martes, 12 de mayo de 2009

Cumplido plan 17: Monfragüe.

De Monfragüe


Para empezar, lo más importante: Aunque ya lo supiéramos, los amigos de la asociación Vida Silvestre Ibérica son unos craks. Por lo valioso de su altruista labor, por sus conocimientos y preparación en diversos campos de la biología y el medio natural, por la habilidad que tienen desenvolviéndose en dicho medio (admiro infinitamente más esa habilidad "inútil" que la "necesaria" adaptación a la artificial sociedad creada por el hombre), por recrear en la actualidad el ideal de los naturalistas ilustrados y románticos que acudían al campo a investigar y conocer en los siglos XVIII y XIX, por el esfuerzo desinteresado que ponen en la preparación de actividades como ésta, por su entusiasmo y su pasión hacia lo que hacen (da gusto ver sus caras de felicidad cuando logran avistar el ansiado búho real, por ejemplo), y por su capacidad para transmitir ese mismo amor hacia la naturaleza a los participantes de la actividad (da gusto ver caras de felicidad en personas de tan diferente carácter y edad). Francisco Giner de los Ríos, pedagogo y fundador de la Institución Libre de Enseñanza, se sentiría orgulloso de ver la labor de asociaciones como ésta. Al margen del éxito en cuanto a las especies animales vistas (que lo hubo) y del beneficio que puede aportar a la asociación la alta asistencia, la excursión fue sin duda un triunfo, objetivamente hablando.

De Monfragüe


Yo, personalmente, viví momentos concretos memorables: Me encantó el vuelo de las cigüeñas negras y sus nidos y pollos, me impresionó la lucha por la vida entre una culebra viperina y una rana, me embelesé con Saturno y sus anillos, rememoré mis excursiones de zoología en la carrera, me encantó ver un gallipato vivo, por feo que pueda parecer, pues más feo me pareció en su día aprendérmelo viéndolo muchas veces metido en un frasco con formol...

Es una pena que mi cansancio, sobre todo anímico, no me permitiera disfrutar intensamente de la actividad durante todo el tiempo. No es que haya estado menos cansado en actividades previas más montañeras y duras, pero cuando me toca a mí sacar adelante mi propia actividad estoy necesariamente más despierto. En cualquier caso, mereció la pena, en general.

De Monfragüe


Por otro lado, compruebo como finalmente el acudir al campo tantas veces me ha llevado a disfrutarlo de otra manera distinta (ni peor ni mejor, distinta) de la meramente naturalista. Me noto más alejado de ese mundo de lo que estuve años atrás, viendo a otros que sí han continuado por esa senda; también es cierto que nunca llegué a sentir tanta pasión por ello como ahora por el montañismo. Pero creo que en ese sentido lo que me gusta del montañismo (al estilo que yo suelo practicar) es que quizá sea más general o íntegro, y menos específico, de manera que cuando te encuentras con un águila imperial o con un quebrantahuesos mientras haces montañismo, quizá es más emocionante por parecerse más a una sorpresa.

De Monfragüe


El otro inconveniente, que no fallo (sólo hablo de sensaciones personales) de la actividad tiene que ver con la idea de las excursiones con alto número de participantes. Más allá del hecho de que cuanta menos gente, más bichos se dejarán ver, creo que tranquilidad y pocas personas son conceptos que se parecen más al ambiente natural que busco cuando salgo al campo. Incluso soledad. Si vas al campo sólo, ves lo que el campo es realmente, de manera natural. Cuando bajábamos en fila india del Castillo de Monfragüe por la umbría, por una bonita senda entre preciosa vegetación bien conservada, Ángel me comentó precisamente lo chulo que era ese camino, a lo que apenas pude contestar poco más que un"sí" con poco entusiasmo, mientras probablemente procuraba no chocarme con el de delante; cuando más abajo me quedé solo en ese mismo trayecto, realmente me dí cuenta de lo bonito del camino, y lo disfruté de verdad. Ésto choca con el hecho de que me agrada estar con amigos (y en la actividad había muchos que me caen muy bien), junto con el hecho de que el campo me parece un lugar ideal para hacer y disfrutar amistad. Y en ese sentido, también me lo pasé bastante bien. Pero por eso, y ya lo dije en la ascensión a Oso, necesito ambas formas de disfrutar del campo, no puedo considerar una mejor que otra.

De Monfragüe


Me da rabia el recuerdo que se me queda de la primera vez que he visto un búho real, y está precisamente relacionado con lo del agobio humano. Que si nos tenemos que ir, que si hay que subir al autobús, que si hay tres o cuatro por delante de mí para mirar por el telescopio, que si otros ya lo han visto (incluso dos veces) y vuelven a mirar antes que yo, pero cuando me toca a mí ya no se ve, que si he mirado tres veces y no lo he visto, etc. Llegado el momento de verlo (lo cual, en cualquier caso, me agradó), ya estaba más agobiado que entusiasmado. Creo que es un ejemplo claro de que quizá para mí lo que importa no es el hecho, sino la forma. Disfruté más ayer viendo el cortejo de dos simples gorriones mientras almorzaba tranquilamente, sin duda. Al margen de todo esto, obvia decir que esas circunstancias no son culpa de nadie; repito que son sólo percepciones personales, con la idea de, tal vez, ir aprendiendo a buscar en la vida lo que realmente me agrada, siempre que sea posible.

De Monfragüe


Y lo que sin duda me agradó de la excursión fue el paseo nocturno. No sólo fue una gozada todo lo visto en la muy productiva charca, sino que la menos exitosa actividad de audición de cantos de aves nocturnas fue el momento más tranquilo y relajado. Siempre recuerdo de mi época de la universidad que era la parte que más me gustaba de éste tipo de excursiones, tanto si era fructífera como si no. Ese momento en el que un grupo numeroso de personas, en la más completa oscuridad, no mueve ni una pestaña para lograr el mejor de los silencios, mientras se desea con emoción el anhelado canto de un autillo o un cárabo, es mágico. Aunque al final no acuda a la "llamada" más que un chotacabras lejano y difuso, la sensación final no me parece decepcionante; sólo ese deseo, en medio de esa paz absoluta en la que participan todos, ya merece la pena.

De Monfragüe


En fin, volviendo a la idea inicial, ojalá esta asociación y otras muchas similares puedan seguir desarrollando su actividad por el bien, no ya sólo de los propios seres del medio natural, sino de un ser humano que se enriquece incalculablemente cuando aprende a escuchar a la naturaleza.

De Monfragüe

1 comentario:

  1. Estimado Alberto.

    Me ha gustado bastante tu relato sobre las rutas naturales del parque de Monfragüe. Me gustaría poder hacerte más pregunta sobre este espacio natural tan desconocido. Por cierto me llamo Benjamín y soy de Sevilla

    ResponderEliminar