jueves, 21 de julio de 2011

¿Importa si no completamos el 119...?: La Galana ya es nuestra





La verdad es que me cuesta retrotraerme a las sensaciones de la excursión de Gredos habiendo vivido posteriormente una experiencia montañera aún más intensa en Picos de Europa, pero en resumidas cuentas creo que las conclusiones las tengo más o menos claras.





La principal de todas, y no es una excusa para justificar el título de la entrada, es que, lo queramos o no, nuestro estilo montañero no se conforma ni congratula con el deporte puro y duro. De manera natural, tendemos a tomarnos con cierta calma las rutas para poder empaparnos de todos los paisajes, perspectivas y detalles posibles. Pararse a escuchar el silencio –por muy manido que suene- no suele ser compatible con las prisas por completar el objetivo. Y nosotros preferimos sacrificar parte del reto físico para no dejar de perdernos una serie de privilegiadas sensaciones, que tiraríamos a la basura si sólo fuéramos esclavos del cronómetro, también en la montaña como en la ciudad. No es que lo hagamos aposta, es que creo que no podemos evitarlo.









Así pues, a medida que las excelencias del Circo de Gredos, en rincones que aún no conocíamos -aun habiendo estado en diversas ocasiones por la zona-, iban apareciendo ante nuestra vista y demás sentidos, supongo que inconscientemente íbamos renunciando al desafío inicial. La Canal de los Geógrafos, o el rincón entre la Portilla del Venteadero y el Almeal de Pablo, resultaban lugares demasiado mágicos para pretender librarse del hechizo.











Tampoco se puede decir que nos fuéramos con las manos precisamente vacías. Además de repetir (como ya es tradición) el Almanzor, y de trepar a sus cercanos “satélites” El Cuerno y El Esbirladero, al fin alcanzamos la cumbre de La Galana, la otra gran cima de Gredos.









Y la verdad es que ésta última (que en realidad fue la primera del día) para mí fue una auténtica gozada. Una trepada que inicialmente nos imponía bastante por lo visto y leído, y que nos impuso aún más in situ, pero que luego resolvimos con, creo, decisión y aplomo, y que yo personalmente disfruté bastante. De hecho, el momento de hacer cima fue un auténtico “subidón” de alegría, una de esas culminaciones que te producen gran satisfacción por el mucho tiempo que llevas deseándola, y por lo bien que se te da luego; hacía tiempo que no recordaba esa sensación en la cumbre de una montaña.











Pero mientras Ángel y yo celebrábamos el gratificante momento, Iván, al que no veíamos pero sí oíamos, lo pasaba un poco peor decidiendo si superar o no la cornisa que, casi al final, da acceso a la cumbre con un importante patio hacia Cinco Lagunas. De repente, cuando menos lo esperábamos, asomó al final de la misma y se unió en breve a la fiesta: ¡Había superado el susto en solitario!





Bueno, nos queda por conocer, de todo el recorrido integral del Circo de Gredos, el tramo entre El Morezón y la Portilla de los Machos. Supongo que la próxima vez empezaremos directamente por este lado, y, sin grandes pretensiones (más allá de la de conocer y disfrutar nuevos rincones), seguiremos hasta donde nos de tiempo o ganas. La posibilidad de hacer la Integral completa en alguna ocasión, no la doy por descartada ni mucho menos. Una vez conocidas y disfrutadas todas las partes que la componen, quizá el reto deportivo tenga más vía libre en nuestras apetencias; así llegué a subir al Almanzor desde Candeleda por la Garganta de Chilla y el Cuchillar de las Navajas, poco a poco, en distintas excursiones, hasta acabar haciéndolo en una sóla…

…Pero, de momento (y espero que siempre), la prioridad es disfrutar, y llevarse a casa recuerdos imborrables, como éste.











1 comentario:

  1. Muy bonitas las fotos a contraluz. Muy chula también la última... y sí, disfrutar... que no siempre es posible. Me alegro que habitualmente lo consigas. :-)

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