lunes, 18 de enero de 2010

Cumplido plan 59: The Whirlwind



No todo en la vida tiene por qué ser quejarse. Por ejemplo, hay que reconocer que es todo un privilegio poder contar con la entrega de cuatro musicazos como los que componen Transatlantic para poder disfrutar de tan buenos ratos de música. No contentos con el tiempo y esfuerzo que dedica cada uno de ellos a sus grupos principales (Dream Theater, Neal Morse, The Flower Kings y Marillion), extienden su talento y su pasión a este proyecto, tan exigente como aquellos. No se trata de una música precisamente fácil de hacer, por muy virtuosos que sean, no cuenta con un gran éxito en cuanto a ventas, y ni siquiera les queda el consuelo de tener -hoy en día- el halo de música respetada que tiene el jazz, pero gracias a su fe en ellos mismos, las minoritarias minorías de friquis que les seguimos colmamos nuestras espectativas musicales con creces. Lo dicho, como para quejarse.

Así pues, escuchar "The Whirldwind", álbum que sacan tras ocho años de sequía en cuanto a discos de estudio con material nuevo, es un regalo. Sale barato comprar el disco incluso en estos tiempos de la decadencia del formato físico.

Por lo tanto, la espectativa previa a la escucha era elevada. Y el disco cumplió con lo esperado y deseado. Y además prometió. Prometió un aumento del interés en posteriores escuchas. Creo que hay mucho detalle para apreciar en cada nueva audición.

"The Wirldwind" tiene la potente propuesta de ser un único tema o suite de 78 minutos. Aunque esté dividido en doce partes, no resultan ser canciones independientes; realmente se tiene la sensación de composición sólida, unitaria e indivisible. Bastante más incluso que en el "Scenes From a Memory" de Dream Theater, por ejemplo. Y lo cierto es que me ocurrió algo bastante sorprendente: el primer momento en el que me levanté para mirar en el equipo si ya iba por la mitad (esa era mi sensación), resulta que ya estaba en el corte número once (el pénúltimo): ¡se me hizo sorprendentemente corto! Algo parecido (en otro campo totalmente distinto) a lo que me pasaba en el cine con las películas de El Señor de los Anillos: una utilización tan intensa del ritmo y del tiempo que logra abstraer de la idea del paso del mismo.

No me parece tampoco -de momento- el mejor disco de rock progresivo que he escuchado últimamente (creo que el primero del grupo, por ejemplo, me gusta más), pero, aparte de que es susceptible de ganar -como he dicho- con la acumulación de escuchas, sí es de lo mejorcito. Es el disco que habría preferido que sacaran Dream Theater en lugar de "Black Clouds & Silver Linings", o el disco que llevan dos años sin sacar The Flower Kings. Me parece que no tiene desperdicio, y que posee dos o tres momentos en los que llegué a quedarme embelesado (a pesar de lo muy acostumbrado que empiezo a estar a esta música), como el final de ese mencionado tema 11, y cuyo título es la pregunta que uno se hace mientras escucha esas virguerías tan absolutamente alucinantes y al mismo tiempo llenas de atractivo y emoción: "Is it really happening?"

Ahora, a esperar pacientemente a ese maravilloso acontecimiento (para cuatro friquis), que es la posibilidad de verles tocando en directo... eso ya suena a lujo...

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