de la sociedad? ¿Cómo se le distingue de quien se pasará toda la vida con "pajaritos" en la cabeza, sin llegar nunca a desplegar realmente sus propias alas? ¿Se lo impedirán los obstáculos de la vida o su propio obstáculo interno: la cobardía? ¿O simplemente es un conformista que piensa demasiado, y que acabaría siendo feliz si consiguiera aceptar la realidad? Muchas preguntas, muchas interpretaciones, ninguna respuesta clara.

En realidad, la pregunta de inicio sería: ¿Qué es lo que busca el ser humano? Bueno, teniendo en cuenta las muchas interpretaciones diferentes (incluso contrapuestas) del significado de la expresión "vida mediocre" (muy bien introducida en la película), creo que puede llegar a haber tantas respuestas a esa pregunta como seres humanos hay en el mundo, por muy comunes que sean las necesidades primarias, o los anhelos sentimentales. Hay infinitos caminos para llegar a también infinitas metas.

En realidad la felicidad que se alcanzaría en una evasión del mundo convencional es sólo una abstracción, hasta que no se lleva a cabo. Desde que los protagonistas de la película se ponen de acuerdo en su plan de escapada particular, y habiéndolos conocido ya bien, podemos imaginárnoslos llevando a cabo dicho plan, y no nos queda claro si dicho salto al vacío va a ser, no ya un éxito, sino incluso -en el caso de éxito- la vida que realmente quieren llevar. No sabemos si realmente son como pretenden ser, o simplemente se lo han creído, que es bien distinto. A cuántos de nosotros no nos pasará lo mismo. A veces creo que pensamos demasiado. O no.

Por otro lado, el personaje de Di Caprio pretende buscar en París su verdadera vocación, tratar de conocerse a sí mismo. Pero, ¿qué le asegura que logrará tal objetivo? ¿Cuándo estará convencido de haber dado con aquello que realmente le gustaría hacer? ¿Cómo sabrá que eso que cree haber hallado será siempre su felicidad, que nunca se cansará de ello, y que nunca encontrará o podría haber encontrado algo mejor? Si lo hallara, ¿sencillamente acabaría conformándose con ello igual que podría conformarse con su simple trabajo en Estados Unidos?

También es cierta otra cosa. El momento de mayor felicidad de la pareja en todo el metraje tiene lugar durante el tiempo que mantienen en pie el plan antes de llevarlo a cabo. Hay una especie de felicidad aparentemente real en la ilusión previa por escapar.

La verdad es que viendo la película he podido pensar mucho acerca del tema, pero es igual de cierto que poco de lo reflexionado me resulta realmente novedoso. En ese sentido, creo que, 24 horas después de vista y comentada con Ángel e Isa en la cena posterior, puedo decir que no me ha maracado en absoluto, ni me ha aportado gran cosa. Por otro lado, muchos dirán que es un tema que ya está muy visto, pero supongo que la inmensa mayoría de ellos pertenecen al grupo de los conformistas, o como mínimo de los que aún aceptando el vacío de sus vidas no reconocen lo irremediable de ello; es decir, los que, seguro, nunca escaparán ni se lo plantearán.

¿Vivir para escapar, escapar para vivir, o, simplemente, vivir para no tener que escapar de nada?

martes, 3 de febrero de 2009

Plan de escapada 11: "Revolutionary Road" (Sam Mendes)

Plan propuesto por Ángel.

  1. Lugar: Cine Callao (Madrid)
  2. Momento: Mañana. Sesión de las 19:15
  3. Plan: Primera escapada cinematográfica en sala de cine que voy a reflejar en el blog. No es que no haya ido al cine desde que lo escribo, pero las dos películas que había visto en dicho periodo ("El Intercambio" y "Mi Nombre es Harvey Milk") no reflejaban exactamente un estilo o una temática escapista. En el caso de "Revolutionary Road", el argumento habla, según tengo entendido, de la posibilidad, esperanza y dificultad de huir de una vida convencional. Veamos si saco algo en claro...

lunes, 2 de febrero de 2009

Cumplido plan de escapada 10: "Testimony" (Neal Morse)

De ¿Viviendo o escapando?


Al final, la escapada no fue ni decepcionanate (ni mucho menos) ni tampoco una de mis mejores escapadas musicales en mucho tiempo, que eran las dos posibilidades que vaticinaba (no de forma necesariamente estricta) en el plan previo. Trataré de explicar las que creo que son las causas de ese punto medio alcanzado.

El disco me parece que es, sencillamente, un discazo. Impecable de principio a fin, con momentos muy brillantes, con partes más espectaculares que otras, pero sobre todo con una elaboración exquisita, y una asombrosa y colorista variedad de matices, dentro de un contexto muy coherente. No se trata únicamente de varios estilos diferentes y contrastados, sino también de niveles de intensidad, de ritmos, de recursos y de instrumentaciones que están constantemente variando. Tan libre como debe ser el Rock Progresivo, pero con una calidad, a mi modo de ver, por encima de la media. Realmente, pareciera que Morse no pudiera o no quisiera alargar demasiado un mismo tema o sección; no hay largos desarrollos en un mismo tempo, no se sabe estar quietecito... y logra que esté aparentemente en un equilibrio perfecto. Instrumentalmente no sólo destacan los instrumentos rockeros (batería, guitarras, teclados), sino que también los utilizados en las orquestaciones (colosal ambiente sinfónico, por momentos) se individualizan en ocasiones para ofrecer solos de violín o de saxofón, por ejemplo. ¿Estilos?: Rock, Jazz, Latino, Folk, Countrie...

El doble disco se compone de cinco suites, subdivididas estas (como es habitual en el Rock Progresivo) en temas o canciones dificilmente separables entre sí, pero tan variadas como ya he explicado, e incluso con variaciones sorprendentes dentro de las mismas. La gigantesca obra (más de dos horas) se me hizo corta, lo que da idea de su capacidad de gancho para el oyente (al menos para el que le guste el Rock Progresivo).

¿Por qué no llegó, con estos positivos elementos, a suponer una gran escapada? Sinceramente, no creo que sepa dar excatamente con la razón o el origen, pero lo que sí puedo explicar es que no me concentré demasiado, desde el inicio, en el disco. A ratos me tumbaba, a ratos me sentaba, con frecuencia me ponía a pensar en otras cosas... Todo ello mientras era consciente de estar escuchando música muy bien hecha y de calidad sobresaliente, según podía percibir, sin llegar a emocionarme (ni de lejos). Con el segundo disco sí que llegué a disfrutar más (es quizá el más espectacular), a pesar de alguna que otra interrupción, elemento que obviamente no es el más adecuado para una escapada. Por otro lado, no estaba tan "aplatanado" como en la anterior escapada musical, "Wind & Wuthering" (Genesis), así que ésta vez era algo más bien psicológico, de cierta falta de capacidad de recepción o concentración. De hecho, había procurado desperezarme bien, con varios métodos, tras la siesta, y había logrado un estado físico despejado. Quizá el hecho de haberme presionado para poder aprovechar la tarde del domingo en la escapada (dada la extesión del álbum), incluídos los métodos de "espabilamiento", hicieron algo forzada la misma, cuando estas cosas tienen que ser, en realidad, más libres y espontáneas. Lo que ocurre es que si me pongo a esperar el momento ideal, lo mismo me quedo sin escucharlo en mucho tiempo.

Pero no hay problema: Habrá muchas futuras ocasiones para disfrutar del disco de diferentes maneras. Espero que realmente colme las espectativas que me ha ofrecido esta primera escucha. De momento, creo que ha merecido la pena hacerse con él.