miércoles, 29 de abril de 2009

Plan 24: Sierra del Valle.

  1. Lugar: Sector oriental de la Sierra de Gredos, Ávila.
  2. Momento: Entre la tarde de mañana jueves 30 y el sábado 2. Si mañana el tiempo empeora más de la cuenta (que podría ocurrir, según las previsiones), saldría el viernes 1 por la mañana).
  3. Plan: A pesar de la magna lista que hice dos entradas atrás (en la que por cierto acabo de añadir un nuevo plan -el 4-, presiamente pensado preparando éste), improviso otra nueva idea: Recorrer la parte que me falta de la Sierra del Valle, en Gredos. Saldré de Santa María del Tiétar a eso de las 19:15, subiré por caminos hasta el pueblo de Casillas, y desde ahí subiré hacia el puerto del mismo nombre evitando en lo posible la carretera (aquí ya no parece tan fácil encontrar caminos). Dormiré previsiblemente en este tramo. Al día siguiente, desde el Puerto de Casillas, recorreré la cuerda de la Sierra hacia el oeste, hasta donde pueda (o me apetezca) llegar entre ese día y el siguiente, con el Cerro Escusa y Lanchamala como objetivos esperables. Finalmente, bajaré el sábado a Piedralaves o Casavieja.

lunes, 27 de abril de 2009

Agridulce vestigio de la infancia perdida.

Desde hace algunos años vengo percibiendo un curioso ejemplo de reactivación de la memoria infantil: Si hay un signo o señal que me retrotrae -por cierto con agrado- a mi niñez, es el canto (más bien chillido) de los vencejos. Más que la llegada del calor, más que la salida de las hojas de los árboles o de las flores, ese sonido tan característico iba asociado a la pronta llegada de la época más feliz de la infancia: el verano y sus (entonces largas) vacaciones. Y es curioso, porque entonces no sólo no sabía que ese sonido pertenecía a esos incansables voladores, ni mucho menos que fueran una aves migratorias que volvían por el estío, sino que ni siquiera me paraba a escucharlos. Sencillamente, los oía, mi cerebro lo registraba, mientras yo pensaba, supongo, en la llegada de esas vacaciones, o en la apertura de la piscina de mi casa, etc. Esa asociación inconsciente de ideas supongo que activa directamente una respuesta de sensación agradable, o de recuerdo feliz, que es lo que he sentido estos últimos años... hasta esta mañana...

Porque esta mañana he visto y escuchado a los primeros vencejos del año. Y ha sido una sensación agridulce, melancólica. Primero me ha agradado, como los años anteriores. Pero inmediatamente he sentido algo peor: La irremediable sensación de que aquellos años son irrecuperables; No es que antes pensara lo contrario, pero digamos que lo aceptaba, pensando en el presente y futuro (cada edad tiene su momento). Ahora, sin embargo, me parece que la sensación de pérdida es más fuerte; que lo que pueda ganar con los años no va a compensar lo que vaya dejando atrás.

Me parece que los vencejos vienen cada año a decirme que me deje de tonterías sobre madurar y vuelva a ser niño. Su canto es como un grito de auxilio de mi infancia perdida.

jueves, 23 de abril de 2009

Posibles planes montañeros futuros.

ADVERTENCIA: El montañismo es una actividad que supone riesgos. No debe realizarse sin la experiencia y el material adecuados. El autor se exime de toda responsabilidad sobre cualquiera de las posibles decisiones que pudieran tomar al respecto quienes lean esto, y por tanto de sus consecuencias.

Hace algunas semanas que tengo en mente hacerme una lista de planes de montaña entre fáciles y relativamente factibles (tanto en lo logístico como en aspectos técnicos montañeros) y a corto/medio plazo (hasta 2011 ó 2012 inclusive, más o menos), lo que no impide la posible realización de algunas cosas más ambiciosas en ese mismo tiempo (y, por supuesto, muchas más también sencillas); pero de momento me voy a obligar al menos a lo que sé que soy (o puedo ser) capaz actualmente. Curiosamente, ayer (y yo no dije nada de esto en el momento) después de ver en el cine Gran Torino (por cierto tan recomendable como se dice por ahí o más), Isa nos contó tres o cuatro planes de esta índole, en alguno de los cuales -también curiosamente- coincido.

Ahí van (son unos cuantos -y sigo añadiendo, según recuerdo planes olvidados-):









  1. Repetición de la excursión a La Sarnosa (Gredos oriental, Ávila) (primera ascensión de mi vida, en 1997); a ser posible, con los mismos amigos, para repetir la foto de la cima. Cumplido.



  2. Sierra de las Parameras, Ávila: El Zapatero y la Joya. Cumplido.



  3. Serrota, Ávila. Cumplido.



  4. El Tiemblo (Ávila) - Pico de Casillas - Cerro de Guisando. Cumplido



  5. Nuevo (o nuevos) intento de ascensión a La Covacha, Gredos, Ávila / Cáceres. La primera tentativa estaría bien por el norte: lagunas de La Nava y de los Caballeros. Cumplido.



  6. Subida a Los Galayos (Gredos, Ávila) por su espaldar o cara este, desde Mingo Fernando. Recorrer la Trocha Palomo y tantear la subida al Gran Galayo (I+/II). Cumplido.



  7. Integral del Circo de Gredos, Ávila (ésta tiene su miga, ojo).



  8. Incluída o no en la anterior: La Galana (aún más miga, con ese paso de II+: ¿de verdad me atreveré?). En fin, dejémoslo en intento, de momento. Cumplido.



  9. Ascensión al Yelmo de la Pedriza (Guadarrama) por la Valentina (siguiendo con la misma idea, aquí ya hablamos de III+...). Otra de intentar, más que de hacer seguro.



  10. Conocer más sendas y rincones escondidos de La Pedriza (quedan unos cuantos). Cumpliendo.



  11. Subida a Oso por la cara este, desde la Garganta del Espinar (ya lo hice similar, pero por la cara NW, en el plan 16 ). Con nieve.



