domingo, 22 de marzo de 2009

Cumplido plan 18: "El Curioso Caso de Benjamin Button"

De ¿Viviendo o escapando?



Efectivamente, la película tenía todos los elementos para lograrlo, y lo logró. No sabría decir si es una de las que más me han gustado o emocionado en mucho tiempo, pero desde luego si que fue de esas veces que se sale del cine con una honda impresión.

Primero me quitaré de encima el aspecto crítico o pseudo - objetivo, que es lo de menos en este caso. Creo que es una película perteneciente al buen cine, al gran cine de toda la vida. Tal vez a estas alturas tenga menos mérito del que aparenta por su calidad: por un lado su punto fuerte es una historia perteneciente a una novela ya antigua de Scott Fitzgerald, que aunque pueda ser una novela corta a la que los guionistas han podido sacar mucho partido, es un caramelo para cualquier cineasta: es casi como tener medio peliculón hecho; por otro lado, la innegable calidad técnica y artística del film sigue en realidad un modelo visto mil veces en la historia del cine americano, con los mismos recursos y tópicos de siempre: las películas biográficas, con la emocionante historia de un personaje, contada desde que nace hasta que muere, voz en off incluída; David Fincher se ha limitado a cuidar con enorme mimo y pasión un estilo que ya hemos visto muchas veces antes.

Pero qué más da, si al final el espectador (en este caso yo) disfruta de lo lindo con una historia que le atrapa desde que comienza hasta que termina. Da gusto ver películas así. En realidad, esa recurrencia al cine biográfico de toda la vida era la mejor manera de hacer la película, mérito u originalidad aparte, y además es una especie de homenaje a ese gran cine con el que hemos disfrutado tantas veces. Yo diría que el verdadero mérito, más que de la propia película o de sus realizadores, es del cine en sí mismo.

Finalizo esta breve reseña (porque poco más se puede decir de una película que por sí misma dice tantas cosas, y yo no las voy a decir mejor), enlazando con algo que tiene que ver con la última frase del anterior párrafo, y al mismo tiempo está relacionado con la intención de este blog, no sin cierta dosis de ironía o paradoja (quien suela leer este blog -si lo hay- me entenderá): El cine logra en ocasiones -como en esta- que veamos la magia de la vida que en la realidad de lo cotidiano no somos capaces de percibir, aunque la tengamos delante de nuestras narices, escondida por otros factores más mundanos. Porque, más allá del aspecto fantástico de la historia de Benjamin Button, lo que cuenta es real como la vida misma.

Si la vida tuviera los encuadres del cine, su fotografía, su banda sonora, etc., a nadie le haría falta escapar de ella. El cine en ocasiones es la vida hacia la que querríamos escapar.

3 comentarios:

  1. Me alegra que te gustara Alberto!

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  2. Bravo, Casiano.

    Una vez más, estoy de acuerdo contigo en casi todo (si pensáramos exactamente igual, nuestras conversaciones serían un rollo). Yo creo que tener una historia ya escrita no es tener medio peliculón hecho. De hecho, hemos visto "cagadas" considerables con buenas historias ya existentes. Creo que, David Fincher le ha sacado un jugo enorme a la historia, sobre todo por como lo cuenta (efectivamente, con un mimo y detallismo increíble en cada escena), pero yo creo que sobre todo, por lo que cuenta: y es que el curioso y fantástico caso le sirve para contar sentimientos y pensamientos del día a día del ser humano, con una lucidez que a mí, personalmente, me conmovió.

    ¡¡ Qué grande es el cine !!

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  3. Tienes mucha razón en lo de las películas que estropearon grandes historias previas, sin ir más lejos, "El Señor de los..." ¡Que noooo, que es bromaaaaaaa! Pero, por ejemplo, "La Tienda" de Stephen King.

    Sin embargo, como cabezón que soy, mantengo lo del "medio" peliculón. Si el otro "medio" es una cagada, la película, en suma, es una cagada. Pero con esa historia, si lo haces bien, te sale una película, como mínimo, muy interesante. Con historias más sencillas o mediocres es más difícil sacar partido. Sólo los más grandes (Clint Eastwood, por ejemplo), hacen grandes películas de historias o novelas mediocres.

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