lunes, 17 de mayo de 2010

No encontrado 82: En busca de las clavijas perdidas...



ADVERTENCIA: El montañismo es una actividad que supone riesgos. No debe realizarse sin la experiencia y el material adecuados. Tampoco es del todo recomendable en solitario. El autor se exime de toda responsabilidad sobre cualquiera de las posibles decisiones que pudieran tomar al respecto quienes lean esto (que nunca debe entenderse como una "guía"), y por tanto de sus consecuencias. Zona especialmente apta para enriscarse y/o despeñarse. En esta ocasión más que nunca, no hacer caso ni imitar al que escribe esto.



...Y lo peor no fue no encontrar la Ruta de las Cabras y sus clavijas, sino que volví a cometer el error de ponerme a trepar sin demasiado criterio. En mi empeño de subir, me puse a buscar una trepada alternativa a la mencionada ruta, por la zona al oeste del Risco de la Encina, y di con una especie de chimenea inclinada en la que me fui encontrando con varios pasos no difíciles pero incómodos (de II, quizá algún que otro II+), y me puse alegremente a superarlos sin saber a dónde me llevaba aquello, ni preocuparme demasiado de si sería capaz de destreparlos en caso de tener que volver por el mismo sitio. Y todo eso yendo solo. Una cagada.



Lo que más me preocupa es que lo hacía con no sé qué extraña sensación de seguridad en mi mismo. Y cuando vi que tendría que volver por el mismo sitio ya sí me puse más nervioso. Pero no tanto como en ocasiones anteriores, quizá menos comprometidas.



Se podría pensar positivamente, diciendo que estoy perdiendo el miedo. Pero la paradoja es que lo que me da miedo es pensar que quizá, inconscientemente, me empiece a importar todo un bledo. No me arriesgo en la vida normal o real porque siento que no me satisface hacerlo, y voy y me juego el pescuezo en la montaña. ¿Qué clase de droga es ésta? ¿Hasta qué extremo hay que llevar eso de "vivir o escapar"?



Quizá exagero, destrepé sin demasiado problema, pero lo cierto es que tampoco estaba muy tenso cuando analizaba la situación, y desde luego ahora lo estoy pensando en frío: Con esa misma mentalidad despreocupada con la que subí, podría meterme alguna vez en un verdadero lío... No sé, seguramente tiene que ver con mi momento personal actual.



Lejos quedó no ya La Maliciosa, sino incluso la propia Sierra de los Porrones. No tuve ganas de mucho más, salvo de volver tranquilamente a Mataelpino. Y, por segunda vez consecutiva, termino una excursión montañera sin sentirme lo más mínimamente frustrado por quedarme a menos de la mitad de lo planeado. Qué más da. Como todo. Cuanto menos sienta, menos me frustraré. Resignación, le llaman.



No obstante, buscaré más información acerca de la Ruta de las Cabras. Si encuentro algo más claro, igual me animo a poner este plan en la lista de "pendientes". Si no, me olvidaré de él. Lo dicho, me da igual.

2 comentarios:

  1. Jopelines, como estamos... Creo que no tuviste miedo porque controlabas la situación. Como dices, no tuviste muchos problemas para subir ni para bajar... ¿No pudo ser eso?

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  2. No sé, ya digo que es dificil de analizar: Si mi aprensión posterior por lo que hice se debe a mi estado actual y en realidad no fue para tanto, o lo que hice me despreocupó en el momento de hacerlo por mi estado actual. Yo allí sí tuve la sensación de "controlar pero por los pelos", y no sentí preocupación hasta que decidí que tendría que bajar por el mismo sitio (que entonces si me acongojé, al tiempo que pensaba: "me lo temía").

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