  12. Ascensión por el tubo norte de la Cuerda de la Buitreras de La Maliciosa (Guadarrama). Se puede hacer primero sin nieve, para conocerlo, y luego ya esperar al próximo invierno. Cumplido.



  13. Tantear posibles trepadas al Peñotillo de la Maliciosa por su cara suroeste. Cumplido.



  14. Tubos de la vertiente sur (este, en realidad) del macizo de Peñalara (Guadarrama). Con nieve. Cumpliendo.



  15. Subida a Peñalara según la excursión de Zabala en su libro "Excursiones al Guadarrama" (Itinerario B, desde La Granja): Cueva del Monje, Fuente del Intendente, Peña Citores... Cumplido.



  16. Subida a Cabezas de Hierro (Guadarrama) por la senda del Arroyo de Valhondillo. Cumplido.



  17. Senda de la Pradera de la Venta de la Funefría al Collado de Tirobarra (ascensión a Montón de Trigo).



  18. Conocer mejor la zona de Pinares Llanos y Sierra de Malagón (Guadarrama): Peña Blanca, la placa a M. de la Paz Graells, los refugios de la zona...



  19. Las clavijas de la Ruta de las Cabras, en la Cuerda de los Porrones (Guadarrama). Cumplido.



  20. Sierra de la Demanda, Burgos: conocer, en general.



  21. Sierra de Neila, Burgos. Ídem.



  22. Montaña Palentina: Espigüete. Cumplido. Curavacas.



  23. Subida al Coriscao (León) desde el Puerto de San Glorio, para contemplar la que debe ser una vista impresionante de Picos de Europa.



  24. Picos de Europa: Acceder a la Vega de Urriellu desde el Norte (Sotres o Bulnes). Cumplido. Una vez arriba, lo que sea (posibles nuevas cimas: Tesorero (cumplido), Peña Vieja, etc. ...).



  25. Picos de europa, 2: Conocer los macizos occidental y oriental. En este y anterior plan, posiblidad de hacer aguna / algunas de las canales que suben desde el Cares a los macizos occidental y central.



  26. Tener presente que hay más zonas que quería conocer de la Cordillera Cantábrica: Peña Ubiña, Somiedo Cumplido , Saja - Besaya, etc.



  27. Pirineos, 1: Sierras de Tendeñera y Peña Telera. Cumplido. ¡Ampliar!



  28. Pirineos, 2: Anayet (Cumplido entorno y Vértice) y Midi D'ossau (conocer de cerca, no digo necesariamente subir, aunque no descartar intento).



  29. Pirineos, 3: Conocer la zona de Respomuso. Cumplido.



  30. Pirineos, 4: Conocer el Valle de Bujaruelo. Cumplido



  31. Pirineos, 5: Ordesa: Me queda subir al Taillón y recorrer las fajas de Pelay y de Las Flores. Cumplido.



  32. Pirineos, 6: Ascensión al Posets. Cumplido.



  33. Pirineos, 7: Ascensión al Cotiella.



  34. Pirineos, 8: Ascensión a La Maladeta.



  35. Pirineos, 8: Ascensión al Gran Encantat (Aigüestortes).



  36. Pirineos, 9: Conocer el Circo de Gavarnie Cumplido (posible subida hasta la Brecha de Rolando y, por tanto, con un poquito más, hasta el Taillón). También, en el mismo viaje, se puede conocer el circo de Oulettes (vertinete norte del Vignemale) Cumplido.



  37. Sierra de Guara (prepirineo, Huesca): Conocer (a pata).



  38. Sierra Nevada: Ascensión a La Alcazaba: Cumplido. Ascensión al Mulhacén por el norte.



  39. Ascensión al Teide (Tenerife).



Ahí es nada... de lo que tarde en ir cumpliéndolos, podré evaluar mi nivel de constancia en esto del "escapismo"... Haremos lo que podamos. (Supongo que lo del plazo tendré que tomarlo como orientativo, porque varias cosas llevarán más tiempo de ese...).

martes, 21 de abril de 2009

Cumpliendo plan 13: "El Sentimiento de la Montaña": Capítulos IV y V.

Ahora ya sí que puedo decir que estoy disfrutando, y mucho, con este libro. A medida que se sigue narrando la historia del alpinismo pero sobre todo mostrando las emociones plasmadas sobre el papel por montañeros clásicos, voy captando esencias diversas de este maravilloso mundo. Las citas que extraje del capítulo I se quedan ya cortas al lado de sentimientos cada vez más profundos, elaborados, lúcidos y emotivos, pues se van enriqueciendo con la lógica ganancia de experiencia de los alpinistas a lo largo de la historia del desarrollo de su actividad. Ya no sólo encuentro en las páginas del libro pensamientos que había desarrollado yo por mi cuenta (pero que nunca habría sido capaz de expresar tan bien), si no también algunas sensaciones que, habiéndolas tenido en montaña, no me había parado a analizar, y también algunas que aún no he tenido la ocasión de vivir, aunque el libro invita precisamente por ello a subir para buscarlas (aunque algunas pertenecen ya a otra época irrecuperable). En cualquier caso, son tantas ideas (y tan difícil seleccionar las mejores) que plasmarlas aquí daría lugar a una entrada excesivamente larga, y también a un uso indebido del contenido del libro. Así que seré más bien breve.

