"Todos somos mucha gente, todos llevamos a muchos dentro, personas con los mismos recuerdos que nosotros que nos van ganando terreno y al final nos sustituyen. En eso consiste la madurez. En no reconocerse". (Los años extraordinarios, Rodrigo Cortés)
miércoles, 27 de enero de 2010
Plan 60: "Avatar" (cumplido).
Momento: El domingo pasado. Esta vez no pude reflejar el plan previamente (como era mi intención), porque el sábado por la noche me entró un virus en el ordenador.
Lugar: Una sala 3D. Creo que merece la pena, y de hecho es la opción más recomendable, habida cuenta de que el aspecto visual es la parte más valiosa de la película, en buena medida por el formato. Hay que reconocer que se ha alcanzado un nivel de calidad en el 3D, y una capacidad de adaptación del cine convencional al formato, que creo que hacen pensar que, en este aspecto, sí podríamos estar ante el verdadero comienzo de la etapa de la transición del 2D al 3D a un nivel quizá equiparable al paso del blanco y negro al color. Vale, es muy pronto para decirlo; aún el cine en B/N fue mayoritario muchos años después de surgir el color, y en cualquier caso nunca se ha dejado de hacer del todo (ahí está, por ejemplo, "La Cinta Blanca").
Resultado:
Alguna vez he mencionado lo gratificantes que me resultan ocasionalmente las escapadas fundamentalmente estéticas, las que no buscan trasfondo, las que no tienen mensaje, o lo tienen limitado, o teniéndolo pasa desapercibido. En la música, por ejemplo, rara vez me intereso por las letras; me basta con el ritmo, con las melodías y armonías, con el virtuosismo de los instrumentistas... ¡viva el rock progresivo...!; con eso ya logro viajar mentalmente. Y con la montaña pasa algo parecido: Se puede intentar explicar lo que se siente ahí arriba, pero sólo viviéndolo se puede entender, y desde luego no tiene por qué conllevar una moraleja, más allá de lo que pueda aportar personalmente a cada uno. Me gusta cómo suena la poesía; no me acaba de gustar el intentar desentrañar su significado.
Y ese es el espíritu con el que creo que hay que ir a ver "Avatar" para disfrutarla. No digo que no me guste el cine con mensaje profundo. Digo que ese es otro tipo de cine. "Avatar" es, fundamentalmente, entretenimiento y espectáculo. Y tampoco digo que no me gusten las escapadas con significado, con conlusiones (ya he mostrado aquí en otras ocasiones que sí). Digo que a veces también me gusta desconectar de las "comidas de tarro" y sentirme como un niño por un rato. Y vaya que si lo logré con la cinta de James Cameron... Como con "La Guerra de las Galaxias", por ejemplo: ese es el espíritu.
En realidad, tampoco hay mucho más que comentar al respecto de lo visual, pues todo está ya dicho: La calidad de las imágenes, el realismo del diseño digital, lo embelesante de la estética, lo impresionantes que son muchas de sus escenas, el atractivo ritmo, la entretenida acción, los momentos más épicos... Una experiencia visual de auténtico lujo. Un manjar para saciar el posible hambre de los ojos urbanos, receptores de tanto colesterol estético a diario; algo similar a lo que busco en parte cuando voy al campo: Pandora es el verdadero "lugar" de éste plan de escapada.
La historia es simple, sí, pero soportable, salvo por algún diálogo algo ridículo y algún personaje demasiado tópico. Por lo demás, es un punto de partida bueno para un argumento de aventuras razonablemente efectivo y en general bien narrado. Si de paso sirve para que quien sólo va al cine a ver efectos especiales comience a pensar un poco (a nivel básico), bien venido sea.
Casi todo lo demás que me gustaría expresar lo haré copiando mi propia crítica en Filmaffinity:
"Lo peor de Avatar es, con diferencia, la exagerada y grandilocuente campaña de publicidad que la promociona. No es publicidad al uso. No se trata simplemente de pasar mil veces el trailer por la tele, o de llenar las calles con montones de anuncios. Se trata de crear una corriente de opinión bien estudiada. De untar de dinero a miles de medios de comunicación en todo el mundo para que críticos supuestamente objetivos y sinceros hablen exageradamente bien del film, ensalzando valores que no tiene, y dando una idea equivocada de las pretensiones de la película.
