jueves, 12 de abril de 2012

Cumplido 133: Flying Colors, el difícil anhelo de reinventarse

Entiendo que la música como medio de evasión es para los músicos al menos tan efectiva como pueda serlo para el oyente. Y supongo que para que ese efecto siga resultándole fresco al compositor o intérprete que está acostumbrado a desarrollar un estilo más o menos concreto con su grupo o en solitario, necesita de vez en cuando poner en marcha nuevos proyectos que le permitan huir de la propia rutina, porque si no la evasión se convierte paradójicamente en prisión. Esto tiene un sentido especial en el caso de músicos habituados al rock experimental como los que componen Flying Colors, lo que no deja de ser otra paradoja: aun siendo más abiertos y diversos que, en general, los músicos de estilos más convencionales, o precisamente por ello, también acaban teniendo la sensación de que necesitan hacer algo distinto. No es de extrañar que artistas inquietos como Mike Portnoy, Steve Morse o Neal Morse salten frecuentemente de agrupación en agrupación, en algún caso sin abandonar ninguna o casi ninguna de ellas, compaginándolas.

Claro, todo esto habría que tenerlo en cuenta como oyente a la hora de escuchar el primer disco de una nueva formación constituida por estos experimentadores musicales insaciables, y yo no lo tuve en cuenta en la primera audición. Supongo que, de manera más o menos inconsciente, me había imaginado previamente un sonido cercano a Transatlantic con ciertas dosis del estilo compositivo y guitarrístico de Steve Morse, pero seguramente más en la vertiente jazz-rock de Dixie Dregs, ya que la cosa me parecía que iría orientada hacia el rock progresivo. No había pensado que tal vez la vertiente progresiva es la que más han explotado Portnoy y Neal Morse los últimos años, y que si habían formado un nuevo grupo era para hacer algo distinto. Y de hecho así es, en general. Quizá por eso la primera escucha me dejó un tanto frío, debido a estar un poco desubicado; había canciones en las que, por momentos, no me quedaba claro que un disco así necesitara llevar la firma de esos nombres propios; el único inconfundible casi todo el tiempo me parecía Steve Morse merced a sus solos de guitarra, aunque en su vertiente más hard-rockera, mostrada sin ir más lejos en Deep Purple. Y lo que tampoco había considerado es que Flying Colors está formado por más músicos: Su cantante principal, Casey McPherson, proviene del pop-rock, y eso se nota mucho.

El disco debut de Flying Colors es de hecho bastante diverso. Una obra de rock progresivo también es diversa, porque puede recorrer todos los estilos que le de la gana sin desentonar, pero el tono progresivo prevalece y lo envuelve todo, y en este nuevo trabajo no es así, y de hecho es minoritario. Se trata de un disco de rock en general, con algunos momentos más o menos progresivos, un par de destellos heavies, y sobre todo bastante rock e incluso pop-rock. Son algunas de las canciones dentro de éste último género las que me contrariaban inicialmente, y en parte siguen haciéndolo, sobre todo porque creo que proporcionalmente son bastantes y alguna me llega casi a aburrir (demasiada baladita). También en parte me sorprende el hecho de que músicos que han creado trabajos tan complejos y elaborados necesiten acudir a una relativa sencillez para disfrutar. Uno imagina que, puestos a probar cosas nuevas, tal vez intenten algo aún más difícil, por pura ambición, como por ejemplo jazz. También es posible, sin más, que hayan querido buscar un sonido accesible a más público, que en su derecho están (al fin y al cabo, de esto viven). O eso, o simplemente hacer algo menos ambicioso para poder disfrutar de la pureza y lo directo. En cualquier caso, también hay que decirlo, una vez que me he hecho a la idea, el disco me parece de una calidad notable, y bastante disfrutable, en general. Y no tan alejado, en realidad, de cosas que siempre han hecho –aunque de manera más puntual- los tres músicos que me animaron a interesarme por el proyecto.

Tampoco tengo claro qué canciones me gustan más; ni siquiera está relacionado del todo con lo cercanas que sean o no a lo que esperaba inicialmente. Por ejemplo, las dos canciones que sirven para abrir y cerrar el disco, “Blue Ocean” y “Infinite Fire”, son las más parecidas a esa idea inicial, las más progresivas –la primera a medias del estilo Neal Morse y del tono rockero de Steve Morse, marcado con maestría por un envolvente e insistente bajo de Dave LaRue; la segunda más en la onda Neal Morse, y de hecho con momentos que podrían estar sacados de un disco de Transatlantic-; bueno, pues no son necesariamente mis favoritas (pero sí de las que más), porque en comparación con las obras anteriores de Neal me saben a menos. Por cierto, que son las más largas –como corresponde al estilo-, y de hecho entre las dos ocupan la tercera parte del disco, luego en el fondo esa idea de que Flying Colors es tan diferente a lo esperado puede ser en parte engañosa (sobre todo en la primera escucha).

Hay dos canciones bastante heavies, una especialmente rápida y cañera, “All Falls Down”, y otra con un tempo menos dinámico pero igualmente poderoso, “Shoulda Coulda Woulda”, que además tiene uno de los mejores estribillos del disco, aunque ambas tienen un desarrollo melódico muy atractivo. Las dos están entre mis favoritas. Por el sonido metalero, es inevitable relacionarlas con Mike Portnoy, pero desde el punto de vista rítmico y melódico no tienen mucho que ver con Dream Theater (aunque sí tal vez algo en el final de ese estribillo poderoso mencionado). Tampoco Neal Morse le hace ascos a ritmos como el de “Shoulda Coulda Woulda” en alguno de sus discos en solitario, pero no es lo más característico en él.

