jueves, 5 de febrero de 2009

Cumplido plan de escapada 11: "Revolutionary Road"

De ¿Viviendo o escapando?



En esta ocasión, salvo mencionar que la película me pareció moderadamente buena y que me gustó aunque sin entusiasmarme en exceso, no voy a profundizar en mi opinión o crítica respecto de su calidad. Lo que me interesaba (y tras verla sigo pensándolo) es el trasfondo de su historia, que es lo que guarda relación con la esencia de este blog.

La conclusión final es que, en la enésima revisón del tema "elección entre pragmatismo o disconformidad", todo vuelve a quedar en el aire. Salvo para unos pocos afortunados (y valientes) a los que les ha ido bien escapándose, y para unos muchos cuya simplicidad o conformismo les hace sentir felicidad en un mundo real cómodo y superficial, para la mayoría de los mortales en sociedades del "bienestar" la vida seguirá siendo más bien vacía, aunque muy pocos de ellos tendrán el valor (o la lucidez) de reconocer que dicho vacío es irremediable (una de las afirmaciones más brillantes del guión). Pero, ¿quién es realmente tan talentoso como para atreverse a vivir de manera sincera y al margen del dictado de la sociedad? ¿Cómo se le distingue de quien se pasará toda la vida con "pajaritos" en la cabeza, sin llegar nunca a desplegar realmente sus propias alas? ¿Se lo impedirán los obstáculos de la vida o su propio obstáculo interno: la cobardía? ¿O simplemente es un conformista que piensa demasiado, y que acabaría siendo feliz si consiguiera aceptar la realidad? Muchas preguntas, muchas interpretaciones, ninguna respuesta clara.

En realidad, la pregunta de inicio sería: ¿Qué es lo que busca el ser humano? Bueno, teniendo en cuenta las muchas interpretaciones diferentes (incluso contrapuestas) del significado de la expresión "vida mediocre" (muy bien introducida en la película), creo que puede llegar a haber tantas respuestas a esa pregunta como seres humanos hay en el mundo, por muy comunes que sean las necesidades primarias, o los anhelos sentimentales. Hay infinitos caminos para llegar a también infinitas metas.

En realidad la felicidad que se alcanzaría en una evasión del mundo convencional es sólo una abstracción, hasta que no se lleva a cabo. Desde que los protagonistas de la película se ponen de acuerdo en su plan de escapada particular, y habiéndolos conocido ya bien, podemos imaginárnoslos llevando a cabo dicho plan, y no nos queda claro si dicho salto al vacío va a ser, no ya un éxito, sino incluso -en el caso de éxito- la vida que realmente quieren llevar. No sabemos si realmente son como pretenden ser, o simplemente se lo han creído, que es bien distinto. A cuántos de nosotros no nos pasará lo mismo. A veces creo que pensamos demasiado. O no.

Por otro lado, el personaje de Di Caprio pretende buscar en París su verdadera vocación, tratar de conocerse a sí mismo. Pero, ¿qué le asegura que logrará tal objetivo? ¿Cuándo estará convencido de haber dado con aquello que realmente le gustaría hacer? ¿Cómo sabrá que eso que cree haber hallado será siempre su felicidad, que nunca se cansará de ello, y que nunca encontrará o podría haber encontrado algo mejor? Si lo hallara, ¿sencillamente acabaría conformándose con ello igual que podría conformarse con su simple trabajo en Estados Unidos?

También es cierta otra cosa. El momento de mayor felicidad de la pareja en todo el metraje tiene lugar durante el tiempo que mantienen en pie el plan antes de llevarlo a cabo. Hay una especie de felicidad aparentemente real en la ilusión previa por escapar.

La verdad es que viendo la película he podido pensar mucho acerca del tema, pero es igual de cierto que poco de lo reflexionado me resulta realmente novedoso. En ese sentido, creo que, 24 horas después de vista y comentada con Ángel e Isa en la cena posterior, puedo decir que no me ha maracado en absoluto, ni me ha aportado gran cosa. Por otro lado, muchos dirán que es un tema que ya está muy visto, pero supongo que la inmensa mayoría de ellos pertenecen al grupo de los conformistas, o como mínimo de los que aún aceptando el vacío de sus vidas no reconocen lo irremediable de ello; es decir, los que, seguro, nunca escaparán ni se lo plantearán.

¿Vivir para escapar, escapar para vivir, o, simplemente, vivir para no tener que escapar de nada?

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