El capítulo IV, "El profundo sentido de los Alpes", destaca principalmente a dos figuras muy influyentes de la historia del alpinismo, Edward Whymper y Albert Frederick Mummery. De ambos tengo sus dos respectivos libros más famosos; del primero ya leí (y disfruté) "La Conquista del Cervino", y del segundo espero con ilusión el momento de hacer lo propio con "Escaladas en los Alpes".Edward Whymper marcó un antes y un después en la historia del montañismo al liderar en 1865 la primera ascensión al mítico y antes tomado por imposible Cervino o Matterhorn (por cierto la imágen de mi perfil), lo que provocó que de alguna manera se supiera desde entonces que toda montaña, por difícil que fuera, sería ascendida tarde o temprano. La principal aportación de Mummery a la ideología del alpinismo es que ya no importa tanto la cima como la ruta o la vía; se pasa de buscar las cimas por la vía normal o más accesible a enfrentar la dificultad que antes se evitaba; suya es una frase que muestra su humor inglés: "Cuando todo indica que por un lugar no se pude pasar, es necesario pasar. Se trata precisamente de eso"; al margen del sentido alpino de la cita, me parece interesante su valor aplicado a la vida misma. Pero sobre todo me quedo con la manera de sentir la montaña que aporta por un lado la actividad alpinista de aquel periodo heróico y por otro su contemporánea atracción hacia cada vez más profanos. Se sugiere en el libro algo así como que la diferencia entre el turista y el montañero es que el primero podrá disfrutar o como mucho admirarse de los paisajes, y el segundo se enamorará de ellos; sólo el montañero llegará a considerar amiga a una montaña.

En el capítulo V, "Otras claves culturales, alpinas y remotas", se da una relación bastante interesante de libros, álbumes de fotos, cuadernos de dibujo y películas de cine, que a lo largo de la historia han acercado la montaña al ciudadano, y que de alguna manera invita a curiosear. Nuevamente las citas extraídas en el libro son variadas y ricas. Pero se destaca especialmente el sentido de la aventura en la cultura humana, como un componenete de un valor sobresaliente para el desarrollo de su vida, incluso desde el punto de vista didáctico. El filósofo Fernando Savater define "aventura" de esta manera: "Es un salto hacia la plenitud: la aventura es el tiempo lleno. Es el tiempo que ya no es oro, sino auténtica riqueza, el tiempo que no sirve de justificación a ningún salario, el tiempo imposible de comprar o vender; es el tiempo que no se pierde, que no pasa, que no hay que matar -¡no es el ocio!-, es el tiempo que no es tiempo sino eternidad o, mejor, es el tiempo intensivo, el tiempo apasionado...".

Esta y todas las entradas relacionadas con "El Sentimiento de la Montaña", en la etiqueta literatura.

domingo, 19 de abril de 2009

Cumplido plan 20: "Piece of Mind" (Iron Maiden)

De ¿Viviendo o escapando?


En esta ocasión logré recuperar la intensidad esperable en los planes musicales meramente auditivos, que tan buen comienzo tuvieron en este blog con el Tubular Bells de Mike Oldfield . Y es que esta polémica y maravillosa música llamada Heavy Metal posee la energía que no son capaces de transmitirme otros estilos, sin menosprecio de éstos. Aunque mi época más heavy ya quedara atrás (para beneficio de mi mayor enriquecimiento musical), el estilo sigue gustándome, y de alguna manera sigue teniendo la capacidad psicológica de convertir en mediocres otras formas de Rock (no todas); por mucho tiempo que haya pasado desde que este género me enganchó poderosamente, sigue logrando que otras cosas me sepan a poco a su lado, sobre todo en esa capacidad para "poner las pilas".

La portada de "Piece of Mind" (1983) ya sirve de metáfora estética del Heavy Metal: A simple vista, y para la mayoría de los observadores, es una imágen desagradable, terrorífica. Examinándola con detenimiento, nadie puede negar el talento de su creador, el dibujante Derek Riggs, por dos motivos: la enorme calidad técnica del dibujo, y su potente capacidad expresiva. Lo mismo que pasa con la música que contiene dentro, en el disco: Para la mayoría, en primeras (y posteriores) escuchas sólo será ruido; para oídos más receptivos y mentes más abiertas y esforzadas, sus nueve canciones rebosan de gran talento compositivo e instrumental, y de una enorme transmisión de emociones.

Porque todavía hay algún cretino que se pregunta dónde están los sentimientos en el Heavy Metal. No hace falta en este caso, para explicárselo, recurrir al tan consabido romanticismo de las baladas heavies (aparte de que en este disco hay pocos momentos tranquilos), o al valor de la libertad, de la rebeldía frente a unos valores convencionales propios de una sociedad hipócrita. Yo destacaría por un lado el sentimiento de la rabia, que pocos estilos canalizan tan bien como éste; no creo que nadie sea tan exquisito como para negar que carece de dicho sentimiento tan humano; y el Heavy Metal, lejos de provocar violencia (como tantas veces se le ha achacado), puede ayudar a soltar esa rabia de una manera mucho más sana de como se observa en ocasiones en algunos partidos de fútbol, por ejemplo. Pero por otro lado está la pasión romántica, no en el sentido de las baladas de amor antes mencionadas, sino en el del apego por expresiones culturales, literarias, artísticas y sobre todo históricas que, en contra de lo que muchos podrían imaginar, forma parte fundamental de las letras de Iron Maiden, con buenas muestras en este mismo disco: Lo que suele resultar algo pedante en músicas más distinguidas y respetadas, como el Rock Sinfónico, pocos se atreverían a calificarlo de igual manera cuando te lo dicen con sonido de Heavy Metal de fondo; Por otro lado, el mismo cretino mencionado figuradamente al principio de este párrafo seguirá, mientras, pensando que el Heavy Metal es absoluta incultura, cosa de macarras barriobajeros.

Pero lo que realmente logra para mí el buen Heavy Metal (porque también lo hay malo, y repetitivo, y estancado), y este disco es un inmejorable ejemplo de lo primero, es la poderosa sensación de la música ejecutada a la perfección con un sonido potente. Esas armonías a dos guitarras, esos riffs con sólida base rítmica, esas melodías envolventes... todo ello suena potente y perfecto, enérgico y estudiado, con alta sonoridad y con calidad. Es una dualidad "caña - clase" que me pone los pelos de punta en muchos momentos. Hay una magia especial en esa mezcla, y me siento privilegiado de que mis oídos pertenezcan al conjunto de los tolerantes con ese sonido. Desde el inicio demoledor del álbum ("Where Eagles Dare"), con ese ritmo apabullante y atractivo, con esa parte instrumental tan envolvente, realmente tienes la sensación de entrar de lleno en la atmósfera de la música; las guitarras, el omnipresente bajo de Steve Harris..., todo parece flotar alrededor, todo forma parte de un todo sólido y envolvente. Y las canciones del disco son joyas del estilo con matices propios, una tras otra: "Revelations", "Flight of Icarus", "Still Life", "Quest for Fire", "To Tame a Land"... Estructuras muy elaboradas, con partes diferenciadas y atractivos cambios de ritmo, pero siempre conservando la solidez: auténticas obras de arquitectura musical (no en vano Steve Harris era delineante), con cierta influencia progresiva, más o menos disimulada. En definitiva, música de verdad.

