lunes, 29 de diciembre de 2008

Cumplido plan de escapada 3: "North by Northwest" (Alfred Hitchcock)

De ¿Viviendo o escapando?


... Porque ese es su título original (vaya tela con las traducciones)... ¡Vaya! Sí que he tardado poco en cumplir este plan...

"Con la Muerte en los Talones" está entre mis películas favoritas de la infancia, y espero seguir planeando escapadas similares en ese sentido: Regresar a la infancia esperando no decepcionarme (porque en algún caso la película no resultó ser ni la sombra de lo que me pareció siendo un chaval).

No es el caso de ésta. Recuerdo que me quedé alucinado y me lo pasé en grande cuando la vi por primera vez a mediados de los ochenta, con ocho o diez años. Y me ha vuelto a parecer una pasada por tercera vez.

Ésta película es escapismo puro, aventura pura y dura, que el protagonista se ve obligado a vivir en contra de su voluntad, llevando con él al espectador. Al tratarse de un personaje cotidiano sacado de un mundo convencional (real), y que por una serie de desafortunadas situciones se ve en un lío cada vez mayor y más inverosimil, viviendo situaciones extremadamente alejadas de la normalidad, el espectador sufre con él al sentirse tan vulnerable como él. Y sin embargo, el espectador disfruta, y mucho, pues es una escapada hacia la aventura que no hay en su propia vida. También lo sugiere así hacia el final del film el propio personaje protagonista, Thornhill, al reconocer que sus dos matrimonios fracasaron por la monotonía de su vida (otro que necesitaba escapar, vaya...)

Pero el caso es que aquí Thornhill escapa para sobrevivir, y ello le lleva a vivir la aventura que cambiará definitivamente (o no) su vida... Sea lo que sea, la película es un ejercicio evasivo, un viaje constante hacia peligros cada vez mayores, pero también hacia paisajes y sensaciones contrastadas, incluida la sentimental. Por ello, la escapada no sólo era para mi un regreso a mi infancia, sino que en sí misma tiene mucho del espíritu escapista que busco. El propio argumento así lo sugiere, comenzando en el mundo real, y entrando cada vez más en una aventura inverosimil.

Apenas van seis minutos de película, y el bueno de Thornhill ya se ha metido de lleno en el lío, cuando incialmente se nos presentaba como un personaje sin especial relevancia. El ritmo de la película es así de brusco todo el tiempo, y sin embargo, está milagrosamente controlado. Eso crea una sensación constante de gancho, de no poder dejar de ver la película ni un instante. Tal sensación la recuerdo la primera vez que ví la película, y obviamente ahora ha sido diferente, pues conociendo todo el desarrollo del guión se percibe todo de otra manera. Sin embargo, eso no significa menor disfrute, sino distinto disfrute; hay nuevos matices, dado el punto de vista del que conoce el final y quién es quién, y lógicamente mi diferencia de edad también me ayuda a disfrutar de muchos más detalles nuevos.

Además, la película es muy divertida. La ironía está presente todo el tiempo. Cary Grant era un cómico genial, nada histriónico; hacía reír sin salirse de la relativa normalidad en el caracter de Thornhill. Las aventuras son trepidantes, los paisajes variados y rodados con mucha vistosidad fotográfica, la enérgica y admirable música de Bernard Herrmann es perfecta para potenciar ese estilo frenético y espectacular del film.

Y todo ello para contar una historia dificilmente creíble, pero mágicamente aceptada al ser vista en la pantalla, por el bien trazado guión, porque la película está muy bien hecha, pero sobre todo porque tiene una capacidad enorme de hacer pasar un gran rato al espectador. Gran Hitchcock.

Y la película me resulta acreedora del cine de entretenimiento y aventuras posterior: James Bond, Indiana Jones... ¡Es un film predecesor de álgunas de mis películas favoritas posteriores! Me lo paso en grande, como un niño, cuando historias como éstas me sacan durante un par de horas de mi rutina... (me suena... misión cumplida, vaya).

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