lunes, 21 de julio de 2014

El extraordinario viaje de T.S. Spivet (Jean-Pierre Jeunet)


Vale que es un Jean-Pierre Jeunet menor, vale que está a años luz de “Amelie” o “Delicatessen”, y vale que últimamente voy muy poco al cine e incluso apenas veo películas, pero en cualquier caso el otro día tuve un más que agradable disfrute con “El extraordinario viaje de T.S. Spivet”; no una escapada de luxe mi mucho menos, pero sí poco más de hora y media de un positivo viaje para la mente y los sentidos.

Y es que la realización técnica, el ritmo narrativo, el detallismo, la belleza visual, la música countrie (de la buena, porque en ese género hay de lo peor y de lo mejor), y el espíritu optimista me insuflaron un buen rollo generalizado que me dibujó una sonrisa en la cara durante buena parte del film. No por sus chistes, que en general me parecieron flojos –sin dejar de ser simpáticos-, sino porque los mensajes transmitidos iban por derroteros muy diferentes de lo que viene siendo la ruidosa estética mediática actual. No voy a decir que Jeunet siga siendo tan rompedor como con “Delicatessen” (ni abismalmente de lejos), pero está claro que sigue yendo a lo suyo. Edulcorado y algo americanizado, pero a lo suyo. Una gozada poder seguir encontrando películas como las suyas en medio de una cartelera tan carente de originalidad.

Es verdad que la cinta tiene altibajos, que sus personajes tienen bastante menos fuerza que en películas suyas anteriores, y que la historia no parece especialmente potente (sin ser mala). Hombre, “Delicatessen” o “Largo domingo de noviazgo”, cada una a su manera, sí eran historias muy aprovechables, pero la verdad es que “Amelie” tampoco contaba algo especialmente extraordinario y ahí hizo un milagro al hacer extraordinarios los pequeños grandes detalles de la vida. Sí, cierto, la vida en sí misma, desde su aparente sencillez, es lo suficientemente increíble, pero no es fácil transmitirlo en el cine, y el film que dio fama a la encantadora Audrey Tautou lo llevó a un nivel –este sí- de luxe en el cine moderno. Muy lejos se queda en el caso de su última película; No es que sea un “viaje muy ordinario”, pero tampoco llega a “extraordinario” (aunque en este caso nos han engañado los que han puesto el título en español, ya que en el original el adjetivo se refiere al protagonista).

Quizá lo que más me decepciona es la crítica a los medios de comunicación, que además de quedar simplista, caricaturesca  y aun así lejos de superar la realidad, me da la sensación clarísima de deja-vu cinematográfico… Una pena, porque el tema merece hoy por hoy una nueva revisión, que sea tan radicalmente sarcástica y corrosiva que deje a “El show de Truman” en una película inocente (que de hecho es lo que han conseguido los propios medios desde entonces).

Pero, lo dicho, a pesar de lo explicado en los dos párrafos anteriores –que al final casi voy a acabar poniéndola a caer de un burro-, en su mayor parte me gustó bastante y me hizo pasar un buen rato, con una buena dosis de esa filosofía evasiva, que al mismo tiempo consiste en enfrentarse al mundo para buscar lo que uno quiere en la vida; Aunque esté muy visto, o parezca sacado de un libro de autoayuda del montón, el mensaje funciona si te lo cuentan con la calidad y estilo de Jeunet.

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