No sabría decir del orden de cuántas veces he podido escuchar este disco, probablemente varios cientos. Pertenece a mi época de las cintas grabadas, pero más bien de las primeras. Eran pocas, y mi gusto por lo poco que conocía (en relación a lo que conozco ahora) era tal que no me importaba escuchar algunas varias veces al día, y varios días seguidos; cuando un disco me enganchaba (y éste lo hizo), no me cansaba de escucharlo una y otra vez. Pero creo que nunca hasta ahora había aplicado a "Piece of Mind" la pauta del plan "tumbado y sin hacer otra cosa". Le ha sentado pero que muy bien. Probaré con otros clásicos del género, próximamente.

Up the Irons!!!

sábado, 18 de abril de 2009

¿Cobarde o hipócrita?

Esta mañana, estando fuera, he tenido una reflexión "autoflagelante" que me ha hecho sentir tanto desahogo que la he anotado en el móvil. Ahora la releo para reflejarla aquí, y ya no me impresiona ni me convence tanto; quizá demasiado radical, quizá algo imprecisa, o por el contrario quizá más obvia de lo aparente. Ahora creo que me merece la pena expresarla en el blog precisamente por ese cambio de impresión en apenas un día:

Y después de tantos años poniendo a caldo a la sociedad, aquí sigo, atado a ella: O fui hipócrita, o soy cobarde. Pero para sentirme bien me digo a mi mismo que fui ingenuo, que soy más maduro: En ese caso, ¿en qué momento vi la luz? Creo que nunca: En vez de vivir como pensaba, empiezo a pensar como sigo viviendo.

viernes, 17 de abril de 2009

Cumplido plan 23: Luar Na Lubre en directo

Volví a reencontrarme con la música en vivo, varios meses después, y con un último precedente absolutamente olvidable por parte de Mägo de Oz. En esta nueva ocasión, afortunadamente la calidad brilló por los cuatro costados.

La Música Celta, últimamente tan de moda, parece un caso bastante singular: un estilo que, siendo auténtico, de calidad, y con profunda raíz cultural, parece tener la capacidad de gustar a practicamente cualquiera. Esto resulta muy difícil de encontrar hoy en día, y debemos dar las gracias por ello a la perversión cultural a que nos someten muchos medios de comunicación de masas, además de a los sistemas educativos (al menos en mi época de estudiante la música parecía ser el arte ninguneado cuando estudiábamos historia, o la eterna asignatura optativa).

Los gallegos Luar Na Lubre ofrecen un repertorio folk relativamente abierto dentro de unos parámetros, y es esa variedad lo que más me agrada de este grupo, tal y como pude comprobar ayer. No se ciñen a las típicas composiciones tradicioneles alegres y pegadizas, como hacen muchos grupos dentro del estilo, sino que tienen bastante repartida la diversidad rítmica. De hecho, lo que más me gustó fueron los temas lentos y los medios tiempos. Creo que no me cansaría de escuchar esas preciosas composiciones tranquilas y evocadoras, engrandecidas por la calidad instrumental de los músicos, por la bonita y sugerente voz de Sara Louraço, y por el buen sonido que pudimos apreciar (por otro lado esperable siempre en actuaciones de este estilo musical). Sí me terminan saturando, sin embargo, los temas rápidos. Me anima el primero, me gusta el segundo, y acepto el tercero, pero a partir del cuarto ya no me aportan nada nuevo, y me acaban por saturar; entiendo que a quien le guste bailar dirá otra cosa, pero a mí me acaba produciendo un inevitable efecto "pachangueo" (aunque mucho más llevadero, por supuesto, que en otros estilos menos "distinguidos"). Me quedo con el estilo pausado de Loreena McKennitt, y eso que al principio no me gustaba por eso, por excesivamente pausado (¿me estaré haciendo viejo...?). Aunque mis favoritos del género, por sus disimuladas incursiones jazz - progresivas en sus ritmos, siguen siendo los también gallegos Berrogüetto.

En cualquier caso, mereció la pena ir, sin duda alguna.

jueves, 16 de abril de 2009

Plan 23: Luar Na Lubre en directo.

  1. Momento: Esta noche a las 21:00.
  2. Lugar: Teatro Fernán Gómez, Madrid.
  3. Plan: Asistir a la actuación en directo del grupo de música celta Luar Na Lubre. Primer evento musical en vivo al que voy desde que escribo este blog (cómo han cambiado los tiempos...).

miércoles, 15 de abril de 2009

Cumplido plan 22: Sierra de la Cabrera.

De Cabrera


ADVERTENCIA: El montañismo es una actividad que supone riesgos. No debe realizarse sin la experiencia y el material adecuados. El autor se exime de toda responsabilidad sobre cualquiera de las posibles decisiones que pudieran tomar al respecto quienes lean esto, y por tanto de sus consecuencias.

De Cabrera


...Y ya que tuvimos que renunciar a Pirineos, a Sierra Nevada y a Gredos, no nos importó reducir el nivel de humildad al de una sierra menor incluso dentro del ámbito de Guadarrama: La Sierra de la Cabrera, con sus apenas poco más de 1.500 metros de altitud máxima. Esa modesta dimensión no impide, sin embargo, que su aspecto sea sensiblemente vistoso, con sus destacados roquedos graníticos, bastante al estilo de La Pedriza. Además de permitir todo tipo de trepadas, de las que en la excursión porcuramos aprovechar algo, siempre entretenido (en mi caso, al menos, si no exceden de cierta dificultad y exposición), aunque el viento las hizo esta vez algo menos divertidas por inseguras. Por otro lado, como quiera que sólo habíamos subido a este cordal una vez, y fue hace ya seis años, pudimos permitirnos en esta ocasión el huir de la rutina habitual de la parte central de la sierra (suena triste lo de la rutina, pero realmente puede llegar a serlo, como la semana anterior en La Pedriza).

