Hay veces que un exceso de espectación previa puede llevar a una apreciación menos asombrada de lo esperado. Es lo que me ha ocurrido, en parte, con esta película. Se trata de un film lleno de elementos que lo sitúan muy por encima de la media en cuanto a originalidad o ingenio respecto de lo que suele verse habitualmente en las salas de cine. Sin embargo, esa etiqueta ha llevado a "Los Mundos de Coraline" a algo parecido al tópico de "lo nunca visto", y a mí no me pareció para tanto. Sin embargo, en general puedo decir que disfruté mucho con la película.
Por un lado, está el aspecto técnico y artístico. Es una película visualmente preciosa, de principio a fin y en todo momento. Además, en general no es la típica espectacularidad abrumadora, sino que dominan los elementos sutiles y de equilibrio fotográfico general. Pero también hay escenas concretas realmente impresionantes. El 3D, por un lado no cansa, pero por otro parece relativamente poco aprovechado; no hay muchos detalles que asombren en cuanto a esa técnica. Y quizá lo que más me decepciona en este apartado es lo de la stop motion de la que tanto se habla. Muy pocos lo han dicho por ahí: sí, vale, la base son muñenos reales, pero está todo tan retocado digitalmente que casi ensombrece a la técnica original: pocas veces se aprecian como objetos reales. Es verdad que cuando eso sí ocurre me he quedado embelesado, como la escena inicial de la confección de la muñeca; pero he hechado en falta más autenticidad, y me ha sobrado algo de maquillaje infográfico (casi no he leído a nadie en las críticas de internet que lo reconozca, aun siendo tan evidente: un respeto a Ray Harryhausen, por favor, o incluso al propio Henry Selick, director de ésta "Coraline", que en "Pesadilla Antes de Navidad" le quedó mucho más artesanal siendo igual de difícil o incluso más). De todas formas, no niego que el agrado visual es constante, y en ocasiones incluso me he quedado con la boca abierta (cosa que en cualquier caso esperaba que me hubiese ocurrido más veces).
Luego está el ingenio de algunas de las ideas de la historia (aquí supongo que hay que reconocer la mayor parte del mérito a Neil Gaiman, autor de la novela homónima en que se basa el guión). Realmente, hay detalles francamente geniales: ¡Véase el perfil de la sombra que eclipsa a la luna, por ejemplo! La imaginación es otro elemento que hace de esta película algo muy disfrutable, con apariencia de original aunque la historia pueda parecer la enésima "Alicia en el País de las Maravillas". No lo olvidemos, ser original es cada vez más difícil, y por tanto incluso el simple hecho de aparentarlo ya tiene mérito.
Hay más aspectos loables: el sentido del humor, los momentos sombríos, el ritmo, la calidad de la narrativa, etc. Pero lo más importante para mí es que define muy bien lo que busco en este blog, y por tanto parte de mi personalidad. Todo lo dicho anteriormente, y en especial el argumento de la historia, es pura evasión. Es más, creo que la película habla de la filosofía del escapismo y sus posibles consecuencias negativas. Es otro punto de vista, quizá paradójico, y que ya mencioné de otra manera con Abre los Ojos. De hecho, buena parte del antepenúltimo párrafo de aquella entrada sobre la película de Amenábar podría aplicarse también a esta película: los sueños que acaban convirtiéndose en pesadilla. La vida ideal que luego no resulta precisamente ser tal. Bien podría ser una ejemplificación del famoso dicho: "La felicidad no consiste en tener lo que quieres, sino en querer lo que tienes" (tan sabio y al mismo tiempo cuestionable que llevo un tiempo pensando en dedicarle una entrada...). Tal vez habrá que seguir midiendo con cautela las dosis adecuadas de escapadas, no vaya a ser...
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