martes, 15 de mayo de 2012

¿RePLANteo…?


Tengo la sensación de que ha llegado el punto, aunque ya venía presintiéndolo tiempo atrás. Esto ya no es lo que era, ya no me transmite la motivación que al principio. Tampoco puedo concretar o precisar mucho, porque no tengo claro del todo el alcance de lo que siento. Ni el qué (que puede ser el montañismo, éste blog, o la idea del escapismo –antes espontánea y ahora demasiado reflexionada-, o vaya usted a saber qué), ni los porqués (aunque algunos son imaginables, ni estoy seguro de todos, ni del peso de cada uno), ni mucho menos las consecuencias o decisiones que tome, si es que llego a tomar alguna, que es precisamente de lo que va lo del replanteo…

Los porqués pueden estar relacionados con la acumulación de experiencias derivada en rutina, con el estancamiento, con algunas decepciones, con mi estado vital actual, etc. Desde que convertí el senderismo y el montañismo en afición, he pasado por varias etapas, comenzando con la ilusión inicial por la novedad, pasando por el descubrimiento de lugares nuevos cada vez más espectaculares (en eso creo que tengo cierta tendencia al estancamiento desde hace ya unos pocos años), por la mejora en el nivel y la diversificación del tipo de actividades y formas de llevarlas a cabo -uso de material y técnicas nuevas, travesías en solitario, etc.-, (siempre he ido muy despacio en todo ello, y ahora mismo me veo en un punto en el que no acabo de dar nuevos pasos, ni tengo claro que me apetezca), por la mejora en la percepción de los detalles (paisaje, naturaleza, emociones), pasando también por alguna pequeña fase rutinaria, encontrando nuevos estímulos en la lectura de libros y también en la elaboración de mis propias crónicas y descripciones para compartir en Internet (primero en Pirineos 3000, después en este blog); Al cabo de un tiempo, cada una de esas nuevas posibilidades o etapas iba derivando en rutina, y me parece que el planteamiento de este blog ya me ha hecho entrar en una nueva.

El último plan, el 134 por Sierra Nevada, y cómo salió finalmente, es quizá más una consecuencia de lo que plasmo ahora en esta entrada y no al revés. Es la señal o demostración de que tal vez ya no tengo la misma actitud ante la montaña. No porque me resulte difícil concluir si me pesó más la precaución ante la meteorología o la falta de ganas, sino porque llegó un momento en que me daba igual renunciar, incluso lo prefería, a pesar de un viaje con tantas horas de autobús (el que peor relación entre logística y resultado he vivido nunca en esto del montañismo, con diferencia). No tenía la sensación de derrota o fracaso de otras excursiones; sencillamente me daba igual, deseaba volver a casa y punto. Y no me había pasado nunca, al menos en esa situación (no muy favorable meteorológicamente, pero sí probablemente lo suficiente como para haber intentado algo más). El plan no se cumplió ni de lejos, ni tampoco me apetece ponerlo aquí como “pendiente”.

No es un hecho aislado. La última excursión con cierto intríngulis, y de hecho la última que había reflejado en el blog, la del Callejón de los Lobos, salió prácticamente perfecta, y era muy atractiva en cuanto a itinerario y paisaje, y sin embargo no hay mas que leer lo que escribí aquí para comprobar que no tengo las mismas sensaciones que antes.

Es verdad que me gustaría recuperar las ganas, pero es que tampoco quiero forzarlo obsesivamente. A lo mejor resulta que es en otras cosas de la vida en las que tendría que poner más ganas, probablemente. No lo sé, no tengo ni idea. Prefiero que sea el tiempo el que lo vaya diciendo, prefiero dejarme llevar. Entiendo que esto no significa que vaya a dejar de salir al campo o a la montaña, espero. Incluso si alguna excursión lo merece, supongo que lo plasmaré por aquí. Simplemente prefiero que el planteamiento surja sólo o de manera espontánea, como en otras etapas de mi afición montañera. Pero es innegable que es difícil saber hasta qué punto hay que dejarse llevar con naturalidad y hasta qué punto conviene automotivarse. Hay cada vez menos cosas que tenga realmente claras, en todos los órdenes de la vida.

3 comentarios:

  1. Las aficiones son eso: aficiones. Y si durante una temporada no te apetece, no pasa nada. De hecho, lo peor que puedes hacer con un hobby es convertirlo en obligación; puedes acabar cogiéndole tirria.
    Mejor descansa, permítete hacer ganas otra vez, y "a lo que surja", como dicen en los anuncios de contactos.

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  2. Hola. Ayer entré al blog para agregarlo a mis favoritos en el móvil y me encontré esta entrada. Escribí una respuesta, pero antes de enviarla se me borró. Ahora te escribo desde otro ordenador.

    Comparto en parte la situación por la que estás pasando. También he dejado de lado mi blog y casi no leo los blogs que antes leía. A veces hay que tomarse descansos, que quizá acaban siendo definitivos. Eso nunca se sabe. Gracias por todo lo que has compartido en este espacio. Todavía tengo pendiente apuntarme para leer alguno de los libros que has comentado aquí. Espero que sigas disfrutando de la vida a tu manera. Y puede que volvamos a encontrarnos por aquí. :-)

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  3. Bueno, yo insisto en que no hay nada decidido; en principio el blog sigue estando por aquí, y seguiré dejando cosillas en él si surgen, supongo. De hecho, últimamente he hecho un viaje que la verdad es que merece ser contado próximamente. Lo que entiendo que cambiará es el planteamiento, lo de los planes, etc.

    Saludos.

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