De Cabrera


Enlazando con lo último, además subimos por una ruta nueva para nosotros, la que lleva desde el sur directamente al Collado del Alfrecho, en la parte central de la cuerda. Desde aquí alcanzamos facilmente la cima de Cancho Gordo, aunque, en su promontorio rocoso final, no lo hicimos por la senda "normal", sino buscando la trepada (fácil y poco aérea). Tras comer resguardados del viento entre las rocas, decidimos que precisamente con ese aire tan desgradable no merecía la pena seguir por la cuerda de La Cabrera. Ya que el viento venía del norte, creímos lógico bajar de nuevo al resguardo de la vertiente sur, y concluir el día por el camino que lleva a Valdemanco (habíamos comenzado en el pueblo de La Cabrera). Y la otra parte atractiva del día, en lo montañero, fue la grata sorpresa de hallar una insospechada senda, empinada pero cómoda y bien señalizada por hitos, que bajaba directamente al Convento de San Antonio desde las inmediaciones de Cancho Gordo, por un paraje de paredes rocosas bastante llamativas, a modo de amplia canal o corredor. Más tarde, al llegar con mucha tarde de sobra a Valdemanco, preferimos prolongar la caminata unos tres kilómetros, siguiendo por la Cañada Real Segoviana hasta Bustarviejo; senderismo de ambiente rural junto a las faldas del Mondalindo.

De Cabrera


No puedo negar que tuve cierta sensación de desilusión, dentro de que fue un día entretenido y más o menos agradable. Normalmente cuando en la montaña contemplo un paisaje relajadamente, de alguna manera siento llenar mi ánimo de vitalidad. En esta ocasión pudo influir lo gris del día, la demasiado cercana carretera de Burgos, o el simple hecho de la poco esforzada ascesión (ni siquiera madrugamos para salir), pero el caso es que en esos momentos contemplativos no podía evitar una cierta sensación incompleta, o frustrada. Pesaba en mi ánimo la sensación de la oportunidad perdida, de la ilusión no saciada. Aunque el Pirineo y Sierra Nevada sigan ahí para otras ocasiones, precisamente ahora me habrían venido muy bien; necesitaba esa inyección de ánimo. Y más que en aquel momento, lo estoy notando esta semana.

De Cabrera


Todas las fotos de la excursión.

martes, 14 de abril de 2009

Son distracciones.

No son escapadas. Son distracciones. Meros entretenimientos para no pensar en el mundo real. Al menos será así mientras no me atreva a escapar de verdad de esta sociedad creada por mediocres y para mediocres, y en la cual por cierto yo ocupo un lugar especialmente mediocre, en gran parte por mi -también mediocre- actitud.

Una vez aclarado esto para sincerarme conmigo mismo, podré seguir expresando aquí, sin sentirme ridículo, más planes de distracción (que no de escapada, insisto).

sábado, 11 de abril de 2009

Plan 22: Sierra de la Cabrera


  1. Lugar: Del plan inicial de Pirineos a la alternativa de Sierra Nevada, de ahí a Gredos, y al final, nos conformamos con una excursión a la Sierra de Guadarrama. Eso nos ha permitido el tiempo en Semana Santa.

  2. Momento: De haber salido el jueves por la tarde y haber estado por ahí hasta el domingo, a sólamente mañana domingo.

  3. Plan: Subir a la Sierra de la Cabrera por el Collado del Alfrecho. Una vez arriba, varias opciones, a elegir según la apetencia: Cancho Gordo, Pico de la Miel, posibilidad de tantear otros riscos no conocidos, etc. Para la vuelta, bajar al pueblo de La Cabrera o al de Valdemanco.

viernes, 10 de abril de 2009

"Elogio a la Vida" (Alexandra David-Néel)

La escritora, periodista, actriz, cantante lírica y filósofa/espiritualista francesa Alexandra David-Néel (1868 - 1969), escribió con apenas 21 años, antes de emanciparse de su acomodada familia para viajar por el mundo hasta entrar de lleno en el budismo, un ensayo de inspiración anarquista, repleto de ingenuidad y radicalismo, pero también de ideas brillantes, frescas y esperanzadoras, de entre las cuales quiero destacar aquí las tres que mejor resúmen el contenido del libro, y al mismo tiempo las que más quisiera incorporar yo a mi filosofía personal, al menos si tuviera la valentía necesaria para ello. Quizá deban tomarse como guía emocional más que como reglas prácticas, porque, obviamente, no siempre son aplicables al mundo tan artificial en que vivimos:

"Obedecer es morir. Cada instante en que el hombre se somete a una voluntad extraña es un instante sustrído a su propia vida."

"La única ley de los seres (naturales), demostrada y confirmada por el estudio y la experiencia, es el deseo vital, la búsqueda de la satisfacción de todas sus facultades, como medio para vivir plenamente, y la lucha contra cualquier forma de sufrimiento. El hombre no tiene razón alguna para creerse excluido de esta ley universal."

"Que cada cual siga enteramente, siempre y en cualquier parte, el impulso de su naturaleza, ya sea ésta limitada o genial. Sólo entonces el hombre sabrá lo que es vivir, en lugar de despreciar la vida sin haberla vivido jamás."

Como hay muchas otras citas interesantes del libro, no descarto poner por aquí alguna más en otra ocasión.

miércoles, 8 de abril de 2009

Cumpliendo plan 13: "El Sentimiento de la Montaña": Capítulos II y III

Ahora sí parece que le he cogido un ritmo aceptable a la lectura de este libro. Lo cual no es difícil, una vez que te haces a su intención recopilatoria y a su espíritu filosófico / ideológico.