La idea que nos han querido vender (y que a muchos parece haberles convencido) es que se trata, por un lado, de una historia trascendental. Por otro, que es una película que supone un antes y un después en la historia del cine, como hacía mucho que no se veía. Ya he visto, en dos medios totalmente distintos, el mismo reportaje comparando "Avatar" con "Lo que el viento se llevó"... ¿casualidad? Evidentemente, no: Todo está estudiado, y pagado por la productora de la película (incluídos los Globos de Oro y los Oscars, obviamente).
La realidad es mucho más austera, menos "glamourosa", por mucho que le pese a Cameron y a sus fans: "Avatar" es simplemente buen cine de entretenimiento con producción de primerísima categoría. Punto. Lo cual tampoco está nada mal, pero no es lo mismo.
Dicho lo cual, si uno va al cine sin esperar más que entretenerse e impresionarse con el aspecto visual, lo normal es que disfrute, y mucho, si le gusta el género. Por que, superado el engaño, por lo demás hay que decir que Avatar es un gran espectáculo en su género. Es una muy buena película, sabiendo medir sus intenciones. Incluso la simpleza de la hitoria no la convierte en pretenciosa como han criticado algunos; me parece que su superficialidad es intencionada, es una excusa para contar una historia de aventuras, y por lo tanto no pretende ser profunda. Pretenciosa es, en todo caso, la campaña publicitaria.
Yo me lo pasé en grande viéndola. Pero, insisto, desconectando de la idea sobrevalorada que nos han querido vender. Si quieres salir conmocionado o sentir una sacudida de conciencia o mensaje, te decepcionará. Esto no es cine sesudo, ni mucho menos.
Otra perla de alguno de los críticos: comparar su estética con los grandes artistas del barroco. ¿Se puede ser más exagerado? ¿Se pueden hacer comparaciones más insultantes al intelecto cultural y artístico? De verdad que es de chiste todo lo que se puede llegar a decir. Y, a la larga, todo eso perjudica a la opinión de la película, le resta credibilidad; Y es injusto, por que es una película que, en su correcta medida, en su verdadero estilo, creo que merece una muy buena opinión".
(Hasta aquí la crítica para Filmaffinity).
Es cierto, por otro lado, que la idea básica del argumento daba para mucho más, y resulta comprensible la decepción ante la oportunidad perdida para haber contado una historia mucho más potente, con más calado. Pero esa habría sido otra película; y "Avatar" es la que es, y no es justo que pierda mérito por la comparación con esa otra hipotética película; no es mejor ni peor, es distinta, con otra intención distinta. Además, esa otra película fue, en muchos aspectos, "La Selva Esmeralda" de John Boorman. Quien buscara algo más profundo en "Avatar" debería ver aquella (en la que por cierto es seguro que James Cameron se ha fijado para hacer ésta, entre otras). Incluso el crítico E. Rodríguez Marchante apunta la posibilidad de que haberse tomado más en serio la historia de "Avatar" podría haber sido una insensatez para el resultdo global de la película, y de paso sugiere la acertada idea de que es más un cuento que una historia de novela:
"Allí donde se juntan cine y alucine. (...) se sale ebrio de fantasía, pero entero, porque la película ha tenido la sensatez de mantener el fondo liviano del cuento, el 'érase una vez', dentro de un pellejo abrumadoramente perfecto. (...)"
Al menos éste no ensalza equívocamente la intención de la película...
Por último (esto ya está quedando muy largo), me alegro de comprobar que aún soy capaz, aunque sólo de vez en cuando, de disfrutar de las cosas libre de los prejuicios propios del paso de los años; me alegro de poder ir al cine a veces más como un niño que como si fuera un crítico de cine. Quizá en parte la felicidad consiste en actitudes así, al menos aplicándolas moderadamente.
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