miércoles, 26 de abril de 2017

Montserrat y Barcelona




Hablando de paisajes que he tardado largo tiempo en cumplir, la Muntanya de Montserrat era uno de los más emblemáticos de la Península que todavía no conocía. Dejando a un lado su aspecto cultural y religioso, e incluso su representatividad como escenario de escalada, sólo desde el punto visual ya es un lugar que por su singularidad invita a ser explorado, y una vez aceptado el reto no defrauda: Es de esos sitios de difícil comparación con algún otro, por lo que descubrirlo impregna de una sensación nueva durante el viaje, y de un recuerdo seguramente imborrable para los restos.




Comentaba con un amigo que si Madrid tiene su Pedriza, Barcelona tiene su Montserrat. La diferencia de altitud no debe engañar, pues la primera está en el pie de monte de Guadarrama en plena meseta, y la segunda tiene su base en el Llobregat, apenas un centenar de metros por encima del nivel del mar, así que los desniveles son los mismos, e incluso llegan a ser bastante más bruscos en el caso de Montserrat. Geológicamente es más raro que la erosión sobre el sólido granito dé lugar a formas y dimensiones como las de La Pedriza que no que haga lo propio con el moldeable conglomerado en Montserrat, pero también hay menos macizos de conglomerado que de granito. En cualquier caso, cuando se llega allí, y se espera a que caiga la tarde, desparece la valoración científica y entra en juego la poesía. Entonces uno se pregunta cómo puede caber tanta magia, tanta armonía en el aparente caos, tanta grandeza, en un lugar tan pequeño.














Monasterio de Santa Cecilia de Montserrat



Descripción de la ruta de senderismo en Pirineos 3000 (Enlace a la parte 1 de 4; para seguir viendo el resto, hay que clicar abajo en "siguiente en cresta")

Pinceladas de Barcelona

Catedral de Santa María del Mar






Casa Milà (La Pedrera)




Parc Güell



Playa de la Barceloneta


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