Muchos son, de nuevo, los sentimientos mostrados por montañeros históricos con los que siento afinidad, esta vez trasladados a un ámbito específico al que me siento más cercano que en anteriores páginas: "El Origen del Sentimiento en España" (Capítulo II) y "Los Pirineístas" (Capítulo III). Además, resulta significativo que sentimientos tan afines nazcan en marcos tan diferentes, orográfica y políticamente, de Los Alpes (los reflejados principalmente en la anterior entrada sobre el capítulo I). No voy a hacer una "recopilación de la recopilación" tan extensa como en la anterior entrada, por un lado porque estaría entrando en un estudio demasiado minucioso del libro, que no me apetece, y por otro, por respeto a la obra de los autores, Eduardo Martínez de Pisón y Sebastián Álvaro, de quienes ya he abusado en exceso sin pedir permiso, aunque dada la imaginable difusión de éste blog probablemente no sea algo demasiado destacable.

Sí me quiero quedar con unos pocos aspectos que me han llamado la atención. En el capítulo II, me siento lógicamente identificado con la alusión a la Sierra de Guadarrama como telón de fondo de la perspectiva desde la ciudad de Madrid hacia el norte; esa mirada de deseo hacia esas entrañables montañas, mientras se está en medio del bullicio de la urbe, y uno está soñando con la tranquilidad tan cercana de esas modestas cumbres; Muchos días lo vivo desde el propio trabajo; Curioso que en épocas tan lejanas, en las que la ciudad era mucho menos extensa y sobre todo menos estresada, ya se apreciara ese contraste. Por otro lado, hay una cita de Unamuno que parece pensada para éste blog: "No podría vivir si no me escapara así que puedo de la ciudad, a correr por campos y lugares (...)".

Del capítulo III, sin duda me quedo con los sentimientos reflejados por Louis Ramond de Carbonniéres, Henry Russell y Franz Schrader, los tres principales pirineístas clásicos, de los cuales tengo sus respectivos tres libros más representativos, y que espero leer más tarde o más temprano; si sus páginas son tan emocionantes como las pinceladas que se muestran en "El Sentimiento de la Montaña", creo que disfrutaré mucho.

Un aspecto común a ambos capítulos tiene un tinte melancólico: la pérdida de buena parte del sentimiento debido a la colonización humana de las montañas: Yo digo que me siento afín a todas esas expresiones de hace uno o dos siglos pero, ¿qué habría entonces sentido yo en unas montañas a las que el acceso era mucho más complicado y verdaderamente natural que ahora? Es otra razón por la que insisto en que no podemos compararnos con aquellos pioneros.

lunes, 6 de abril de 2009

Cumplido plan 21: Intento de ascensión a la Peña del Rayo (La Pedriza)

(El plan está cumplido, pues en su entrada preparativa ya aclaré la posibilidad de que quedara en "intento")

La Peña del Rayo:

De Peña del Rayo


ADVERTENCIA: El montañismo es una actividad que supone riesgos. No debe realizarse sin la experiencia y el material adecuados, ni tampoco es del todo aconsejable en solitario. El autor se exime de toda responsabilidad sobre cualquiera de las posibles decisiones que pudieran tomar al respecto quienes lean esto, y por tanto de sus consecuencias.

De Peña del Rayo


Algunos fines de semana me arrepiento de quedarme en Madrid pudiendo haber ido a la montaña. Lo que no suele pasarme nunca es lo contrario, arrepentirme de no haberme quedado el día que sí he ido. En la excursión de ayer, sin embargo, hubo varios momentos en los que sí sentí ganas de no haber salido de casa. Es curioso, porque al principio tenía pensado descansar este finde, ante la posibilidad de hacer algo los cuatro días de Semana Santa, pero luego el sábado me levanté con ganas de preparar alguna ruta para el día siguiente, y quise mantener esas ganas precisamente con la idea de no arrepentirme de quedarme el domingo. Y luego casi me arrepentí de lo contrario...

De Peña del Rayo


Dos son las causas principales de que la excursión no saliera a pedir de boca. Y las dos parece que se influyeron mutuamente, aunque no sabría decir cual fue más influyente en la otra. En primer lugar, creo que plantee una ruta poco creativa. Ya hablé en la entrada sobre el primer capítulo de "El Sentimiento de la Montaña" acerca de la creatividad en las tres fases del montañismo (planificar, ascender y escribir), y en esta ocasión la fase de la planificación sobre el terreno era poco artística, o al menos tenía poco porcentaje de itinerario original. Porque la mayor parte del kilometraje eran carreteras y pistas de tierra de aproximación (de Manzanares el Real al Tranco, de aquí a Canto Cochino, y de éste al Puente de los Franceses, todo ello de ida y vuelta), y porque la prolongada y costosa Senda de la Mina, siendo un bonito camino de montaña, ya lo había recorrido tres veces antes. Sólo los intentos de trepada a la Peña del Rayo y el relativamente breve tramo de la Senda de los Gavilanes eran novedosos para mí. Y eso, con la tediosa caminata de ida y vuelta por las mencionadas carreteras y pistas, tantas veces antes recorridas, compensa poco, inlcuso estando en la sierra. La otra causa fue mi estado físico, mezcla de una noche de pocas horas de dormir con un estado "alérgico - resfriado - oyoquesé" casi medio febril. Pero, insisto, que no sé si me sentí físicamente peor por la cansina pateda, o la pateada me resultó más cansina por estar físicamente peor, o ambas cosas.

