"Todos somos mucha gente, todos llevamos a muchos dentro, personas con los mismos recuerdos que nosotros que nos van ganando terreno y al final nos sustituyen. En eso consiste la madurez. En no reconocerse". (Los años extraordinarios, Rodrigo Cortés)
domingo, 28 de noviembre de 2010
Cumplido 100: Primera "cramponeada" de la temporada
Finalmente optamos por el Circo de las Cerradillas, accediendo a Cuerda Larga cerca del Collado de Valdemartín, entre el Cerro de Valdemartín (al que subimos) y Cabezas de Hierro.
Las cumbres del valle alto del Lozoya ya tenían un buen aspecto, con bastante nieve: la norte de Cuerda Larga (por donde estuvimos), Peñalara, los Montes Carpetanos... esto empieza a parecerse al pródigo invierno pasado...
Desde que cogimos el camino por el Refugio del Pingarrón ya pisamos nieve todo el rato. Al principio bastante blanda, hundiéndonos con frecuencia, más aún cuando nos salimos de la traza hacia la parte occidental del Circo de las Cerradillas y transitamos por zona de matorral.
Pisábamos nieve sin huella. Ya sabemos lo mágico que resulta encontrarte en un panorama así, a pesar de la incomodidad por momentos. Y más aún estando solos en una zona tan habitualmente masificada. También es verdad que el Circo de las Cerradillas, otro de esos rincones valiosos (quizá el mejor vestigio glaciar de Guadarrama en caras norte), está relativamente más olvidado que otros lugares.
La nieve jugaba en alguna zona de turberas a simular una especie de maqueta de cordillera montañosa.
Los roquedos nororientales del Cerro de Valdemartín estaban helados, helados: totalmente blancos.
Pero la nieve en el suelo aún no tenía la dureza adecuada, así que preferimos buscar la zona menos inclinada para subir a Cuerda Larga, que se encuentra en una loma cercana al Collado de Valdemartín, al oeste del mismo. La nieve luego resultó estar mejor en las rampas; no nos hundimos mucho más de cinco centímetros. No llegamos a los 40º de pendiente.
Una vez arriba, haciendo cima en el Cerro de Valdemartín, el viento era fuerte y muy frío, así que decidimos buscar la bajada más rápida ante la molesta situación, que no apetecía prolongar, la verdad. Lo malo fue que eso significó descender por un paisaje no especialmente agraciado, más bien estropeado: las pistas de esquí de Valdesquí...
En fin, este invierno también promete... habrá que aprovecharlo.
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