Virgin Steele es un grupo que me impresionó cuando los conocí hace diez años en un festival, sin haber escuchado antes prácticamente nada de ellos. Se trata de una de esas viejas glorias del heavy metal de los 80, pero en este caso no tan populares como otros contemporáneos suyos, y aunque tampoco son unos desconocidos (ni mucho menos), su reconocimiento está quizá por debajo de lo que merecerían, y sobre todo parece haber llegado demasiado tarde. En mi opinión, es una de las formaciones de heavy metal que mejor ha evolucionado con el paso de los años, hasta el punto de que, al margen de su adaptación a sonidos actuales y de parafernalias visuales estereotipadas de poses heróicas tipo Manowar (para mi gusto algo ridículas), creo que su nivel de composición alcanzado a mediados y finales de los 90 superaba con creces sus orígenes (algún nostálgico me pondría a parir por esto). Una épica y emotiva expresión de sinfonismo y estructuras progresivas, mostrados con una fuerza y un poder envolvente que me impactaron en aquel concierto, y que siguieron entusiasmándome según descubría sus discos.
El lunes me llevé una sorpresa al enterarme de que tenían disco nuevo, y ahora estoy a punto de saborearlo. Últimamente estoy de enhorabuenas musicales; las primeras escuchas del anterior plan 97 han superado todas mis espectativas. Espero que no sea menos con este "The Black Light Bacchanalia" (que poco tiene que ver con el 97), si bien es verdad que el anterior disco de Virgin Steele, siendo bueno, no era ni de lejos tan valioso como los precedentes.
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