De Peña del Rayo


Lo cierto es que comencé a caminar desde Manzanares el Real a buen ritmo, con la idea de quitarme cuanto antes esas carreteras de aproximación, y la verdad es que a pesar de la falta de descanso nocturno iba muy bien al principio, sin cansarme. Eso sí, odiando tanto camino ancho. En apenas dos horas estaba ya comenzando la Senda de la Mina, habiendo caminado rápido y con una sóla y breve parada cerca de Canto Cochino. Probablemente también me faltó dosificarme en ese inicio. Empecé a subir las interminables rampas de la Senda de la Mina ya con algo más de fatiga, pero manteniendo un ritmo bastante aceptable. Sin embargo, después de una segunda parada, ya no iba tan fino. Llegó un momento en que no podía mantener el ritmo, cada paso me costaba un esfuerzo tremendo y de hecho en alguno de ellos me notaba poco hábil, respiraba demasiado forzado, y en definitiva llevaba la lengua fuera. En cuanto vi una pequeña superficie llana y blanda me tumbé a descansar y, de lo mal que me sentía, aún tumbado seguía notando malestar; no era el típico descanso montañero que sienta tan bien (incluso suele ser uno de los mejores momentos del senderismo, si además el paisaje acompaña); esta vez me sentía destrozado. Como en alguna excursión anterior en que también estuve demasiado cansado, decidí tratar de dormir un poco. Tras algún amago de cabezada, en medio de los cuales oía a la gente caminando por la senda PR M1 o circular integral de La Pedriza (y por tanto estaba en relidad casi al final de la Senda de la Mina y de la subida), y viendo que eran cerca de las dos, me puse a comer. Después seguí hacia la base de la Peña del Rayo, ya por la senda PR M1, todavía con sensación entre el cansancio y el medio mareo, y cierta inseguridad o torpeza en los pasos.

De Peña del Rayo


Y aquí viene la paradoja (o seguramente no lo sea). Yo ya sabía que para subir a la cima de la Peña del Rayo (1838 metros) tendría que realizar varias trepadas usando las manos. Y era consciente de que mi estado no era precisamente el más adecuado para dicha actividad. Pero también me daba rabia renunciar a algo que tenía en mente desde hacía muchos meses, desde la última vez que pasé por este lugar y ví la posibilidad de tantear esta cima. Decidí empezar a trepar, y si me veía mal lo dejaba y punto. El hecho es que enseguida de ponerme a ello me noté mucho más despierto, hábil y fuerte; supongo que la necesidad de estar más concentrado e incluso algo de tensión o adrenalina en algún paso un pelín expuesto me hicieron recuperarme. Por eso digo que no tengo claro hasta qué punto el malestar físico era independiente del desánimo debido a la caminata de aproximación, el cual desapareció una vez metido de lleno en el verdadero objetivo de la ruta.

Probé a trepar hasta por cuatro sitios distintos. En todos los casos, antes o después llegaba a un punto en que o lo veía demasiado difícil, o no me sentía seguro, y finalmente renuncié. Aún así, hice varias trepadas más o menos sencillas pero satisfactorias, sobre todo por que me vi hábil y seguro en ellas. El hecho de no hacer cima me importó menos que otras veces. Lo había intentado hasta donde consideraba coherente y factible, y si no se podía no era culpa mía y punto; creo que voy conociendo mejor mis límites en ese sentido: cuando veo que voy a ser capaz de bajar por donde he subido, trepo, y luego efectivamente bajo bien, incluso en sitios aparentemente difíciles pero que luego bien tanteados son factibles; cuando veo que puedo pasarlo mal renuncio y ya está; esto antes no me pasaba: o renunciaba en sitios que en realidad eran fáciles, o lo intentaba en sitios más complicados en los que luego lo pasaba mal. Desde luego que puedo seguir aumentando mi capacidad para superar pasos más difíciles, y desde luego que la sensación de patio me sigue influyendo, pero de momento creo que he aprendido a marcar mi límite actual, al menos en solitario y sin cuerda. El caso es que el plan del "intento" de ascensión a la Peña del Rayo estaba cumplido plenamente, habiendo agotado todas mis posibilidades, y con un estado previo que no hacía presagiar tan buen resultado. Desde luego, ahora ya no me daba rabia la posibilidad de quedarme sin hacer cima, pues ya estaba totalmente intentado. Si no se podía, no se podía.

De Peña del Rayo


La mejora física y anímica se mantuvo un buen rato más. Justo el que empleé en recorrer la Senda de los Gavilanes para volver a bajar a la pista forestal del valle alto del Manzanares. Como dije, esta senda era novedosa para mí y, como tantas veces haciendo senderismo, la novedad era un aliciente. La parte original o creativa. Además, su trazado lleva por parajes hermosos y apartados, como la pradera del Llano de los Gavilanes: un lugar abierto y escondido al mismo tiempo; en la "trastienda" de La Pedriza, con una vista muy completa de Cuerda Larga, dominando un horizonte tan lejano que permite ver Abantos, Las Machotas, el Cerro de San Benito e incluso más allá, pero lo suficientemente tapado por los contrafuertes occidentales de la Cuerda de las Milaneras como para no poder ver ningún pueblo de la llanura madrileña. Y no faltaban los elementos animados en la estampa: inertes pero creadores de vida (el agua de diminutos arroyos nacidos en próximos manantiales) y directamente vivos (un grupo de cabras pastando de la verde y agradable hierba). Disfruté, ahora sí, de uno de esos descansos montañeros que mencionaba antes y que tanto reconfortan.

De Peña del Rayo


En este rato contemplé los matices de la luz sobre el paisaje. Las nubes iban cambiando el tono del lugar, logrando que parecieran casi lugares distintos, tanto a los ojos como al objetivo de la cámara. En menos de un minuto obtuve estas tres imágenes, y juro que no cambié los ajustes de la cámara ni he usado luego el "Photoshop"...:

De Peña del Rayo


De Peña del Rayo


De Peña del Rayo


Seguí luego bajando. Iba agusto, disfrutaba del día, justificaba el haber salido de Madrid. Miraba el mapa y reconocía sobre el terreno cada vaguada de este nuevo paraje, basándome en las referncias ya conocidas antes. Seguía los hitos cuando eran frecuentes, e improvisaba con la seguridad de la buena orientación cuando desaparecían. Senderismo creativo. Volvía a trepar a alguna roca para contemplar nuevas panorámicas, y los pasos seguían siendo ágiles. Ni atisbo de la falta de sueño, o de la alergia, o de nada...

De Peña del Rayo


Llegué a la pista forestal. Busqué en dos de sus recodos un tejo maracado como "milenario" en el mapa. Ninguno me pareció excesivamente vistoso ni aparentemente longevo; el más añoso estaba bastante dividido en troncos pequeños desde su base, y muy deslucido en su copa. Este otro objetivo secundario del día, también en mente desde hacía tiempo si alguna vez pasaba por aquí, supuso una pequeña decepción.