Además de las cuatro canciones mencionadas hasta ahora, me gusta especialmente “Kaila”; probablemente sea la que más de todo el disco. Se trata de un medio tiempo melódico, muy sentido en su composición e interpretación, otro gran estribillo, y con algún detalle de influencia renacentista -como la introducción-, que parece firma de Steve Morse (mostrada en alguna ocasión por la banda que lleva su nombre). Aquí digamos que hay un término medio entre la parte rockera más o menos esperable proveniente del guitarrista, y el estilo vocal rock-pop de McPherson. Ni es exactamente mi idea previa de lo que iba a ser el disco, ni está muy alejada de ello, pero en cualquier caso me parece un temazo.

El resto ya me suena bastante distinto de lo esperado (con excepciones, a veces simples detalles dentro de un tema), y aunque tras varias escuchas me parece que está bien, en general ya no me cambia el estado de ánimo. La voz de McPherson, por momentos a lo Chris Martin de Coldplay aunque con más timbre y registros (lo cual, con todos mis respetos, no me parece muy difícil), se hace la protagonista la mayor parte del tiempo y lo impregna todo, y las composiciones no desentonarían en emisoras de radio convencionales, más allá incluso de Rock FM (antigua Rock and Gol). El ejemplo evidente es “The Storm”, con un sonido rock-pop asequible y relativamente moderno (o a mí me suena así), quizá comparable a grupos de rock adolescente de la última década, tipo Nickelback, aunque también hay que decir que sí se parece a algo relacionado con Mike Portnoy: De hecho, a una de las canciones más diferentes y menos representativas de Dream Theater en la última década, ese sucedáneo de U2 llamado “I Walk Beside You” (Hay que hacer la salvedad de que en el disco “Awake” alguna cosilla también se parecía a U2, pero era menos patente, y no tenía nada que ver con ésta).

Luego está “Forever In a Daze”, un poquito más extraña y rockera, incluso con un ligero deje progresivo –que se hace más patente en la brillante parte instrumental donde Dave LaRue está monumental- pero que compositiva y melódicamente me resulta poco atractiva, aunque en lo rítmico pueda tener su aquel; No sé, es rara, tendré que escucharla más veces. Y luego “Love Is What I´m Waiting For”, que puede no ser esperable pero tampoco es inédita, porque de nuevo se nota otra tendencia de Portnoy desarrollada ocasionalmente y compartida con Neal en Transatlantic: El medio tiempo pop-melódico estilo Beatles, también con algún toque a lo Queen; no está mal, tiene su cosa. “Everything Changes” vuelve a la baladita estilo pop actual asequible (aquí el parecido de McPherson con Chris Martin me parece evidente); está bien, pero en el fondo me agrada no por la canción en sí, sino por las partes instrumentales con el toque de nuevo entre neoclásico y renacentista de Steve Morse. “Better Than Walkin Away” es una balada detrás de otra balada, pero, además, aún más lenta y sosa que la anterior, con lo que me resulta el momento más cansino del disco (sin ser malo del todo). Y la otra que falta sirve para escoltar, junto a la anterior pero por el otro lado, a la más cañera (antes mencionada), y de nuevo en tono lento: “Fool In My Heart”: Otra baladita pop, ahora con intervención vocal de Mike Portnoy y Neal Morse, que se deja escuchar pero sin tirar cohetes; también puede tener algo que ver con algún tema “bonus-track” de Tansatlantic: o sea, lo menos Transtalantic de Transatlantic. Todo lo dicho en estos dos últimos párrafos conforma un bloque bastante amplio de canciones que, aunque tengan que ver con los gustos musicales de los tres monstruos que se han juntado en Flying Colors, y no se les de mal trabajar esos estilos, no creo que sea donde más pueda destacar su brillantez, en mi opinión. Seguro que Messi puede hacerlo bien incluso jugando de defensa, que es un puesto dignísimo, pero a mí no me divertiría verlo jugando ahí (salvo por el morbillo inicial). De todas formas, la otra opción, que hubieran hecho exactamente lo mismo de otros proyectos, habría sido repetitiva. Así que esperar que superasen lo que ya habían hecho antes era mucho pedir. Tiene que ser complicado reinventarse incluso para cracks ya veteranos de la música como éstos, así que hay que considerar como mucho más que digno el intento.

En definitiva, un buen trabajo, con alguna que otra canción realmente valiosa, pero tampoco un disco que vaya a parecerme antológico dentro de algún tiempo, creo. Otra cosa muy distinta es la posibilidad, ya veremos si más o menos remota, de poder ver en directo a esta gente tocando juntos. Eso ya sí que podría ser ciertamente inolvidable, al menos para mí. Ojala se materialice el plan…

2 comentarios:

  1. No sé si te gustará esto: http://noticias.es.msn.com/blog/lorenzo-silva/post.aspx?post=cc3ab298-24fa-44f8-8a0a-1daa7830d792

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  2. ¿Comorllll? ¡¡Jethro Tull saca la segunda parte de "Thick as a Brick" cuarenta años después, y yo sin enterarme!! ¡No es que me guste el tema, Paúl, es que te lo agradezco infinitamente!

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