Leí esto en el 20 minutos:
"Hace años, cuando eso de Internet sonaba a chino mandarín, resultaba comprensible que las listas de ventas las acaparasen los artistas de las grandes multinacionales. Al fin y al cabo para muchos apenas había otra opción. Cuando en el año 2000 conocí Napster, se abrió ante mis ojos un universo inabarcable de cultura musical al alcance de un clic. Entonces lo vi claro: aquello era el fin -o casi- del artista prefabricado, de los grupos convertidos en superventas a golpe de talonario, de la farsa mainstream que había imperado durante años. Cualquiera podría conocer, disfrutar y compartir música de calidad superando los circuitos tradicionales de promoción. Y por ende, hacer disparar su cota de popularidad masiva. Hoy, una década después, miro los artistas que arrasan en las listas de ventas y me pregunto qué falló en mi silogismo disyuntivo."
Del blog Entrada Gratuita de Dani Cabezas.
El artículo está curioso, y tiene un final muy irónico y acertado, pero en realidad la respuesta no es tan difícil: Aunque los medios cambien, los que tienen dinero para pagar la publicidad en los mismos son los de siempre. Y por otro lado la música fácil sigue siendo la más accesible si la educación sigue siendo la misma.
Otra entrada relacionada (ésta ya es mía):
"Madurez" musical
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