De Peña del Rayo


Seguí bajando por la pista, procurando tomar todos los atajos posibles, pero ya nuevamente acumulando metros de obligado y no deseado regreso, por terreno muchas veces antes pateado. Sabiendo además lo mucho que quedaba de dicho regreso. Y pensando en llegar lo menos tarde posible. Se acababa (o había acabado ya) la parte creativa. Es decir, de nuevo volvió poco a poco, más o menos inconscientemente, el desánimo. Pero lo que en realidad volví a notar primero, cada vez más, era el olvidado cansancio físico... ¿físico? El hecho es que de nuevo me notaba como mareado, y el hecho es que al pararme a descansar cerca de Canto Cochino, de nuevo me sentía fatal, otra vez era un descanso desagradable, y eso que había procurado sentarme junto a un bonito salto de agua de un arroyo. Entonces, ¿en qué medida la afección era física o psicológica, o en qué medida una inducía a la otra y viceversa...?

De Peña del Rayo


Otra cosa que me ocurrió en esta bajada está relacionada con algo que comenté en mi ascensión a Oso, y es acerca de la claridad de los pensamientos, el efecto reparador de la reflexión en el montañismo en solitario. Pues bien, volviendo a Manzanares por las tan patedadas y por ello (y por feas) odiadas pistas y carreteras, mis pensamientos eran de todo menos reflexivos y autorealizantes: chistes absurdos sin gracia ni para mí, llenos de juegos de palabras ridículos o sin sentido, nada trabajados, con frecuentes improperios, tacos y burradas, todo ello con la idea de entretener o despistar al pensamiento; lo típico cuando uno se aburre con lo que hace, como cuando en el curro me quedo sin batería en el MP3; pues así durante varios kilómetros; vamos, que no sé ni cómo me aguantaba a mí mismo (es parecido a cuando un niño se pone muuuuuuy pesado, repitiendo tonterías una y otra vez, pero en este caso el niño pesadito era yo mismo). Vaya con la reflexión del senderismo en solitario...

Está claro que la calidad del senderismo o del montañismo es fundamental para llegar a los resultados posteriores positivos que se buscan. Andar por andar, sin más, no es lo más importante. O subir por subir. La creatividad es necesaria para no acabar estancados, o incluso odiando una actividad en principio tan gratificante. Eso, y dormir mejor la noche anterior...

sábado, 4 de abril de 2009

Plan de escapada 21: La Peña del Rayo (La Pedriza)

  1. Momento: Mañana domingo 5 de abril.
  2. Lugar: Sierra de Guadarrama.
  3. Plan: Ascensión (o intento de) a la Peña del Rayo, en la Cuerda de las Milaneras de la Pedriza Posterior. Aproximación desde Canto Cochino por la Senda de la Mina y regreso por la Senda de los Gavilanes.

viernes, 3 de abril de 2009

Impresionado con YES...

Menuda escapada más espectacular que acabo de vivir, sin haberlo imaginado (no hasta el punto en que me ha impresionado, desde luego). No me queda más remedio que dejar constancia, porque este día creo que marcará un antes y un después en mi apreciación hacia este grupo y tal vez también hacia otros similares...

Hace poco que me hice, por curiosidad (porque me gustaban pero sin apasionarme), con un DVD de un concierto de la clásica banda británica de Rock Progresivo Yes, grabado en 2001 junto a una orquesta, "Symphonic Live". No pretendía planificar en el blog el momento de verlo (sólo poner el DVD en el momento que más me apeteciera), ni tampoco pensaba que lo reflejaría aquí (como he dicho, no esperaba que me causara tanto impacto).

El hecho es que tenía anteriormente tres o cuatro discos clásicos (de los setenta) del grupo. El primero que tuve, hace siete u ocho años, fue "Tales From Topographic Oceans" (1973), y reconozco que me costó entrar en el estilo. Finalmente, y al igual que con los otros que adquirí después ("Fragile", "Close to the Edge" y no recuerdo el título del otro), me acabó llamando la atención, pero sin llegar a gustarme en exceso; me parecía (y me parece, ojo), un estilo raro y difícil, demasiado Jazz - Psicodélico para mi gusto.

Pero ¡amigo!, como han cambiado las cosas en estas tres últimas horas (que es casi lo que dura el DVD): Nada como una magistral muestra de lo que estos tíos son capaces de hacer en directo para acabar de convencerme: ¡INCREÍBLE! No tengo muchas palabras para sintetizarlo: Qué sonido, qué virtuosismo, qué cantidad de instrumentos distintos que es capaz de tocar cada uno de ellos, qué trabajo más exageradamente calculado al milímetro en cada detalle del concierto y sin renunciar a improvisaciones perfectas, qué poder de alucinación del estilo del grupo, que al fin parece que he captado plenamente (ya tuve atisbos de ello en algún momento anterior), etc., etc., etc. ...

En fin, que cuando crees que ya lo has visto todo, llegan unos tipos como Yes y te dejan con la boca abierta, pero con la mandíbula por los suelos. Y yo que estaba últimamente impresionado con Emerson Lake and Palmer, a los que conocí mucho más tarde que a Yes, y ahora no sé decir cuál de las dos bandas me parece mejor...

...¡no me los pierdo en directo, en cuanto vengan!

Señores de Yes, bienvenidos a mi lista de favoritos. Les ha costado su tiempo, pero lo han logrado.

jueves, 2 de abril de 2009

Plan 20: "Piece of Mind" (Iron Maiden)

  1. Lugar: Mi habitación.
  2. Momento: Próximamente.
  3. Plan: Tomando en consideración una de las conclusiones de la anterior escapada musical (plan 14), cambio radicalmente de estilo y paso al Heavy Metal. Escucharé el disco "Piece of Mind" (1983) de Iron Maiden, aunque sin cambiar, de momento, las pautas de los anteriores planes musicales.